LXIV

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La semidiosa se encontraba mordiendo la uña de su pulgar con nerviosismo, llevaba su cámara colgada en su cuello mirando a las personas que estaban frente a ella.

Estaban ya en el gran día de la inauguración del hotel de su familia. Su padre estaba ya hablando por el micrófono a todos los presentes, en la primera fila de personas estaban sus personas conocidas y los inversores del adulto. Reyna le dirigía a una sonrisa para tratar de tranquilizarla, pero sabía que la mente de su novia en estos momentos solo estaba en el su hermano y su pareja no habían llegado.

— Una de las razones por las que decidí abrir este hotel, no es por el grandioso conjunto números que traerá a los accionistas y a mí propio bolsillo — género un coro de risas de los presentes. Matteo se giró a ver a su hija tomándola del hombro para atraerla hasta él y seguir hablando—. Mi pequeña, varios seguro que han visto sus obras con las fotos que estaban exhibidas en el lobby del hotel, pero ella es una de las razones por las que decidí hacer este hotel.

— Desde unos años Manhattan ha sido el hogar de mi pequeña, donde logró hacer a la mayor parte de sus amigos y el lugar donde descubrió más de quien era ella y sus raíces, aunque sus raíces están en Italia — agregó con diversión pasando la mirada en la Matriarca de los Capaldi—. El único problema de todo es que justo hice el hotel y me dice que se irá a Indianapolis a continuar sus estudios. Espero que visiten mucho el hotel y apuesten todo lo de sus bolsillos, porque ahora necesito hacer un hotel en Indianapolis, no puedo dejar a mi pequeña sola.

Los presentes rieron nuevamente en un coro.

— Sin más palabras para decir, tendré que utilizar a mi amigo Tristan McLean para convencer a mis inversores que me respondan el teléfono luego de esto — señaló a un hombre canoso sin borrar su sonrisa—. Mark te habló a ti, mira tenemos a una estrella del cine con nosotros, hablemos de números.

Piper que estaba al lado de su padre rió mientras que el hombre alzaba la cabeza con orgullo sin borrar su sonrisa.

La secretaria del padre de la semidiosa se acercó a ellos para tomar el micrófono y ofrecerles a ambos unas tijeras doradas de gran tamaño para que ambos. Los dos Capaldi pusieron su mejor sonrisa para acercarse al listón rojo que dividía la entrada del hotel al casino interno.

Cortaron al mismo tiempo el listón y escucharon los aplausos de los presentes. Los semidioses presentes hicieron un bullicio de celebración y los fotógrafos les tomaban varias fotos. Matteo tomó el micrófono nuevamente.

— Adelante disfruten del Hotel y Casino Capaldi — con un gesto ordenó que abrieran las puertas los trabajadores para que todos entrarán.

Los dos Capaldi se quedaron con una sonrisa mirando a todos entrar. Varios de sus conocidos paraban a su lado a felicitarlos por el logro.

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora