Capitulo 44

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Me senté en el suelo cuando termine de vaciar el estómago en el retrete, me lleve las manos a la cara frustrada, no quería enfermarme. Cerré los ojos, suspiré y tome aire, de pronto algo se me vino a la mente. Me levanté rápidamente del suelo, tenia miedo pero al mismo tiempo estaba emocionada. Si era lo que yo pensaba ¿Que iba a hacer? ¿Como reaccionaria Adam?

—¡Oh por dios!– susurre.

Había tenido tantas cosas en mi cabeza que no había notado que no me ha llegado mi periodo, estaba muy retrasada, pero tantos problemas hicieron que ese asunto se borrara de mi memoria. Entre el trabajo, las visitas a Katy en el hospital y también lo de  revolcarme en mi miseria, habia olvidado que ya se había pasado mi fecha de periodo. Me lleve las manos a mi vientre “¿Sera posible?” pensé. Me pare en el lavabo para enjuagar mi cara y lavar mis dientes, salí del baño y me volví a recostar en la cama, Adam no tenia señas de aparecer así que cerre los ojos y me quede dormida. Entre sueños sentía una caricia en mi rostro, una gota que caía en mi mejilla y un beso en la frente.

A la mañana siguente aún seguía sola en la cama, Adam no había dormido conmigo. Se comenzó a formar un nudo en la garganta, la promesa de que no me dejaría sola una noche se acababa de romper. Suspiré y me levante de la cama, me duche y me fui a mi habitación, tome ropa limpia y me cambie. Tenía que averiguar si estaba embarazada o no. Baje a la cocina, Nora vaciaba jugo en una jarra, me sente en la mesa de la cocina y ella me arrimó un plato de hotcakes y fruta, empece a comer pero las náuseas no me permitieron seguir haciéndolo, aleje el plato y voltee hacia Nora quien seguia consentrada en sus labores.

—Nora ¿Y Adam?— le dije levantándome de la mesa.

—salio muy temprano señorita— volteó a verme y después miro el plato sobre la mesa —¿No le gusto?

—si, es solo que me duele un poco el estómago— mire a todos lados menos a ella —voy a salir, vuelvo mas tarde.

—si señorita ¿Quiere que le diga algo al joven?

—no, gracias.

Salí de la casa y me subí a mi coche, la ginecóloga que me había dado mis pastillas anticonceptivas quedaba a media hora de la casa de Adam. Maneje hasta su consultorio con la esperanza de que me recibiera sin cita, cuando llegué baje del auto y entré al pequeño edificio, tomé el elevador al 3 piso y llegue con la resepcionista.

—buenos dias ¿la doctora Mendoza esta?

—¿Tiene cita?— la chica me miro.

—no...— dije apenada.

—déjeme ver si la puede recibir— la chica se levanto de su lugar y camino hacia el consultorio.

Me sente en la sala de espera rezando por dentro para que la doctora me recibiera. Unos pocos minutos después la chica salió de la oficina, me puse de pie nuevamente y me acerque a su escritorio.

—tiene suerte— me sonrío la chica —le cancelaron una cita y la puede atender.

—gracias.

—pase por favor.

Mis piernas comenzaron a temblar, entre al consultorio y salude a la doctora, me sente frente a ella y le dije mi mayor duda. Ella me miro sonriendo y se levanto de su escritorio.

—ven, te tengo que revisar.

Me levante de la silla, seguí a la doctora a un cuarto que estaba unido a su consultorio, me acosté sobre una camilla, me colocó una sabana encima y despues levanto mi vestido. Me aplico un poco de gel y comenzo a frotar un aparato en mi vientre, ella miraba la pantalla muy atenta hasta que vi una gran sonrisa en su rostro.

Después de eso...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora