〰 🍀 ꒱ 𝗙𝗢𝗥𝗧𝗨𝗡𝗔 𝗚𝗥𝗜𝗘𝗚𝗔
﹙ 𝒊 ﹚𝙋𝘼𝙐𝙎𝘼𝘿𝘼
┈─ 𝐃onde un amor que ni los dioses pudieron imaginar, crece y rompe hasta con las palabras de la diosa del amor.
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Maggie estaba sentada en silencio junto a la estatua de Atenea y con Nala acostada en sus piernas, delineando los detalles del arco de Celyn la cazadora a la que había visto morir con su amiga Phoebe. Se había quedado haciendo guardia mientras los demás recorrían los pasillos del Mercado de Buford. Aurum y Argentum jugaban en el bosque con uno de los balones de balonmano del entrenador. Desde que las amazonas los habían reparado, los perros metálicos habían estado juguetones y llenos de energía, a diferencia de su dueña. Reyna estaba sentada con las piernas cruzadas en la entrada de la tienda de campaña mirando el obelisco conmemorativo. Ambas desde que salieron de San Juan hacía dos días habían pasado pensativa. Maggie de luto por sus amigas caídas por Orión y Reyna ni siquiera había querido hablarlo con nadie, pero ambas chicas se habían estado dando el apoyo que necesitaban sin tener que expresarse en palabras. No se habían encontrado con ningún monstruo, cosa que inquietaba a la mayoría.
No habían tenido más noticias de las cazadoras ni de las amazonas. No sabían qué había sido de Hylla ni de Thalia ni del gigante Orión. Nico a pesar de que no le gustaban las cazadoras de Artemisa. Sabía que su hermana estaba mal por ver a sus compañeras morir sin poder ayudarlas. Trató de levantar su ánimo con bromas en privado pero ninguna funcionó. Incluso cada vez que él trataba de hablar con Reyna del incidente de la calle San José, ella lo rechazaba. Quería ayudar a ambas, pero, considerando que su propia estrategia consistía en lidiar con sus problemas solo y despreciar a cualquiera que intentara acercarse a él, no podía criticar a su hermana y a su amiga por hacer lo mismo. Maggie y Reyna alzaron la vista cuando ellos se acercaron.
—Ya lo he averiguado.
—¿En qué lugar histórico estamos? —preguntó Hedge—. Bien, porque me estaba volviendo loco.
—La batalla de Waxhaws —dijo ella.
—Ah, claro... —Hedge asintió sabiamente—. Fue un combate sangriento.
—¿Estás segura?
—En 1780 —dijo Maggie entrando en la conversación.
—La revolución de las Trece Colonias. La mayoría de los líderes de las colonias eran semidioses griegos. Los generales británicos eran semidioses romanos —dijo Reyna.
