Capítulo 44 (Él)

548 39 11
                                        

- ¿Por qué me sigues todo el tiempo? ¿no tienes otros amigos? – le pregunté apenas me di vuelta y su cuerpo choco contra el mío.

Caminaba tan pegado a mí que casi pisaba mis talones. Estaba siguiéndome por toda la casa.

-Sí, pero tú eres mi amigo favorito. ¿quieres que te acompañe? – indago. Poniendo sus brazos en su cintura.

Caminé a través de la habitación y el continúo mirando cada uno de mis movimientos, como si fuese mi mamá.

- ¿Quieres venir? ¿En serio? – pregunté sorprendido.

¿A quién le gustaría ir a un evento de una revista de modas? A nadie. Y esta furioso con Cristina, como de costumbre, por comprometerme con esta mierda. No quería más eventos estúpidos. Quería concentrarme en el estudio de grabación.

-No, pero podría acompañarte un rato – explico sincero.

Se lo agradecí por dentro. Todo sería más agradable con Agustín ahí.

-Apúrate – le pedí mientras calzaba mi pantalón -. Tenemos que estar allá en 15 minutos, Cristina me pateara el trasero si llegamos tarde.

-Como siempre – agrego

Rápidamente comenzó a buscar su atuendo en el armario, justo enfrente del mío.

- ¿Tienes jeans negros o azules?

-Acabo de ponerme unos negros – respondí y volteé a mirarlo

Teníamos dos maneras de vestir: jeans azules o negros, camisa rayadas o cuadrilles. Me resulto gracioso que me preguntara para que no vayamos igual vestidos.

- ¿Vas a ponerte camisa a rayas o a cuadros? – retruque divertido

-A cuadros – contestó

Tomé la rayada de mi armario. Abrí los botones para ponérmela. Me senté en la cama para colocarme las medias y los zapatos. A los pocos segundos, sentí el peso del cuerpo de mi amigo del otro lado.

-Y, ¿Qué se supone que tienes que hacer?

-Nada. Sacarme un par de fotos en la entrada y permanecer dentro por dos horas.

-Al menos hay alcohol caro – se encogió de hombros.

Como si eso justificara todo lo anterior.

Unos minutos después, ya estábamos bañados en perfume e increíblemente formales, ¡hasta con zapatos! En la camioneta.

- ¿Por qué no invitaste a Danna? con esa preciosura al lado no puedes aburrirte nunca. Encontraría una manera de divertirla, eso dalo por hecho – exclamo cuando frené en el semáforo.

Tomé aire profundamente. Inhala, exhala. Sentí la sangre acumulándose en mis venas.

-Cristina me avisó hoy en la tarde. Ella iba a matarme si le avisaba que tenía un evento con menos de tres de horas de anticipación – explique y él asintió mirando a la ventana. Giré mi cabeza y puse mis ojos sobre él. Cuando sintió mi mirada, giró para verme -. Y por favor, ten en cuenta que mi novia de quien estás hablando – le aclare

Y no fue de una forma divertida.

-Bueno. ¿si sabes que no es tu novia en realidad, ¿no? – bromeó en un tono que no me hizo ninguna gracia, ¿Por qué todos se ponían de acuerdo para ponerme de mal humor? -. Relate, hermano, estoy bromeando.

Lo que digas.

-Demonios, mírate, ¿Qué fue lo que te pasó? – me pregunto casi sin poder creerlo.

Es que a veces ni yo lo creía.

Tres meses atrás era un completo desastre. Cristina siempre le agradecía a Dios que todavía no haya dejado algún hijo por ahí. Y es que cuando pienso en mí, en mi antiguo yo, me detesto. Solo. Aturdido. Sin saber que hacer. Con un estúpido al lado que no deja de controlar cada uno de mis movimientos.

Y, después de todo mi vida, no había cambiado mucho. El estúpido al lado continuaba. Mi vida seguía siendo un caos. Estaba aturdido aún. Pero ahora estaba ella. Ella fue lo que pasó.

-Te diría lo que me pasó, pero ya la conoces – dije sin pensarlo.

-Solo escúchate – negó con su cabeza anonado -. Estar con alguien es lindo. Eso dicen. ¿Es lindo para ti, hermano?

Lo escuche decir y ya estaba volviéndose nostálgico. Agradecí que nadie, más que los dos, pudiese escucharnos. Y, aprovechando eso, respondí:

-Bastante y jodidamente lindo.

- ¿Podrías dejar de alcoholizarte por al menos cinco minutos? – me pidió Cristina casi desesperado, aunque sin levantar la voz.

Giraba su cabeza de un lado al otro, procurando que la gente no me mirara.

Miré el vaso y lo vacié en mi boca, esperando que tomara eso como un claro no. Me observó con un gesto de asquerosidad.

- ¿Podrías cerrar la boca por el resto de tu vida? – rogué

Por favor. Piedad

Revoleo los ojos y me dio la espalda.

Concentré mi mirada en el piso y mis oídos en la música de fondo. El nuevo tema de One Direction sonaba y el locutor anunciaba que eran número uno en el país. Como no.

Hice un esfuerzo para escuchar y entender la letra, todo era mejor antes que hablar con Cristina.

"And if you like midnight driving with the Windows down, and if you like going places we can't even pronounce..."

Al instante me imagine conduciendo con los vidrios bajos. Danna a mi lado, asomándose por la ventana y el viento rosando su cara. Lo quería. Ahora.

Giré para dejar el vaso sobre la barra. ¿Era el quinto? O ¿El sexto?

Cuando estaba por levantar la mano para llamar otra vez al barman, Agustín me tomó por los hombros e hizo que girara mi cuerpo.

-En serio, deja de beber.

Aguafiestas.

- ¿Qué otra cosa pretendes que haga?

¿Hablar con modelos o entrevistadoras sobre la nueva colección de Forever 21? ¿Sentarme a ver como redactaban una reseña sobre el desfile de Pink?

Mi amigo aflojó sus brazos y los dejo caer dándose por vencido

-Apestas – me dijo

Me miró de tal forma y sentí, en un momento, que hasta le daba lastima.

- ¿Qué tienes ganas de hacer? – me pregunto como mi mamá cuando era pequeño y me aburría.

-Conducir con los vidrios bajos. Y Danna a mí lado.

La canción me había inspirado. Y el alcohol también. Pero es que me imagine una cosa tan simple con ella y todo parecía maravilloso.

- ¿Te crees capaz de conducir? – indago

Asentí. Si mi mamá me viese en ese momento, probablemente me pegaría una patada en el trasero. Sí se que no puedo hacerlo, simplemente no lo hago. Pero ahora podía.

-Ponte el cinturón. Si estas mareado solo para en una banquina – me indicó mientras miraba de reojo a Cristina -. Búscala y cuídese, yo me encargo de Cristina – apretó su mano en mi hombro y asentí.

Eso me recordó porque él también era mi amigo favorito.

FakeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora