Me desperté pensando en la rutina. Subir al gimnasio a entrenar, tomar un baño, chequear la pagina de chismentos para ver qué era lo que había hecho mi novio en las últimas horas, preparar la comida, esperar algún e-mail que me proporcione un trabajo.
Comencé tomando el celular y abriendo la página. Ahí estaba la súper estrella tan sonriente como siempre, asomándose por la ventanilla de su Range Rover mientras hacia su pedido en una ventanilla de algún local de comida rápida. Agustín estaba sentado en el asiento del acompañante. Sonreí al verlo antes de entrar a la galería para ver el resto de fotos.
Michael iba en el asiento trasero acompañado por una chica. Arquee la ceja, ¿Michael estaba con alguien?
Pensé por un momento lo extraña que me sentía al respecto.
La rara sensación desapareció y la bronca inundo mi cuerpo cuando me di cuenta de quien era la chica.
Ana.
¿Por qué estaba pasando tiempo con ellos? ¿Por qué Jorge seguía mostrándole al mundo que se veía, se hablaba con su ex novia? ¿Por qué me sentía tan molesta al respecto?
Dejé el celular en la mesa de luz y me vestí rápidamente para subir al gimnasio y entrenar. Practiqué algunas sentadillas imaginando el rostro de Ana bajo mis pies. Deformarla parecía ser una buena forma de asegurarme que Jorge no se fijara más en ella.
"Ella no es tú", repetía sus palabras en mi cabeza, mientras me miraba al espejo sudando como una loca. Claro que no, ella pasa su tiempo con él y sus amigos desayunando por ahí mientras yo me encierro a transpirar como si no hubiese mañana.
Al cabo de una hora mis piernas ya temblaban. Decidí volver al departamento para tomar una ducha, relajar mi cuerpo y calmar la ira que me recorría de arriba abajo.
- ¿Por qué tienes esa cara de pocos amigos? – pregunto Fernanda cuando aparecí en la cocina.
La observé. Ojeaba la revista en dónde yo aparecía en paños menores, mientras sostenía un vaso en el aire.
-Estoy cansada - mentí
Siempre era bueno hablar con una amiga, pero teniendo en cuenta de que Fernanda prácticamente no entendía mi relación con Jorge, me pareció mejor evitar el tema.
-Sí, como no – dijo irónica mientras revoleaba los ojos. Cerro la revista, terminó el líquido de su vaso y bajó de un salto de su banqueta -. Después vamos a hablar, ahora se me hace tarde para la sesión de masajes.
Abrí los ojos divertida.
-Qué bueno, amiga, que al fin puedes relajarte – dije irónica, ¿Quién necesitaba una sesión de masajes cuando estaba de vacaciones?
La vi desaparecer con una sonrisa en el rostro. Me senté en la mesada con el celular entre las manos. ¿Quién debía dar el brazo a torcer ahora?
Teniendo en cuenta de que no había vuelto a ver a Jorge desde el episodio de celos con revoleada de revista y gritos incluidos, y que ahora se paseaba feliz con su ex novia, claramente la que iba a bajar el orgullo no iba a ser yo.
-Danna – grito Fernanda desde la puerta -. Hay un famoso buscándote.
Escuche la puerta cerrarse y me paralice.
¿Qué hacía acá?
Me baje rápidamente de la silla y camine hasta el living.
Lo vi de pie al lado de la puerta, con un pantalón ajustado, un polo negro y sus tan amadas zapatillas. Tan increíblemente sencillo y lindo.
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Fake
RastgeleAmbos luchaban por lo mismo. Los diferenciaba una cosa: Él tenía el mundo a sus pies. Ella luchaba por tener el mundo a sus pies. Adaptación Créditos a la autora original.