XLVI

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—Miren eso —Leo llamo la atención de todos.

En la lejana pared protectora, mirando por encima de la línea de agua, estaba el arco de ladrillo de una alcantarilla principal, la entrada estaba bloqueada por barras de oro.

—¿Cuántas alcantarillas has visto con barras de oro en ella? —preguntó Leo.

—Una que nos lleva derecho al palacio del emperador —Maggie ahogo una carcajada feliz.

Apolo frunció el ceño frente a ella.

—Eso fue muy fácil.

—Oye —Meg lo llamó—. ¿Recuerdas lo que Percy nos dijo? "Nunca digas nada sobre cómo lo hicimos o "eso fue fácil." ¡Nos traerás mala suerte!

—Mi completa existencia es un augurio de mala suerte.

—Cállate —lo regaño Maggie, se giró a Meg y le hizo un gesto que la niña pareció entender a la perfección.

—Pedalea rápido —le ordeno directamente Meg.

Las piernas de Apolo comenzaron a moverse más rápido. Leo dirigió el leal barco pirata de plástico hacia la entrada de la alcantarilla. Estaban a diez pies de ella cuando la  ley de Percy Jackson hizo efecto. Pará su mala suerte rozó el agua en la forma de un arco reluciente de piel de serpiente. Apolo y Maggie soltaron un grito agudo, mientras Leo les gritó una completamente inútil advertencia.

—¡Cuidado!

El bote se inclinó hacia los lados. Más arcos de piel de serpiente aparecieron alrededor de ellos. Colinas ondulantes de color verde y café se extendían con aletas dorsales. Las cuchillas gemelas de Meg brillaron en toda la existencia. Maggie cargo su arco con una flecha. Las Margareth trataron de ponerse de pie, pero el bote de pedales se volcó, cubriéndolos de una helada y verde explosión de burbujas y golpes de piernas.

Lo bueno era que el canal no era profundo. Pronto salieron de nuevo a la superficie con el agua sobre sus espaldas en el caso de Apolo y Maggie que sus alturas les favorecían más. Cerca, de unos tres pies de diámetro un pedazo de piel de serpiente enroscaba el bote de pedal en el que estaban y lo apretaba. El casco implosionó, destrozando el plástico con un sonido como de brazas quemándose. Un pedazo golpeó la cara de Apolo. Leo se asomó a la superficie, su barbilla apenas se asomaba por el nivel del agua, caminó hasta el escalón de la alcantarilla, escalando sobre la piel de la serpiente, ese era su objetivo.

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora