Me metí a la ducha, hoy la cafetería había tenido mucha gente, me dolían los pies y mi cintura me estaba matando, pero hoy era mi cita con Aaron, le pedí a mi madre unas pastillas para el dolor y me dormí un rato, pero ya era hora de comenzar a arreglarme. Suspire bajo el agua mientras esta caía por mi cuerpo. Aaron pasaria por mi a las 8, asi que quería estar lista para cuando el llegara, mi madre estaba mas emocionada que yo con esta cita. Cuando llegue de la cafetería me recibió con una bolsa, me dijo que era un regalo para mi, tome la bolsa y negué con la cabeza al ver que me había comprado un vestido para la cita, insistió que lo usara ademas de una zapatos negros hermosos.
Salí del baño y vi el vestido sobre la cama, no podia negar que era hermoso, mi madre siempre a tenido buen gusto. Me seque el cuerpo, me puse solo la tanga sin sosten y me metí el vestido, me mire al espejo y acaricie la tela, me quedaba a la perfección. El escote del vestido permitía lucir mi collar, lo acaricie y solte un suspiro. A las 8 en punto Aaron llego a mi casa, mi madre abrió la puerta feliz, lo dejo pasar y él al verme sonrio ampliamente.
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—¡Dios Reese! Te ves incleíblemente hermosa— se acerco a mi y beso mi mejilla.
–gracias, tambien te ves muy guapo.
Aaron llevaba un traje negro a la medida, se veia muy varonil y sexy. Nos despedimos de mi madre y salimos de la casa, el auto lujoso de Aaron era color plateado, brillaba con la luz de las lámparas de la calle. Como todo un caballero me abrió la puerta del copiloto y me tomo de la mano para ayudarme a entrar, con mucha delicadeza entre y él cerro la puerta, rodeo el auto y subió del lado del copiloto.
—de nuevo gracias por aceptar salir conmigo— me sonrió y encendió el coche.
—¿A donde iremos?
—hay un restaurante italiano que es muy bueno ¿Te gusta la comida italiana?
—me gusta toda la comida.
—perfecto.
Aaron condujo hasta el restaurante, al llegar me ayudo a bajar del auto, me ofrecio su brazo y entramos al restaurante. Había reservado una mesa, así que rapidamente nos acomodaron, la mesera nos dios los menús.
—pide lo que quieras Reese, te aseguro que todo esta deliciosos.
—gracias— sonreí.
La mesera volvió y tomó nuestras órdenes. Aaron pidio el mejor vino, la mesera se lo trajo junto con dos copas, nos sirvieron el vino y Aaron levanto su copa para chocarla con la mia.
—salud Reese, por nosotros.
—salud.
Mas tarde la mesera nos trajo la comida, el delicioso olor invadió mis fosas nasales, le agradecimos y nos pusimos a comer. Mientras comíamos platicabamos de muchas cosas, Aaron era muy dulce y se podía hablar fácil con él, cada que tenía oportunidad me tocaba la mano o acariciaba mi mejilla, era demasiado atento y caballeroso.
