Capitulo LXVI

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Pasaron tres semanas hasta que le dieron el alta a Nick, lo más extraño fue que cuando abrió los ojos Sharpey estaba ahí. Y aunque eso no cambiaba nada lo que sentía por mara, sintió que Sharpey había sido la única que estuvo para él. Había buscado a Mara en esa habitación de hospital y se sintió decepcionado al no verla ahí, ella no estuvo para él.

A pesar de eso, el seguía teniendo los mismos sentimientos hacia ella, ese amor incondicional que le tenía sería muy difícil de cambiar de un día para otro, le costaría mucho tiempo olvidarla y no era algo que quisiera hacer, aún quería luchar por su amor y tratar de tener a Sharpey y a su hijo a su lado, pero sin estar con la peli rosa.

Se había sentido un estúpido al pensar que con un par de golpes iba a poder borrar todo el dolor que sentía en su corazón, lo único que logró fue preocupar a Clarie quien no se había despegado de él hasta que le dieron el alta.

Otro que también estuvo ahí y siempre había sido su amigo JP, podía jurar que a ese chico le preocupaba algo, y no precisamente era su estado de salud porque a pesar de que el médico había dicho que todo estaría bien, su mirada seguía con la misma amargura.

Del que más se sorprendió fue de Charlie, su hermana le había contado que desde su internación él salía del hospital solo para ir a su casa a bañarse. Eso le demostraba lo mucho que ese chico había cambiado y que tal vez ya era hora de que volvieran a forjar esa amistad que creyeron haber roto hace años.

Se apresuró a salir del hospital junto a su hermana y Charlie, lo llevaron de los brazos a pesar de que podía caminar perfectamente, JP también estaba ahí, él manejaba el automóvil, aunque se mantenía distante, no había dicho una palabra y se mantuvo concentrado en el camino todo el tiempo.

— ¿Que te pasa? —preguntó Nick mirando el perfil de ese chico de pelo largo.

—Nada, solo prefiero ir concentrado para evitar un accidente, ya demasiadas desgracias hemos tenido. —miró de reojo al chico de ojos verdes para intentar descifrar si se había creído la mentira.

—A otro perro con ese hueso, ya vamos a hablar a solas. —negó con la cabeza. —necesito ir a ver a Mara antes de ir a casa, tengo que hablar con ella. —insistió dándole una mirada a todos los que iban en ese coche.

Clarie asintió, estaba contenta de que su hermano sea valiente e intentara luchar por el amor de la rubia, aunque sabía que su amiga no la había pasado para nada bien esos días y por la forma que había salido del hospital después de que Sharpey entró sabía que nada bueno había pasado y entendía su postura de no querer romper ni interponerse en una familia.

Nick bajo del auto lentamente, aún le dolía todo el cuerpo. Mientras se acercaba a la puerta rogaba por que sea Mara quien lo recibiera y no su padre ya que temía que lo vuelva a mandar al hospital por haber lastimado a su hija.

Se paró junto a la entrada, suspiró y tocó el timbre. Podía escuchar como alguien bajaba rápidamente las escaleras y se acercaba a la puerta para abrir.

— ¿Nick? —preguntó Mara. Ella no tenía idea de que le habían dado el alta. Alzó un poco la mirada y vio a los demás en el auto observando la escena con retención.

—Si Mara ¿podemos hablar? —preguntó pasándose una mano por la cabeza, estaba muy nervioso.

—Está bien. —dijo sin más remedio. En algún punto sabía que no se iba a escapar de él toda la vida, tenía que enfrentarse a ese hombre para poder seguir adelante.

—Mara yo te amo y quiero estar contigo, no me importa Sharpey, puedo hacerme cargo del bebé sin estar con ella. —aclaró el chico sinceramente.

—Lo sé. —sonrió. —también te amo Nick, pero no creo estar preparada para enfrentarme a esa situación. —suspiró. —ambos sabemos que Sharpey no va a permitir que estemos juntos.

Nick asintió, sabía que tenía razón en eso, Sharpey siempre lograba lo que quería- el amor es más fuerte Mara, estoy dispuesto a superar cualquier obstáculo con tal de estar contigo.

—Lo único que vamos a lograr es lastimarnos más y no creo que ninguno lo merezca. —Mara se acercó a él y le tomo el rostro con las manos. —siempre te voy amar mi hermoso dios del mal. —plantó un beso en sus labios y se apresuró a entrar a la casa cerrando la puerta a sus espaldas. Los sollozos no tardaron en llegar, le dolía, le dolía demasiado.

En cualquier otra situación Nick hubiera pateado la puerta hasta tirarla abajo y seguir con la conversación, pero sabía que no tenía sentido, ella había dejado su amor de lado por el bienestar del bebé en camino y la mejor opción era hacer lo mismo.

Admiraba su fuerza, no cualquiera haría lo mismo en su lugar, Sharpey no lo haría. Y odiaba el hecho de que tal vez estaba arruinando su vida por quedarse al lado de una mujer que no valía la pena.

Se dirigió nuevamente al automóvil, los pasajeros tenían una sonrisa en sus labios, la escena se había visto de película y pensaron que lo había logrado, que recuperó a esa mujer, pero no habían escuchado la conversación.

Cuando vieron las lágrimas en los ojos de ese chico, se dieron cuenta de que nada era lo que parecía. Aun así, no hicieron preguntas, si había algo que los tres sabían era que en momentos como este lo menos que a Nick le gustaría es que le hagan preguntas.

Se mantuvieron en silencio durante todo el trayecto, a Nick le caían algunas lágrimas por la mejilla mientras se determinaba a tomar lo que él creía la mejor decisión.

Al abrir la puerta de su casa Sharpey se abalanzó sobre el como si no le doliera hasta el alma. Tenía una enorme sonrisa en el rostro y aunque el solo quiso empujarla la dejo, había tomado una decisión y esa era quedarse junto a ella, aunque su corazón no le perteneciera.  

Falling In Your LiesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora