〰 🍀 ꒱ 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗨𝗡𝗔 𝗚𝗥𝗜𝗘𝗚𝗔
﹙ 𝒊 ﹚𝙋𝘼𝙐𝙎𝘼𝘿𝘼
┈─ 𝐃onde un amor que ni los dioses pudieron imaginar, crece y rompe hasta con las palabras de la diosa del amor.
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Mientras volvían a recoger sus cosas y Phoebe terminaba desarmar la tienda, Maggie hizo que estiraba y antes de echar a correr cuesta arriba a través de la nieve junto a Thalia, por un pequeño sendero en la ladera de la montaña. El entrenador Hedge daba brincos como una cabra montesa feliz, animándolos a seguir
—¡Vamos, Valdez! ¡Aprieta el paso! Cantemos: «Yo tengo una chica en Kalamazoo...».
—Nada de cantar —soltó Thalia. De modo que corrieron en silencio.
—¿Cómo lo llevas? —le preguntó bajo Maggie.
—Es genial, saber que mi hermano está vivo después de tanto tiempo —Thalia mostraba que se lo había tomado con mucha calma, pero Maggie solo la miró con una ceja alzada antes de que la muchacha soltará todo el aire que estaba guardando.
—Luego podremos hablarlo, no necesitas guardártelo Thalia —se detuvieron, hablando de algo en susurros antes de que Leo chocará contra ambas y estuvo a punto de hacer que los tres se despeñaran por la ladera de la montaña. Afortunadamente, ambas cazadoras eran rápidas y se equilibraron, y a continuación señaló con el dedo.
—Esa roca es muy grande —dijo Leo con voz ahogada.
Estaban cerca de la cima de Pikes Peak. Debajo de ellos, el mundo estaba cubierto de nubes. Se había hecho de noche, pero brillaba la luna llena y las estrellas eran increíbles. Extendiéndose hacia el norte y el sur, los picos de otras montañas sobresalían de las nubes como islas... o dientes. Sin embargo, el verdadero espectáculo estaba encima de ellos. Elevándose en el cielo a casi medio kilómetro de distancia, había una enorme isla flotante de reluciente piedra púrpura. En los lados tenía precipicios escarpados plagados de cuevas, y de vez en cuando salía una ráfaga de aire que sonaba como un órgano de tubos. En lo alto de la roca, unos muros de latón rodeaban una especie de fortaleza. Lo único que conectaba Pikes Peak con la isla flotante era un estrecho puente que brillaba a la luz de la luna. Cuando el viento cambió de dirección, el puente empezó a ondular: se volvió borroso y se estrechó, y en algunos puntos incluso se rompió en una línea de puntos como la estela de vapor de un avión.
