Capítulo 64

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Too Good To Say Goodbye – Bruno Mars

Me tensé cuando escuché la puerta principal cerrarse de un golpe. Agustín me había guiado a la habitación de Jorge como si yo hubiese perdido la memoria. Me acostó con suma delicadeza y, después de preguntarme unas treinta veces sí quería o necesitaba algo, me dejó sola.

La piel se me erizó cuando sentí sus pisotones bruscos en la escalera. Pocos segundos después, abrió la puerta de par en par. Me observó a lo lejos quieto, para cerrarla a sus espaldas, ahora más delicadamente.

Lo miré: tan atento y cariñoso. Tuve que morderme el labio por dentro para no largarme a llorar justo ahí. Todo era más difícil después de escucharlo discutir de esa manera. Seguramente seguía alterado.

- ¿Cuándo despertaste? – preguntó, llegando a la cama.

Se sentó en esta para tomarme las manos.

-Y-yo... hace un rato, sí

Tragué con fuerza. No me aguanté las ganas de correrle el cabello de la cara. Estaba traspirado.

-Perdón si te desperté, no quise hacerlo – dijo y yo negué con la cabeza rápidamente. Ahora su rostro estaba relajado -. Bueno, sí quería hacerlo, dormiste por horas.

Su sonrisa apareció en su rostro y todo a mí alrededor se tranquilizó. Ladee la cabeza para observarlo mejor, mientras él me miraba con ternura.

-Dios, casi me muero cuando te vi así – dijo transformándose otra vez. Se paso la mano por la cara, totalmente desesperado. Terminó rascándose la nuca con fuerza -. ¿Te sientes bien?

-Físicamente...no, y bueno, emocionalmente tampoco – titubee ante su atenta mirada -. Lo que quiero decir es que no, no estoy bien – admití

Se estiró solo un poco hacia adelante para besar mi frente. Depositó sus labios sobre mí piel con tanta suavidad que temblé. Cerré los ojos y suspiré con fuerza cuando sentí sus brazos alrededor de mí.

No me lo hagas más difícil.

Tomó mi rostro entre sus grandes manos para obligarme a mirarlo.

-Se que te dije que la próxima vez que lo vería lo mataría. Y ahora estoy arrepintiéndome de no haberlo hecho.

-Me alegro que no lo hayas matado.

Acarició la parte donde mi oreja y mi cuello se unían. Cerré los ojos ante la caricia. Suspiré cuando los abrí. Tome sus manos para despegarme de él, mientras me corría una vez más un poco más lejos.

-Tienes los nudillos infectados – chillé cuanto toque sus manos y el calor me inundo.

Aun tenía rastro de sangre.

Jorge levantó una ceja e hizo una mueca. Parecía como si no me habría escuchado y estaba atento a otra cosa.

-Si sigues así, vas a caerte de la cama.

Touche.

Estaba atento a como yo retrocedía cada vez que él avanzaba. Tragué saliva antes de comenzar a hablar. Todavía estaba un poco aturdida y no quería darle muchas vueltas. No a él.

He cometido errores, debí haberte tratado mejor. Te deje ir, ahí va mi felices para siempre. Dime ¿Por qué no podemos intentarlo e iniciar nuevamente? Así no puede terminar nuestra historia

-Yo... te escuché hablando con Cristina.

Se quedó quito. Asintió levemente con su cabeza mientras se escondía su sorpresa. Él siempre se encargaba de ocultarme ese tipo de cosas para que no pasaran por mi cabeza la infinidad de cosas que estaban pasando en ese momento. Pero hoy no había podido.

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