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Habían estado viajando hacia el oeste durante seis semanas y Festo nunca había mostrado hostilidad hacia un estado en lo que llevaban de trayecto. Ignoró Nueva Jersey. Pareció disfrutar su paso por Pensilvania, a pesar de la batalla que tuvieron con los Cíclopes de Pittsburgh. Toleró Ohio, incluso después del encuentro con Potina, la diosa romana de las bebidas de la infancia, que los persiguió en la forma de una jarra roja gigante con una cara sonriente. Sin embargo, por alguna razón, Festo decidió que no le gustaba Indiana. Aterrizó en la cúpula de la casa del estado de Indiana, batió sus alas metálicas, y sopló un cono de fuego que incineró la bandera estatal justo en el asta de la bandera.

—¡Vaya, amigo! —Leo tiró de las riendas del dragón—. Hemos hablado de esto, ¡No a los monumentos públicos!

Detrás de él en la espina dorsal del dragón, Calipso agarró las escamas de Festo para equilibrarse junto a Maggie que iba detrás de la ninfa. 

—¿Podríamos por favor bajar al suelo suavemente esta vez? —dijo la ex-hechicera, siendo secundada por la semidiosa, a pesar de que una casi siempre fuera volando en pegaso o que la otra controlaba a los espíritus de viento, Maggie y Calipso no eran unas fanáticas de volar en un dragón. 

Apolo iba en la parte trasera del dragón. Maggie se seguía burlando de él no por el lugar donde estaba sino, por el comportamiento infantil que daba cada vez que les tocaba volver a montar al dragón. Las garras de Festo buscaban un asidero en la cúpula de cobre verde, que era demasiado pequeña para un dragón de su tamaño. Leo miró hacia atrás, con la cara llena de hollín. 

—Apolo, ¿Sientes algo?

—¿Por qué es mi trabajo sentir cosas? Solo porque yo era el dios de profecía...

—Tú eres el que ha tenido visiones —le recordó Calipso—, dijiste que tu amiga Meg estaría aquí.

—¡Eso no significa que pueda localizar su ubicación con mi mente! ¡Zeus ha revocado mi acceso al GPS!

—¿GPS? —preguntó Calipso.

—Sistemas de posicionamiento divino.

—¡Eso no es así!

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora