Capitulo XXXII

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El rostro de Mara era todo un poema, al ver a su amiga ahí parada mirándolos con cara de sorpresa. Por un momento pensó que se iba a enfadar, pero no tardó en esbozar una amplia sonrisa.

—Llegamos en mal momento. —le dijo al chico moreno a su lado, a su novio.

Nicolás a un lado de Mara se pasaba las manos por la nuca, se había puesto nervioso.

—Si, llegaron en mal momento. —dijo Nick riendo para romper el hielo.

—Clarie creo que deberíamos dejarlos solos. —dijo esta vez Charlie.

—No, por favor quédense. — insistió Mara.

—Total ya nos cortaron el chorro. — bromeó el chico de ojos verdes.

Los cuatro rieron como si fuera algo divertido.

— ¿Pedimos pizza? —Clarie se veía contenta.

Era extraño ver a esos dos chicos que hace semanas atrás eran rivales a muerte, juntos en una misma habitació, riendo y haciendo broms como en los viejos tiempos. Clarie se sentía orgullosa de su hermano y de su novio porque que habían logrado dejar de lado sus diferencias, olvidaron el pasado solo por ella y eso la hacía sentir especial.

Todos coincidieron en pedir pizza, así que esa iba a ser la cena ese día, una comida ideal para una juntada así, tan inesperada.

Mara y Clarie se separaron un poco de los chicos quienes estaban platicando por primera vez en tantos años sin querer sacarse la cabeza, era irónico pensar que se sentían cómodos.

Clarie aprovechó el momento para hablar con Mara, quería saber que pasaba entre su hermano y ella.

—No me vas a decir que mi hermano se estaba haciendo el tonto otra vez ¿no? Porque los vi bien. —bromeó la castaña. — ¿Qué sucede entre ustedes?

—Está bien, creo que me gusta tu hermano. —admitió la rubia.

—No me digas. —rodó los ojos. —Me imagine que no se estaban metiendo la lengua en la garganta porque sí.

Mara río por el comentario de su amiga —creo que se está convirtiendo en un nuevo chico, jamás pensé que me iba a enamorar de él antes, no era mi tipo, pero ahora me trata de una manera tan dulce que no lo puedo alejar —confesó.

—Te prometo que voy a hablar con él para averiguar qué es lo que siente. — dijo la castaña.

— ¡Oigan chicas! Llegaron las pizzas. — gritó Charlie para que las chicas se sentaran a comer.

— ¿Te das cuenta cómo se llevan estos dos? —dijo Clarie antes de acercarse a ellos, señalando con la mirada a ese par —Eso parecía tan imposible cuando llegué a este pueblo.

—Tienes razón. —Mara tocó su mentón.

Ambas se acercaron y se sentaron junto a sus chicos.

— ¿Me extrañaste? — le preguntó la castaña a su novio. Lo abrazó y tomó una porción de pizza.

—Claro. —mintió Charlie, quien había estado muy entretenido hablando con Nicolás.

—Aléjate de mi hermana. —bromeó Nick al verlos tan juntos. Aunque no le molestaba en absoluto —No se hagan los novios frente a mi

Ambos rieron.

La armonía de esa casa en esos momentos era única. Hace años que esas paredes no veían un momento tan especial en el que los rivales rompieran la maldición y se reencontraran, era algo completamente impensado, pero gracias a la fuerza del amor fue posible.

Nicolás miraba a Mara como si fuera la mujer más linda del mundo, cada vez que sus miradas se encontraban destilaban el deseo que ambos sentían.

Mara también sentía esa conexión de miradas, pero no podía dejar de sentirse culpable por Trevor, si él estuviera vivo tal vez seguiría con él, su gran primer amor. Eso no quita que le gustaba Nicolas, pero para estar con él necesitaba tiempo.

En cuanto a Clarie y Charlie se amaban y sentían que no podían vivir sin él otro. Se necesitaban como el aire para respirar, su amor era vital.

—Es lindo ver a mi hermana así de feliz. —confesó el chico de ojos verdes con una sonrisa en los labios.

Ambos habían subido a la terraza a fumar un cigarrillo dejando a las chicas en el living.

—Si, estoy en deuda contigo por haberla traído de vuelta a Saranac Lake. —sonrió el pelinegro.

—Si por mí fuera nunca hubiera venido, pero es una cabeza dura, —río —No lo pude evitar —sonrió —pero si, agradezco su testarudez.

—Yo igual, vino a cambiarnos la vida para bien, estábamos peleando por algo que no tenía sentido. Nuestros padres cometieron los errores y me di cuenta demasiado tarde. —confesó Charlie con su mirada oscura posada en los ojos de Nick, para que sepa que hablaba con honestidad.

—Nunca te pude decir lo mucho que lamento lo que le pasó a tu padre. —suspiró el castaño. —No puedo entender como papá fue capaz de algo así. —confesó dándole una calada al cigarrillo.

Charlie se quedó callado, ese comentario realmente movió algo dentro suyo, había esperado esas palabras durante años, aunque por suerte fue en ese momento, de haber sido antes lo hubiera tomado como una burla —gracias Nick —contestó finalmente.

Luego de un rato de silencio Nicolás agregó: — ¿Cuándo nos convertimos en esta mierda Charlie? — tenía la mirada perdida, como si estuviera hundido en sus recuerdos.

—No lo sé, la verdad que no lo sé. — dijo el pelinegro tirando el filtro del cigarrillo que había terminado de fumar.

Mientras esos dos muchachos tenían esa charla donde trataban de comprenderse a sí mismos, Mara y Clarie se preguntaban quién de los dos iba a caer primero del balcón.

Puede que su hermano este mejor, pero temía que uno de sus ataques de locura lo sacará de sí y arrastrará nuevamente a ese Nicolás oscuro de nuevo a la realidad.

—Clarie por Dios ven aquí, deja de estar de chusma. —reprendió Mara agarrándola del brazo y arrastrándola de nuevo al sofá.

—Yo solo no quiero que mi hermano mate a Charlie, ni viceversa. —suspiró la castaña. —No quiero quedarme viuda antes de cumplir un mes de noviazgo.

—No seas tonta, sólo están teniendo una conversación de líderes machos. — bromeó la chica rubia, pero a su amiga no le causó nada de gracia.

Seguía caminando de un lado a otro por la habitación, nerviosa por lo que sea que esté pasando ahí arriba.

El primero en bajar las escaleras fue Nick, quien fue directo a sentarse junto a Mara.

— ¿Dónde está Charlie? — preguntó un poco asustada al no verlo

—Está en el baño loca de mierda. — contestó Nick de mala manera. —Fue a mear como una persona normal. —Quédate tranquila que no lo tiré por el balcón si eso es lo que estás pensando.

Clarie rodó los ojos y se dejó caer en el sofá, se cruzó de brazos y le saco la lengua a su hermano que la miraba con un gesto divertido.

Ahora sí se sentían como cuando tenían cinco años. 

Falling In Your LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora