Capítulo 49

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-Así que, ¿son novios? Quiero decir, novios en serio – indago mientras terminaba su café.

La miré confundida. Sí, ¿o no? No.

-No sé, solo sé que ahora estamos juntos en serio. No sé que rotulo se le da a eso.

En realidad, no estaba esperando que Jorge me preguntara si quería ser su novia, no pretendía algo tan formal y cursi viniendo de él. Pero, entonces, ¿tenía que asumir que éramos novios, sin que él me lo pidiera y yo aceptara? Aceptaría cualquier cosa con él, de todas formas.

-Bien. Están juntos en serio y ¿van a estar con otras personas?

¿Qué? Su pregunta me hizo reír.

-De ninguna manera.

-Entonces son novios, Danna – finalizó la idea.

El hecho de imaginarme a Jorge con otra me había puesto nerviosa.

-Como sea, voy a llegar tarde.

Me levanté de la mesa después de revolverme en mi asiento. Fernanda me miró divertida desde el suyo. No habíamos halado suficiente sobre el tema todavía, pero me había encargado de dejarle en claro que ahora íbamos en serio. Sobre todo, para callar esos comentarios despectivos que, no sé por que motivo, tenía para con él cada vez que estaban juntos. En el almuerzo de ayer había sido increíblemente incómodo, aunque estaba tan inmersa en mi nube después del "Estoy loco por ti" que no me había preocupado tanto el tema hasta esta mañana.

Salí del edificio y las ansias del primer día se acumularon en mí. No podía creer que iba a comenzar a trabajar en una revista de modas. Todo lo que alguna vez pude soñar. En incluso, ¡tenía una oficina en el edificio! ¡Trabajaría solo dos o tres días a la semana y me habían dado una oficina!

Por suerte no estaba lejos del departamento y el sol rajaba la tierra. Llegué caminando luego de unos diez minutos. Apenas pasé la puerta principal, Mikel doblaba por el pasillo. Le sonreí y apresuro el paso para llegar a donde estaba y meterse en el ascensor conmigo.

-Feliz primer día – dijo sonriente mientras dejaba un beso en mi mejilla

Le agradecí con una sonrisa. Por la poca atención que le había prestado cuando me mostró la oficina el día anterior, lo único que sabía era que Mikel era el encargado del área. No me sorprendería, estos lugares y este tipo de empresas siempre tenían gente joven y alegre al mando, no funcionaría de otra forma. Así que, básicamente, Mikel era mi jefe. O algo así.

- ¿Estas ansiosa? – asentí desenfrenadamente, lo que él le causo gracia.

El ascensor llegó a destino y me di cuenta que no había metido un bocado en la conversación. Espere que comenzara a caminar hacia lo que ahora era mi oficina, me daba pudor hacerlo por mí voluntad. Me indico un par de cosas cuando estuve adentro y se marchó para dejarme sola.

Bien, una reseña de la nueva colección de H&M me parecía bien para el primer día.

Me concentré en ello. Realmente

no podía pedir algo mejor.

Los minutos pasaron rápidamente. Cuando corrí la vista de la computadora vi la pantalla de mi celular encendida.

Lo tomé. Tenía dos llamadas perdidas de Jorge. Rápidamente. Lo llamé.

-Hey, linda – saludó suave del otro lado.

Sonreí solo al notar como su voz se relajaba justo al instante en que atendía.

-Hola, perdón, estaba concentrada.

Rio ante mi excusa.

-No pasa nada, ¿Cuándo te liberan?

-Mmm, no sé, ¿supongo que al medio día?

Era todo tan light que hasta ni horarios tenía. De hecho, creo que podía manejarme con libertad en el lugar. Pero era bastante vergonzosa como para comenzar a tomarme atrevimientos desde el comienzo.

- ¿Podemos almorzar juntos? – preguntó expectante.

Una sonrisa se me escapo al escucharlo pedir permiso.

-Sí, podemos.

-Bien, paso a buscarte en un rato entonces – dijo antes de cortar.

Miré la hora. "En un rato", sí diablos, se me había pasado casi toda la mañana.

Me apresuré para terminar la reseña y la imprimí para tenerla lista cuando mi turno terminara. Aunque no sabía cuándo eso era.

Permanecí unos minutos sentada, sola, observando la oficina aun sin poder creerlo. El ruido en la puerta me hizo distraer.

- ¿Sí? – pregunté desde mi silla, llena de pudor.

Mikel se asomó, y le sonreí desde mi lugar. Abrió la puerta con cuidado y volvió a cerrarla antes de caminar hasta el escritorio.

- ¿Cómo va eso?

Se metió las manos en los bolsillos y señalo la computadora con su cabeza.

-Bien, ya lo terminé -conté extendiéndole las hojas.

Observé su cara de sorpresa. Ni siquiera me había tomado un minuto para observarlo. Era rubio y sus ojos se mezclaban entre el verde y el gris. Su piel era blanca como una hoja. Su estilo era formal pero casual.

Pestañee volviendo a mí.

Le dio una rápida lectura al ensayo y asintió con la cabeza al terminar.

- ¿Qué opinas? – pregunté llena de nervios

-Opino que deberías salir conmigo – dijo decidido

Me quedé sin aire por unos segundos. Me puse de pie, el hecho de hablar con la sentada me hacía sentir inferior. Estiré mi espalda mientras pensaba en que decirle.

-No creo que sea posible.

Sí, para mí había sido una buena respuesta. Ni muy cortante ni muy agradable. Probablemente Jorge me pegaría una patada en el trasero si me escuchara en estos momentos.

-Oh, ¿así que supongo que estas con alguien?

"Algo así Mikel"

-Sí – dije en un tono tan afirmativo que hasta me sorprendí.

-Entonces vas a decirme que tu novio es Jorge López.

Pensé, por un momento, en que por que estaba hablándome de esa forma. Era como si me desafiara, ¿Por no aceptar salir con él? ¿es que no se supone que las revistas ya conocen nuestra relación?

-Sí – repetí decidida.

Una sonrisa irónica apareció en su cara.

- ¿No esperas que me crea que están juntos en serio, ¿no? – indagó y el piso tembló.

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