Clarie sentada en su cama observaba con atención a su nueva amiga, quien desde que habían entrado en su habitación se encontraba haciendo garabatos en su cuaderno en un intento de ignorar lo que había pasado hace rato.
La discusión en la planta baja había terminado hace unos minutos, fue algo intenso e incómodo. Sharpey se había puesto como una loca al ver a Mara y su novio en esa situación. Si no fuera porque Nick la detuvo hubiera agarrado de los pelos a la chica rubia.
Mara se sentía culpable por ese escándalo y si no fuera por su amiga ya se hubiera ido corriendo de la casa.
— ¿Qué estaba pasando entre tú y mi hermano antes de que llegáramos? —interrogó la castaña.
La rubia apartó su libreta y se concentró en su respuesta. Aunque ni ella misma sabía que había pasado ahí abajo.
—Tu hermano se estaba comportando como un idiota, nada más —suspiro.
—Claro... —dijo la chica castaña totalmente disconforme con esa respuesta. — ¿Por eso parecía que estaban por besarse?
—¿Que? ¡No! —chilló —Él solo se estaba haciendo el galán. Además, no me olvido que es uno de los sospechosos de la muerte de Trevor.
—Está bien, está bien —Clarie alzó sus brazos con resignación. —Igual no fui la única que se dio cuenta —agregó después de unos segundos — ¿Viste cómo se puso Sharpey? —río como si fuera algo divertido.
—Si, y agradezco que no me haya arrancado los pelos uno por uno —Mara arrugó la nariz.
Por un lado, agradecía que la peli rosa no se haya ido de manos ya que si ese hubiera sido el caso no habría dudado ni un segundo en devolverle el favor, y por el otro se preguntaba qué hubiera pasado si esas dos chicas no hubieran entrado por la puerta a tiempo.
El solo hecho de imaginar un beso con Nicolás hacía que el estómago se le estrujara. Se sentía mal por Trevor, porque sentía que de alguna manera le había fallado con tan solo dejar que ese tipo se le acercara de esa manera tan peligrosa.
Pero eso no quitaba sus sospechas, Nicolás seguía siendo un posible asesino hasta que se demuestre lo contrario.
—Vamos a lo importante —habló Clarie arrastrando a la rubia a la realidad. — ¿Qué pudiste averiguar de la nota del tal Leopoldo?
—No mucho. Pude obtener algunas huellas, pero nada que esté en la base de datos de mi padre —Mara alzó las cejas —Solo te puedo decir que ese tipo es todo un poeta.
—Yo creo que Sharpey está teniendo una aventura —suspiró —No le escribes algo así a alguien solo porque sí.
—No lo sé, ella parece tan enamorada de tu hermano —arrugó la frente.
Clarie estaba por hablar, pero su teléfono sonó así que se apresuró a ver el texto que Charlie le había mandado.
Los últimos días se habían visto poco pero siempre aprovechando los momentos juntos ya sean cortos o largos.
No se trataba de una relación de novios, ni de amantes a escondidas, mucho menos de una aventura. Sólo disfrutaban de sus compañías, las charlas y las risas. Clarie se había convertido en la sonrisa de Charlie, y el en el escape de la realidad de Clarie.
Se querían, pero no sé tenían, no podían porque sabían que si jugaban con el fuego se iban a quemar. Quedaron en verse a la noche, el único momento en el que JP no estaba encima de la chica. Sólo debía esperar a media noche a que pensaran que ella dormía y así no la descubrirían.
Clarie se escabulló en la oscuridad como un ninja, logrando escabullirse sin levantar sospechas. Charlie la esperaba en una esquina, en su motocicleta. Ansioso de ver a esa chica que lo traía loco, esa mujer que había logrado liberar su cabeza de todo mal, al menos hasta ahora.
—Hola linda —beso su mejilla.
—Hola guapo —sonrió la castaña. Cuando estaba con él sentía algo parecido a la felicidad.
Emprendieron viaje sin rumbo, tal y como a Charlie le gustaba. Sólo se detuvieron hasta llegar a un claro apartado del pueblo, un lugar donde Charlie venía a menudo a pasar el rato con la sola intención de despejar su mente.
—¿Esta es la parte donde me matas? —preguntó la chica observando el descampado en medio de la nada.
—Si te hubiera querido matar ya lo hubiera hecho —bromeó, pero sólo logró ganarse una mala mirada por parte de su acompañante. —Mira eso —Charlie señaló un banco en medio del lugar.
Clarie se quedó boquiabierta, no podía creer lo que sus ojos veían. Era el lugar perfecto, donde las estrellas parecían millones de monedas de plata esparcidas en el cielo. En ese punto todo era perfecto, desde el clima hasta el silencio.
—Esto es hermoso Charlie —manifestó la chica aún fascinada.
El no dijo nada solo la tomó de la mano y la llevó a ese banco de mármol donde se sentaron uno al lado del otro. Ahí se quedaron un buen rato en silencio, para nada incómodos.
Charlie pasó uno de sus brazos por encima de los hombros de Clarie y se apegó más a ella. Podía sentir su respiración, como temblaba bajo su brazo y eso le gustaba. Le gustaba sentir cómo se ponía cuando lo tenía cerca, al mirarlo. Sabía lo que deseaba poder besarlo, tocarlo, sentir el rose de su piel.
Charlie se había cansado de imaginar cómo se sentiría besar esos labios carnosos, qué gusto tendrían. Ya no quería fingir, ni preocuparse por el caos que eso podría causar. Quería mandar todo a la mierda y hacer lo que se le viniera en gana sin importar las consecuencias. Y sabía que ella también quería que así fuera. Estando en ese lugar, solos, apartados del mundo no hacía falta que se escondieran.
Charlie puso su mano libre en el mentón de la chica y giró su rostro hacia el suyo logrando que queden a solo sentimientos de distancia. Inspeccionó con atención ese par de labios que deseaba con todas sus fuerzas y antes de que pudiera pensar cualquier cosa la besó...
Clarie tardó un poco en responder, se vio sorprendida ante la acción de ese par de ojos oscuros. Pero al caer en la cuenta de lo que estaba pasando no dudó ni un segundo en corresponderle.
El beso fue lento y apasionado, nada comparado con el que se habían dado en el remolque de del joven. Cualquiera que los hubiera visto creerían que son dos personas que se han extrañado por mucho tiempo. Y si tal vez se habían extrañado, ya que desde esa cena donde ambos se dijeron las cosas cara a cara habían pasado poco tiempo juntos.
—Me vuelves loco Clarie y te deseo —confesó Charlie con la voz agitada.
Clarie no dijo nada solo lo atrajo más a ella y siguió ese beso lento que pronto se convirtió en uno eufórico y lleno de tentación.
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Falling In Your Lies
Misterio / SuspensoSaranac Lake, un pueblo infestado por la violencia de dos pandillas enfrentadas a muerte y una chica dispuesta a cambiarlo todo. Tú, ¿De qué lado estás?