XXV

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Hazel les grito a los demás que se fueran y dejarán a Maggie y a Nico con ella en el comedor. Maggie parecía más despierta, había metido la caja debajo de su suéter y se había metido las faldas para prensarlo, sacó su arma multiformas ahora era un arco apuntando a la puerta lista para disparar a cualquier mono-enano raro que pareciera e intentará llevarse sus armas o su botín. Cuando dejaron de escuchar ruido en la cubierta subieron a revisar a los demás. Maggie reviso al Frank Gorila que se encontraba exhausto y durmiendo, Hazel estaba despegando a Piper del timón junto a Nico, mientras Maggie fue hasta una donde se escuchaba un golpeteo, temiendo que fuera uno de los enanos sacó su espada lista para atacar pero al abrir la puerta se encontró con Nala amarrada.

—¡Santa Tique! ¡Nala, mi dulce lobita! ¿Aquí estabas? —Maggie cortó rápido las ataduras de su loba que la siguió hasta donde el Entrenador gruñía—. Entrenador, quédese quieto.

Maggie bajo al entrenador del mástil, apenas le quito la mordaza, el sátiro gritó: —¡Muerte!

—Si... Usted no va a matar a nadie hasta que le quitemos esas gomas. ¿Ok? —le dijo Maggie.

Maggie quitaba una a una las gomas color rosa. Frank se había despertado como una pitón y había hecho que Maggie gritará a Nala que atacará del susto por lo que tuvo que transformarse rápido en un chico si quería evitar ser atacado por la loba. Piper y Hazel estaban ocupadas ordenando un poco las cosas en la cubierta. Cuando el entrenador hubo estado casi sin gomas, Maggie lo dejo libre gritando «¡Muerte!» por donde quisiera. Fue de vuelta al comedor a dejar su botín de apuestas escondido nuevamente mientras esperaban a Jason y a Leo. Pero cuando volvieron y les contaron a los demás su plan con los enanos y sin rechistar pusieron el Argo II rumbo a Venecia.

—Maggie has estado con el escudo de suerte desde ayer y sin descanso, podremos estar bien un rato sin ti. Ve a dormir, lo necesitas —le dijo Jason.

Maggie no espero muchas órdenes fue hasta el camarote que compartía con Piper, su cama estaba intacta, desde que habían salido de Roma no pasaba en su camarote a menos que fuera buscar ropa para cambiarse, pasaba durmiendo por cortos momentos o en el comedor, en la cubierta del barco o en la camilla de la enfermería, se cambió a su pijama y se acostó, Nala se abrió paso entre las cobijas de la cama de Maggie y se dejó abrazar por su dueña, cuando esta caía rápidamente dormida.

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora