Capítulo III

41 11 0
                                    

Charlie planeaba su primer paso, ¿Qué tan cruel puedo llegar a ser? Se preguntó mientras caminaba por los pasillos de la escuela. A lo lejos visualizo a la chica que había tratado de localizar desde temprano. La miró con cautela, tenía buena figura... recordó que a los 10 años era una flacucha. Ahora tenía cintura y buen trasero.

El avanzó a paso decidido, casi sin pensar. A medida que se acercaba podía sentir ese olor, olor a Jazmín. Por una serie de segundos ese perfume le nublo la mente, sus pensamientos se descontrolaron.

No, no era lo planeado en absoluto pero lo que pasó fue el pie que daría paso al encuentro más inesperado.

Los ojos verdes de Clarie lo miraron con reproche, pero al ver ese rostro su mirada se ablandó. Dejó de respirar, como si lo que veía era la perfección en vida.

—Lo siento —la voz fría de Charlie hizo que la chica recupere su postura. Y él, sus ojos se oscurecieron de tal manera que podrías llegar a perderte en esa oscuridad.

No estaba en sus planes disculparse, ni siquiera le importaba, esa chica era la hija del hombre que mató a su padre. Pero para que su retorcido plan funcionara eso era justo lo que necesitaba.

—Está bien —las palabras de Clarie salieron como una melodía, pero para los oídos de Charlie era una tortura.

Entonces, así como así el chico de mirada oscura se fue, dejando a Clarie totalmente fascinada, tal y como él lo esperaba.

¿Cómo explicarle a esa adolescente que él es un hombre malo? Si su mirada fría, oscura y siniestra no es suficiente para alejarla.

Clarie sintió que esos ojos negros penetraron todas las barreras. Todas y cada una de esas barreras que el idiota de John le hizo levantar. Se sintió asustada al darse cuenta que después de tanto tiempo estaba dudando de sí misma. ¿No entendía cómo es que algo tan simple como una mirada pudo mover todas y cada una de sus hormonas?

—Lo que seas que estés pensando... olvídalo —Carter llegó justo a tiempo para sacarla de ese agujero de idioteces en el que se estaba enterrando.

— ¿A qué te refieres? —el papel de tonta no encajaba en absoluto con Clarie, era una mujer transparente para los ojos indicados, o más bien para quienes conocían su secreto.

—Tu hermano te mataría —sonrió —bueno a ti no, pero a Charlie... a él lo degollaría- los ojos de Clar se abrieron de par en par.

—No sé de qué hablas Carter —sí, sabía de lo que hablaba, sólo quiso intentar zafar, como si fuera posible. Carter lo sabía.

—No tienes que fingir conmigo, sé que eres la hermana de Nick —se encogió de hombros y comenzó a caminar dejando una chica perpleja a sus espaldas.

Clarie lo enfrentó - ¿Y tú cómo sabes eso?

—Solo lo sé, pero tranquila tu secreto está a salvo conmigo —el moreno le guiñó un ojo y comenzó a alejarse. Pero esa no era exactamente la explicación que Clarie esperaba.

¿Cómo es que se había enterado? Bueno. ¿Recuerdan esa persona que fue a visitar a Charlie a su remolque? Esa misma persona fue quien le pasó el dato a Carter... alguien que quería que Clarie Stuart este en el ojo de la tormenta. Sólo habían pasado tres días y ya estaban al tanto de la identidad la chica los enemigos más potenciales de Nicolás: Charlie y Carter. Ese era un riesgo del que ni Clarie, ni Nick estaban enterados, y solo era el comienzo del huracán que se desataría en Saranac Lake.

Carter terminó confesando la razón por la cual Nick lo había golpeado hasta casi matarlo: Samanta había hecho una fiesta en su mansión a la que Carter fue junto a sus amigos del equipo de Básquet. Era una noche calurosa así que la piscina estaba habilitada para quien la desee. Por otro lado, Nick, Sharpey, JP y varios miembros de los búfalos quienes también habían sido invitados, merodeaban el lugar. Era una noche descontrolada típicas, de las que Samanta solía organizar una vez al mes, donde la droga y el alcohol iban y venían entre adolescentes irresponsables.

Falling In Your LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora