Mara acompañó a Kevin a su casa, después de despedirse emprendió viaje a la suya. Seguía impactada por todo lo que habían logrado en la investigación.
Sharpey tenía una aventura con León. Se sentía mal por Nick, pero sabía que ella no era quien tenía que contarle, no era capaz ya que sabía lo mucho que él amaba a esa chica.
Ya empezaba a oscurecer y las calles comenzaban a vaciarse. Hacía frío tanto que Mara tuvo que abrazarse a sí misma para conservar el calor.
Faltaban unas cuadras para llegar a su destino, cuando dos tipos se pararon frente a ella, ambos con capuchas cubriéndole la cara.
—Quieta perra —dijo uno de los malvivientes.
Mara retrocedió un poco con las piernas temblorosas. —Quieta te dije —comentó el otro delincuente agarrándola de los pelos.
—Por favor —sollozo Mara. —No me hagan nada, llévense todo.
En ese punto sentía que todo su mundo alrededor se detenía. Estaba muerta de miedo por esos dos tipos que la estaban tratando de esa forma tan agresiva. Nunca había pasado algo así y ni siquiera sabía cómo reaccionar. Sólo lloraba como si su vida dependiera de ello, ni siquiera era capaz de gritar.
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—No queremos nada, solo venimos a darte un aviso —comentó uno con una voz gangosa.
—Deja la investigación, no te metas en asuntos que no son tuyos o la próxima va a ser mucho peor —amenazó. Dicho esto, el más alto de ellos le dio una piña en el ojo que la dejó tendida en el suelo.
Avanzaron para patearla, pero entonces uno de ellos cayó al suelo agarrándose la nariz. Nicolás apareció de la nada y con todo el odio del mundo comenzó a golpear a esos dos hasta noquearlos. Al ver a Mara tendida en el suelo corrió hacia ella y la cargó en sus brazos, la chica no reaccionaba.
Cuando la puerta de la casa Keller se abrió, Erick se asustó al ver a su hija en brazos de la última persona en el mundo que se hubiera imaginado. Pensó que aquel pandillero sucio le había hecho algo a su querida hija, solo lo dejó pasar para que deje a su hija en el sillón y lo esposó.
—Mientras usted me esposa aquí, los dos tipos que le hicieron esto a su hija se escapan —dijo un enojado Nicolás.
—Se que fuiste tú, no hay otra persona que quiera dañar a mi hija —dijo el oficial enfadado. Su pasado con Nick no era el mejor, siempre habían tenido disputas y en la última ocasión el chico pandillero lo había amenazado.
Nicolás solo rodó los ojos, no se iba a poner a discutir con Keller, no ahora que estaba demasiado preocupado por Mara.
—Creo que la voy a llevar al hospital —comentó el hombre que estaba bastante preocupado porque su hija no despertaba.
— ¿Papá? —la voz débil de Mara hizo que su padre corriera hacia ella.
—Hija ¿Qué fue lo que te paso? —Keller la ayudó a sentarse.
La chica dudó un poco, pero se acordaba a la perfección lo que había pasado. Y al ver a Nicolás esposado tuvo la necesidad de defenderlo, así como él había hecho con ella.
—Unos mal vivientes me atacaron, Nicolás Stuart me salvó —comentó mientras miraba al chico que estaba esposado frente a ella.
Keller pasó la mirada de su hija al pandillero esposado en su living. Le costaba pensar que Nicolás haya salvado a su hija, pero la palabra de su niña era suficiente para creerle y estaba agradecido con aquel chico.
— ¿Que querían? —preguntó esta vez Nicolás. Quien estaba muy preocupado por la rubia, no se merecía que nadie le hiciera eso y estaba muy seguro de que la persona que le mandó a esos malvivientes era Sharpey, la nota que le había enviado era la prueba.
—Me dijeron que deje la investigación —Mara tocó su ojo dolorido.
— ¿Qué investigación? —preguntó su padre confundido.
—Estuve investigando por mi cuenta la muerte de Trevor —confesó la chica.
— ¿Cómo vas hacer una cosa así Mara? —dijo esta vez enojado — ¿Qué más me has estado ocultando?
La rubia le dio una mirada a Nicolás que con un asentimiento de cabeza le dio a entender que lo mejor iba hacer que le contara a su padre.
—Trevor y yo salíamos papá solo quería saber qué fue lo que le pasó. Y Encontramos una pulsera en la escena del crimen —suspiro no quería entrar en detalles frente Nick, pero le contaría todo a su padre cuando estén más tranquilos.
— ¿Que tú y Trevor qué? —chillo —Por el amor de dios Mara, eso que hiciste se llama obstrucción de la justicia —Keller se paró frente a ella y con el ensamble serio hablo —Tienes suerte de que sea tu padre, sino ya estarías presa.
Nicolás se sorprendió ante la confesión de la chica, él no tenía idea de que ellos dos tenían una relación. Después de diez minutos de sermón Mara sentía que le iba a explotar la cabeza.
Por otro lado, Nicolás quien aún seguía esposado se estaba aburriendo. —No quiero interrumpir su disputa familiar, pero me puede sacar las esposas, siento que me está cortando la circulación de la sangre —el oficial lo miró apenado.
—Lo siento Nick y te agradezco de todo corazón que hayas salvado a mi hija —confesó el hombre con sinceridad.
—No hay porque —dijo mirando por encima de su hombro a la rubia y otra vez volvió a sentir odio al ver el moretón en su ojo.
Él había dicho que la protegería como lo hacía con su hermana y había fallado. No iba a permitir que eso volviera a pasar. Cuando la chica se fue a dormir el oficial aprovechó la ocasión para pedirle a Nicolás algo que en su vida se le cruzó por la cabeza.
—Nick, me gustaría que cuides a mi hija, te pago si es necesario, pero no est6a bien que ande sola, se ve que hay gente interesada en que esto no salga a la luz y a pesar de nuestras disputas creo que eres el indicado para cuidar de mi hija —comentó el oficial que a pesar de que antes le temía, ahora veía lo buen chico que era en el fondo.
—No se preocupe señor Keller la cuídate con mi vida —la voz segura del chico de ojos verdes hizo que el oficial sintiera algo de tranquilidad.
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Falling In Your Lies
Misterio / SuspensoSaranac Lake, un pueblo infestado por la violencia de dos pandillas enfrentadas a muerte y una chica dispuesta a cambiarlo todo. Tú, ¿De qué lado estás?