Saranac Lake, un pueblo infestado por la violencia de dos pandillas enfrentadas a muerte y una chica dispuesta a cambiarlo todo. Tú, ¿De qué lado estás?
Albert Stuart mantenía su postura firme, desafiante, mientras en sus ojos se podía ver la profunda oscuridad que tenían el verde de su iris.
Avanzó a paso feroz ignorando por completo a su padre, que aún en silla de ruedas hacia un enorme esfuerzo por retenerlo. Edwin Stuart no había sido el mejor de los padres, pero de ninguna manera iba a permitir que su hijo arruine la vida que acababa de comenzar.
Pero pese a sus esfuerzos no logro detenerlo y para cuando tuvo uso de razón, Albert ya se encontraba de pie en la entrada de la vieja casa rodante de Dominic Draco. En su mano izquierda empuñaba el revólver que le había comprado a Jonás días atrás. Le temblaba el pulso cuando logró apuntar a la cabeza del tipo que le había arruinado la vida.
Justo en la mira estaba su mejor amigo, ese tipo que lo acusó de asesinato, quien plantó el arma homicida en su casa y gracias a eso ahora encabezaba la lista de los más buscados.
Dominic le habló, le suplicó —No lo hagas Al, no lo arruines de esa forma— estaba aterrado, se le notaba en la cara, en la voz. —Piensa en Charlie, eres como un tío para él, no hagas que te odie —siguió repitiendo, pero para Albert solo eran palabras huecas.
Empuñó el arma con más fuerza, rabia e impotencia — ¿Acaso tú pensaste en Nicolás cuando decidiste inculparme para salvar tu asqueroso culo? Maldito hijo de perra —gritó con odio a ese hombre al cual alguna vez le llamo hermano.
Cualquiera quien hubiese tenido la oportunidad de ver esa escena en tercera persona estaría total y completamente confundido ¿Cómo es que dos chicos que se conocen desde que tienen uso de razón, quienes han pasado juntos cada momento importante de su vida terminan enfrentándose entre sí, a tal punto que uno de ellos está a punto de soltar un tiro que definiría el resto de sus vidas? Pues es tan claro como el agua, cuando vives rodeado de gente mala y no te esfuerzas por ser alguien mejor, terminas convirtiéndote en uno de ellos. Eso fue exactamente lo que esa noche fría en Saranac Lake definió el destino de esos dos hombres que alguna vez fueron uno solo.
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