XLIX

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Los tres iban cayendo en picada a través de la oscuridad, la cuerda desenrollándose mientras ellos rebotaban de roca en roca, aunque Apolo recibía la mayoría de los golpes por Maggie y Meg que estaban rodeadas de la aureola plateada. Supuso que debió de ser obra de Tique, ya que Maggie no estaba en todos sus sentidos para poder invocar la suerte en más de una persona. Apolo y Maggie iban gritando a medida que bajaban a toda velocidad.

La cuerda se tensó, Haciéndole a Apolo la maniobra de Heimlich con violencia. Meg y Maggie gruñeron con sorpresa y se soltaron de su agarre. Cayeron más profundo en la oscuridad. Un segundo después un golpe de ellas chocando en el agua helada hizo eco desde más abajo. Escucharon la risa de Apolo, desde donde lo dejaron colgando del vacío.

—¡Eso fue divertido! ¡Hazlo otra vez!

Segundos después Apolo cayó al río helado, dejando el ruido de salpicar por doquier. Maggie soltó varias carcajadas cuando el chico cayó. Lo vieron flotar río abajo. Los sorbos que había debido del Lete y Mnemosine no dejaban  a Maggie concentrarse en su totalidad, ni podía recordar bien su nombre y cada tanto cuando trataba de hablar de su boca solo salían palabras en italiano. La figura de dos mujeres se posicionaron frente a Maggie que se rio al ver la expresión de la primera.

—Eh, señora, ¿Por qué usa la cara tan larga? —preguntó entre risas, la segunda mujer la veía con preocupación y tristeza con su mirada.

La primera mujer, tenía una cara totalmente seria como si no le hiciera gracia la posición en la que estaba y como le había hablado Maggie, su vestido cambiaba constantemente de colores, por lo que Maggie se quedaba embobada viéndola obligándose de vez en cuando a ver a la otra mujer, sostenía una cornucopia y su vestido se mantenía de un verde oscuro con detalles marítimos dorados.

—Maggie, debes mantener tu mente concentrada —la mujer de la Cornucopia de agachó junto a ella—. Recuerda quien eres y que estas aquí para ayudar al irresponsable de Apolo.

—¿Yo ayudar? —soltó una risa viendo los ojos de la mujer frente a ella, dejo la risa al momento de reconocerla—. ¿Mamá? —se fijo en la otra mujer a la que reconoció como Hera—. ¿Hera? Un momento, ¿estoy en el Olimpo?

𝐅𝐎𝐑𝐓𝐔𝐍𝐀 𝐆𝐑𝐈𝐄𝐆𝐀 ━━━ Reyna Ramirez-ArellanoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora