Me desperté de golpe sin entender mucho. Me moví un poco y casi aterrizo en el piso, en ese momento me di cuenta de que estaba en el sillón.
Levanté la vista y lo vi. Estaba sentado en la mesa, muy cerca de donde yo estaba, mirándome serio y muy fijo.
Alcé las cejas. Hizo algo raro con su boca y, luego de agarrarse la cabeza con las dos manos, preguntó:
- ¿Qué hago acá?
Suspiré mientras me sentaba en el sillón. La celebridad malhumorada estaba de vuelta. Enseguida negó con su cabeza, como si su pregunta hubiese sido estúpida. De hecho, lo era.
-No me digas nada, me emborraché, te llamé y fuiste a buscarme – adivinó y yo asentí aun adormilada -. Gracias. ¿Dónde está mi camioneta? – cuestionó casi reprochándome.
Claro, lo único que le importaba era su Range Rover
-No sé, Jorge, si no sabes tú, ¿Por qué voy a saberlo yo?
-Porque fuiste la que me buscó – habló rápido, estaba incómodo.
Yo estaba demasiado relajada como para empezar a incomodarme.
-Volvimos caminando del lugar. Me dijiste que Michael te había llevado ahí, ¿no lo recuerdas?
Es que, ¿ya estaba borracho cuándo fue a ese bar? Chasqueó en el aire con sus dedos como si se hubiese acordado en ese instante
-Necesito mi camioneta. Quiero viajar a Argentina de inmediato. Esta tarde, si es posible. ¿puedes preparar tus cosas?
¿Qu...é?
Acaba de despertarme cómo para que me tirara semejante baldazo de agua. Se levantó rápidamente con su celular en la mano.
-Vamos, resiste – le pidió. Supuse que no tenía batería-. ¡Cristina! – gritó victorioso cuándo le respondieron la llamada.
-Jorge, ¿puedes al menos consultarme? – dije apenas me di cuenta de que, si no me despertaba de golpe, iba a terminar en otro continente en cuestión de segundos.
-Te pregunté toda la semana cuándo querías viajar, ¿preferirías viajar mañana?
Asentí con la cabeza, haciéndole una mueca obvia.
- ¿Puedes encargarte del Jet, por favor? Cuando llegue a casa te explico. Lo quiero para mañana, a primera hora.
Wow. La vida de la súper estrella. Levantar un teléfono para pedir un avión privado... normal.
-Esto es... ¿común? – le pregunté totalmente sorprendida, poniéndome de pie.
Acostumbrarse a su mundo era... complicado.
- ¿Qué cosa? – dijo natural.
Me di cuenta en ese instante. Sí, era común para él.
-Fernanda – dije pensando en voz alta. Él camino hacia donde estaba y me hizo una seña con su mano sin entenderme -. Mi amiga, Fernanda, viene de México en días. Iba a quedarse acá, conmigo – expliqué desesperada.
-Puede venir con nosotros – dijo, sin darle mucha importancia
Él y su ejército de mujeres que lo seguían a todos lados. Aunque... tener a Fer conmigo todo el tiempo no era mala idea. Y menos cuándo estás rodeada de gente con... este tipo de vida.
- ¿Puedes cambiarte? – me preguntó aun con su mirada en su celular. Al parecer, estaba haciendo algo importante. Me eché un vistazo: estaba cambiada. Un poco. - Necesito que vayamos a casa para... aclarar algunas cosas.

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Fake
RandomAmbos luchaban por lo mismo. Los diferenciaba una cosa: Él tenía el mundo a sus pies. Ella luchaba por tener el mundo a sus pies. Adaptación Créditos a la autora original.