Capitulo 22

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Sobra decir que fué una noche magnifica, despertamos varias veces en la noche para volver a tener sexo y estuvimos así hasta que amaneció. El lunes por la mañana tomaba una ducha en el apartamento de Adam, el ya estaba limpio y arreglado, salí del baño y me coloque mi ropa. Camine hacia la cocina donde Adam desayunaba algo que habia pedido a domicilio, me senté a su lado y me puse a desayunar con él.

—¿Que vas a hacer hoy?— Adam se acerco a mi y beso mi frente.

—pues ya que no tengo trabajo, ire a ayudar a mi madre.

—¿Iras a la casa mas tarde?— Adam acariciaba mi rostro.

—¿Y tu viaje?

—hace rato me llego un mensaje, fue aplazado.

Adam se puso serio, dejo el plato y se levanto de la silla, camino hacia mi y se coloco en cuclillas a mi lado.

—sabes que en casa no puedo...– se quedo callado.

—lo se— le sonreí para tranquilizarlo —no te preocupes por eso.

—quiero que sepas que aunque me comporte distante, estoy pensando en ti.

Se puso de pie y me tomo de las manos para que yo hiciera lo mismo, me acerco a su cuerpo y comenzo a besarme, yo lo tome por el cuello y lo pegue mas a mi, amaba sus labios y su forma de besarme.

—me encantas Reese— me dijo al separarse de mi —¿podemos vernos otra vez esta noche?

—si por mi fuera no saldríamos de este departamento— bese su mandíbula.

—tranquila— sonrío —te puedo tomar la palabra.

—me encantaría verte hoy en la noche, pero ya estuve muchos dias fuera de casa ¿Lo podemos dejar para mañana?

—¿En serio?— parecía decepcionado.

—te prometo que mañana me tendrás toda la tarde y la noche— recargue mi cabeza en su pecho
—tambien es difícil para mi pedirte esto, pero he dejado sola mucho tiempo a mi madre.

—esta bien— beso mi cabeza —entonces te veo mas tarde en casa.

Terminamos de desayunar y me puse a limpiar la cocina, después Adam me llevo a mi casa. Una enorme sonrisa se dibujaba en mi rostro, me sentía demasiado feliz, al llegar a mi casa mi dulce hombre me sonrió y me dio un beso corto, al igual que yo, él sonreía ampliamente.

—te ves muy guapo cuando sonríes.

—tu eres hermosa siempre— otro beso —¿Quieres que venga por ti? Hay que ir a recoger el coche nuevo.

—ah si— mi sonrisa desaparecio —lo había olvidado.

—¿Vamos juntos por el?

—¿Es necesario?

—si, quiero que mamá te vea en el, por favor— me miro con ojos de súplica, parecía un cachorro cuando te pide algo, no podia con tanta ternura.

—dios, cuando me lo pides así no puedo negarme— me cruce de brazos —esta bien, pasa por mi a las 7 ¿Esta bien?

—si— sonrío —quisiera quitarte el mal humor— beso mi mejilla —pero tengo una junta en media hora.

—lastima, de lo que te pierdes — me burlé.

Le di un ultimo beso y baje del auto, entre a la casa y vi a mi madre platicando con hombre en la sala, me quede un poco sorprendida ya que mi madre (desde que murio mi padre) jamás habia metido a un hombre a la casa. Me acerque a ellos y les sonreí amablemente, el hombre se puso de pie y se presento.

—buenos dias señorita ¿Tu debes de ser Reese?— me extendio la mano para saludarme, llevaba un traje fino y a pesar de su edad era muy atractivo, tenia un buen físico y las canas de su cabello le daban un toque masculino y maduro. —soy George Fin...

—un placer— acepte su mano
—¿De donde se conocen?— pregunte intrigada.

—tu madre...—miro hacia ella y le sonrio —nos topamos hace unos dias en el mercado, tengo varios negocios ahí.

—ya veo— mire juguetona a mi madre —yo ire a mi habitación, que se diviertan— le guiñe un ojo a mi madre y esta solo bajo la cabeza avergonzada.

Entre a mi habitación y me deje caer en la cama, con la cabeza fría y sin Adam atormentando mis neuronas, por fin entendí que no tenia empleo ¿Que se supone que haría ahora? El licenciado Jones no me dará una recomendación y no quiero tomar el dinero de Adam. Suspire cansada, tenia que pensar en algo que hacer y sin lastimar a Adam y a Katy por no aceptar el dinero. Sacudí mi cabeza y decidí levantarme de la cama, tenia que ocupar mi mente en otra cosa asi que me puse a limpiar mi habitación.

Dos horas mas tarde mi habitacion estaba impecable, mi madre entro y sonrio al ver tanta limpieza. Nos pusimos a platicar de su amigo George, al parecer es un buen hombre, tiene varios negocios en el mercado. Es soltero, mejor dicho divorciado, no tuvo hijos en su matrimonio y mi madre dice que George quería hablarle desde hace tiempo, cuando la veía vender sus choco cupcakes, pero nunca se animo hasta ahora, queria incomodar a mi madre asi que empece a ser chistes de ella y George, el teléfono interrumpió mis bromas, lo tome y vi la pantalla, era Adam.

—Hola— no pude evitar la gran sonrisa en mi rostro.

—Reese, es tu hermano, lo encontré.

—¡¿Que?!— grite emocionada
—¿De verdad?— mi madre me veia sin entender que pasaba.

—si nena, paso por ustedes para llevarlas con él, solo que...

—¿Que pasa?

—lo arrestaron, me gustaría pagar la fianza y llevarlo al centro de rehabilitación, no quisiera que tu mamá lo viera tras las rejas.

—Adam...— otra vez tenía que aceptar que usará su dinero en mi —no tengo mucho dinero, pero...

—Reese, por favor, no quiero empezar a discutir.

—esta bien, gracias Adam— mi corazon se derretía con las acciones de Adam, se preocupaba por mi y por mi madre.

—no tienes que agradecer nena, ¿Te veo en una hora?

—si, estaremos listas.

Colgué la llamada y voltee a ver a mi madre quien seguía sin saber que pasaba.

—mamá, Adam encontro a Harry.

—¿Que?— dijo emocionada —en serio.

—si mamá, vendrá por nosotros para llevarnos a verlo, solo va a ingresarlo primero en el centro de rehabilitación.

—oh dios, gracias bebe, muchas gracias.

—yo no hice nada mamá, Adam lo encontro.

—no amor, tu aceptaste ese trabajo y te matas todos los dias para localizar a Harry y ahora— sus ojos se llenaron de lágrimas.

—hey, no llores, anda ve arreglate y un rato salimos a ver mi hermano.

—si... ya voy— sonrío.

Mi madre salio de la habitación con una enorme sonrisa, de esas que ya no veia en ella, todo empezaba a componerse, Harry iba ser internado y Adam estaba conmigo, no podia estar mas feliz, todo marcaba bien y rogaba porque las cosas siguieran asi por mucho tiempo.

Después de eso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora