Capitulo XXI

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—Esto se está yendo al carajo —chilló Sharpey con rabia.

Aún no se podía sacar de la cabeza la escena entre Nick y Mara. Por primera vez estaba sintiendo que ya no podía manejar a Nick, que él tal vez ya no la quería como antes.

Le hubiera importado un carajo, pero no ahora, cuando más necesitaba tener a Nicolás bajo sus redes.

—¡Cálmate por el amor de dios! —dijo León en un intento de consolarla, pero solo ganó una mala mirada de la chica.

—Como mierda quieres que me calme León, acabo de ver a Nicolás casi besando a la hija del oficial Keller —volvió a gritar.

—¿Cuál es el problema? —la peli rosa lo miró, no entendía cómo podía estar tan tranquilo después de lo que le había contado.

—¿Es en serio León?

—Es que no entiendo ¿Esta escena es por el plan o por él? —preguntó el chico, sintiendo celos por la forma en la que Sharpey había reaccionado.

Para él es frustrante tener que saber que su chica besa los labios de otro hombre, o se mete en su cama. Odia el solo hecho de imaginar las manos de Nicolás en el cuerpo que solo él tendría que tocar. Al principio no se le hacía tan difícil, solo se alimentaba de las ganas de ser líder. Ahora era diferente, se había enamorado de esa chica que estaba dispuesta a arrasar con todo a su paso para que las cosas salieran a su modo.

—¿De qué mierda hablas? —en este punto Sharpey había perdido toda su bendita paciencia.

León ya harto de la situación se puso de pie de muy mala gana y la apuntó con un dedo  —Creo que estás celosa —arqueó las cejas —Si, estás celosa porque ese puto estaba a punto de besar la boquita de esa chirusa —río como si fuera algo divertido.

Sharpey no podía creer lo que le estaba diciendo, León, su León estaba desconfiando de ella ¿Cómo era eso posible? ¿Acaso hoy era uno de esos días en donde los machos se revelan?

Quiso gritarle que era un idiota y que sólo decía estupideces, pero eso solo hubiera empeorado las cosas y la peli rosa lo sabía, así que optó por acercarse a él y tomarle el rostro con sus delicadas manos. Buscó la mirada perdida de ese chico y no habló hasta que la encontró.

—Te amo León —su tono fue cálido y dulce, lo suficiente como para que León caiga de nuevo en sus rede s—Y por mi ese estúpido puede salir con cuánta gata barata se le regalé, pero que sea justo con Mara Keller nos pone en una mala posición— suspiró— si le llega a contar de la pulsera a Nick pondrá sus ojos en mí y eso sí es peligroso.

—No, no deberías —dijo León ya más calmado —Ella no confiaría en él, aparte aún está con lo de la muerte de Trevor.

—De acuerdo — suspiró Sharpey queriendo convencerse a sí misma de que León decía la verdad.

Mientras tanto en casa de los Stuart, Clarie se encontraba acostada en su cama con la vista fija en el techo. Las imágenes de la noche con Charlie no dejaban de aparecer en su mente como una lluvia de verano,  imparable.

Clarie había estado con Charlie y aunque no fue su primera vez, se sentía como si lo fuera. No era nada comparado con John, en absoluto. No entendía qué era lo que hacía a ese chico tan diferente e incomparable con su ex, teniendo en cuenta que al principio si estaba enamorada de ese tipo.

El pelinegro le hacía sentir cosas que no entendía y eso era lo que más le gustaba de él.

Su celular comenzó a sonar en la mesa de noche y se apresuró a contestar pensando que era Charlie.

—Clarie tienes que venir a casa ahora mismo— la voz alterada de Mara hizo que la chica saltara de la cama.

—Tienes que venir por favor, estoy sola mi padre está de guardia —sollozó.

Clarie no lo dudó ni un segundo. Se cambió lo más rápido que pudo y corrió por las escaleras, pero antes de que pudiera salir la voz de su hermano la detuvo.

—¿A dónde crees que vas? —Nick la miró con las cejas arqueadas.

—Algo le pasó a Mara— dijo tan alterada que su hermano se preocupó

—¿Qué le pasó?

—No lo sé, pero no se escuchaba para nada bien—Clarie pasó las manos por su cabello en un intento de conservar la calma.

Para su sorpresa Nicolás tomó su chaqueta, las llaves de su coche y antes de que pudiera decir algo la agarró de la mano y salieron disparados por la puerta.

La chica no hizo preguntas, estaba demasiado preocupada por su amiga como para preguntarle a su hermano por qué tanto interés por saber lo qué le había pasado.

Cuando llegaron a la casa de los Keller pudieron ver a una Mara sentada en la entrada, abrazándose a sí misma. La castaña corrió hacia ella y la abrazó. El corazón se le estrujó al notar como su cuerpo temblaba de miedo.

—¿Qué fue lo que pasó? —interrogó Clarie.

Mara observó por encima del hombro de su amiga y pudo ver a Nick parado con las manos en sus bolsillos.

Entraron a la habitación de la rubia y pudieron notar el vidrio de la ventana rota, sobre su cama yacía una piedra con una nota que decía "La próxima irá a tu frente"

—Me estaba bañando cuando escuché el vidrio romperse— la rubia limpió las lágrimas con su puño, estaba asustada, de eso no había dudas.

—¿Quién pudo hacer algo así? —preguntó Clarie sin entender quién podría tener algo en contra de esa chica tan buena.

Nicolas tomó la nota y su expresión cambió por completo. —Yo se... — dijo arrastrando las palabras. Ambas chicas lo miraron —Clarie quédate con ella esta noche.

—¿A dónde vas? —su hermana lo agarró por el brazo en un intento de detenerlo.

Nicolás giró un poco para mirar a Mara, y sintió odio al verla en ese estado, como una opresión dentro del pecho. Él sabía quién había sido y se iba a encargar de que no volviera a pasar, no iba a permitir que le hicieran daño a esa chica, él la iba a proteger tanto como a su hermana.

—Me voy a encargar de este asunto —mostró el papel en su mano y antes de que su hermana siguiera haciendo preguntas se marchó.

Falling In Your LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora