Capítulo 18

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-Estuve hablando con personas de la agencia que viven en Argentina para que se encarguen de mantenerte al tanto de todo. Por lo pronto, tienes una sesión de fotos en un par de días.

-Genial – susurré.

Entendía el esfuerzo que había hecho Abraham para motivarme con todo esto del viaje, pero no podía prestarle mucha atención cuando una carpeta muy pintoresca descansaba sobre el escritorio.

-Oh – exclamó, siguiendo mi mirada. Agarró la carpeta entre sus manos para sacar de ella ese maldito papel -. Veo que no aguantas más – dijo divertido.

"Oh sí, no veo la hora firmarlo", pensé irónica.

Lo dejó sobre el escritorio mientras agarraba una lapicera. Rápidamente tomé las hojas y llegué a la última donde ya estaba la impecable firma de Jorge. Sonreí melancólica recordando que en un momento, había pensado que al menos se iba a acercar para que los firmemos juntos. Tomé la lapicera sin dudas y Abraham agarro mi muñeca.

-¿No vas a leerlo? – preguntó sorprendido

-No me interesa lo que diga – dije rápidamente mientras estampaba mi firma en él.

Asintió con su cabeza. Cuando se lo devolví, lo volvió a poner dentro de la carpeta.

-Cristina me comentó que Jorge se encargó de redactar él mismo una cláusula para aclarar que puedes terminar con esto cuando se te dé la gana.

Que bien, muy gentil de su parte. ¿de qué me servía ahora que se quisiera hacer el que se preocupaba por mí si ayer me había echado a patadas de su casa?

Asentí solo para que dejara de hablar y me puse de pie para salir de ese lugar. Era ya de noche así que me subí al primer taxi que pasó para llegar rápido a casa.

Después de haber cenado y tomado un baño que había logrado calmar mi mal humor, estaban muy relajada en el sofá tomando un café mientras miraba un capítulo de Pretty Little Liars. Como era de esperarse, alguien tenía que interrumpir mi momento de tranquilidad.

Mi celular no dejaba de vibrar sobre la mesa de la cocina. Tiré mi cabeza para atrás mientras rogaba que se detenga. Eso hizo. Sonreí triunfante.

Pocos segundos pasaron cuando empezó a vibrar una vez más. Maldije en voz alta mientras me paraba y caminaba hasta la cocina. De pasada miré la hora en el reloj de la pared: 2:40 AM. Arqueé una ceja intrigada mientras atendía la llamada de un número desconocido.

-Me importa una mierda ese estúpido contrato – se escuchó del otro lado del teléfono

Sólo me tomó unos segundos darme cuenta de cómo me estiraba las "r". Completamente borracho.

Revoleé los ojos, ¿Por qué a me llama a mí?

- ¿Con quién estas? – me limite a preguntar, ignorando sus palabras.

-Solo, como siempre – se rio apenado

"Jorge López, solo, bebiendo en público como si no hubiese un mañana". No, no era un buen titular. No quería imaginarme el grito que iba a darle Cristina si esas noticias se publicaban.

Nunca había tarado menos en tomar una decisión:

- ¿Dónde estás, Jorge? – pregunte lento, como si estuviese hablándole a un niño.

-Mmh, no lo sé – dijo después de pensar y titubear por unos segundos. Se escuchó un ruido. Arqueé las cejas intrigada -. Fox's Loun...ge. Sí, Lounge. Fox's Lounge. Eso dice la servilleta – carcajeo como loco.

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