LVI

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El emperador se veía joven, bastante guapo a la vista, aunque sus ojos estaban demasiado separados, sus oídos demasiado prominentes, su sonrisa demasiado delgada

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El emperador se veía joven, bastante guapo a la vista, aunque sus ojos estaban demasiado separados, sus oídos demasiado prominentes, su sonrisa demasiado delgada. Vestía con pantalones blancos, zapatos blancos de barco, una camisa azul y blanca, una chaqueta azul y un sombrero de capitán.

—Si bueno, parece que alguien se quedó muy atrás en el concepto de los marines —le dijo la semidiosa ignorando lo que había dicho.

—Incitatus, busca a Apolo y cuidado, debe de estar acompañado —le advirtió el emperador, el caballo que estaba en un costado del lugar comiendo avena asintió y se galopando—. Sus amigos no deben estar muy lejos, pero mientras los buscan podemos hablar nosotros.

—Dame mis espadas y mira que gran conversación tendremos —le dijo Meg.

—La hija de Nerón, tu padre sabe todos los problemas que nos estas causando, niña —le dijo el emperador quien rápido le quito la atención a la niña—. Pero has visto Medea, atrapamos a los amigos luchadores estrella de Apolo y sin esfuerzo.

La hechicera solo asintió con una sonrisa, mirando a los semidioses.

—Si llevas a la bruja loca. ¿Cómo no lo harías? —dijo sarcástica Maggie.

Jason permanecía callado al lado de la semidiosa. Medea borró su sonrisa fulminado a Maggie con la mirada.

—Bueno había que prevenir —Calígula se encogió en hombros y cambió su aire a un poco más serio.

Se levantó de su trono y se acercó a los semidioses revisando detalladamente sus expresiones, luego se volvió a Medea.

—Quiero hablar con la embajadora a solas.

Solo tuvo que decir eso para que dos ventis encerraran a Jason y a Meg. Los ventis los habían levantado varios metro del suelo, mientras ellos luchaban por salir y llegar nuevamente a Maggie. El pandos detrás de ella, apretó el agarre cuando Calígula tomó el rostro de la semidiosa y comenzó a estudiarlo.

—Tienes un cierto parecido a Julia —el emperador entrecerro los ojos—. Tus ojos, tienes la misma mirada.

Maggie soltó su rostro a como pudo de las manos del emperador.

—No me gusta que me comparen —le dijo neutra, tratando de visualizar el próximo movimiento que haría el contrario.

—Pero eso te ha traído suerte —le dirigió una sonrisa retorcida.

Maggie frunció el ceño.

— ¿Disculpa?

Sobre ellos Jason y Meg gritaban desesperados a Maggie pero no se podían escuchar.

—Por tu asombroso parecido con mi querida hermana, vengo a ofrecerte que luches de mi lado y disfrutes de lo que disfrutaría mi querida Julia.

La cara de Maggie podría haber sido digno de una foto para molestarse en el futuro, giró su vista a Medea, que estaba sorprendida.

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora