Capítulo 48 La leyenda de Reign

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–Tenemos que hablar cariño– dijo Sam tiernamente – ya estoy lista– miro a Lena y a Kara que le daban ánimos a la morena

–También estoy lista amor– suspiró y tomó su mano – ¿vamos a la habitación?–

Se condujeron a su cuarto tomadas de las manos, dentro de la habitación Alex tomo una silla y la colocó con el respaldo hacia adelante y se sentó mirando a Sam que estaba sentada sobre la cama.

–ahmmm, esto es muy difícil, nunca a nadie en la faz de la tierra ha escuchado lo que voy a decirte, y pase lo que pase Alex, si quieres estar conmigo o no después de esto debes de saber que yo.... Yo te amo intensamente– dijo mirando sus manos

–Tranquila– tomó su mano – yo seguiré aquí, te lo prometo–

–bien ....–

Relata Sam....

Mi madre era prostituta, era texana jamás quiso tenerme así que en realidad no se la fecha exacta de mi nacimiento y mucho menos se molestó en ponerme un nombre.... todas me llamaban basura, yo crecí entre burdeles y prostíbulos de aquí y allá, ella vendía su cuerpo hasta por un trago, ¡ja! –Rio falsamente mientras su voz su entrecortaba por el llanto– yo limpiaba las letrinas de los burdeles donde trabajaba, un día se cansó de mí y me vendió a los once años por dos botellas de ron– trago saliva conteniendo su llanto.

– El hombre tenía como cincuenta años y me llevo a su casa.... Me golpeo, me quito la ropa, se posó sobre mi abriéndome las piernas y me penetro con algo que yo creí que era un palo, nadie me había explicado que era hacer el amor o tener sexo, a pesar de que trabaje en todos esos lugares nadie fue como para explicármelo– coloco uno de sus mechones detrás de su oreja, miró a Alex y ella tenía la cara llena de lagrimas

–Sangre muchísimo pensé que iba a morir, no me llevo a ningún médico solo me dio un té, se repitió varias noches mientras tomaba, a veces me golpeaba mientras desgarraba mis ropas, un día el también se cansó de mí y me aposto en un juego de póker, cuando llegue con mi nuevo dueño pensé que sería igual, yo ya no ponía resistencia sabía que si lo hacía me iba a ir peor– trago de nuevo su llanto

–Pero este hombre no era igual al primero, él era más joven tenía como veinticinco años, era mitad apache mitad mexicano, me baño porque yo no podía percibir pero sé que apestaba a orines y a hombre, me compro ropa con lo que ganó en las apuestas, me llevó a una casa que tenía en las montañas era una cabaña pequeña, me enseñó a cazar, a tirar con pistola y escopeta, a galopar, se llamaba Sebastián Arias y él me puso el nombre de Samantha y también tome su apellido– sonrió recordando a su marido

–El me enseñó a hablar varias lenguas, puedo hablar español, inglés, apache.... Yo dormí con él siempre y un día me levante sangrando de mis partes, yo pensé que él me había ultrajado pero me explicó que era porque me estaba haciendo mujercita, yo no quería ser mujer, ser mujer dolía, el me prometió que nunca me iba a tocar sin mi consentimiento, yo no sé cuántos años tenía pero ya era mayor como para entender lo que le pasaba a mi cuerpo– suspiró

–Sebastian me compraba vestidos caros, muñecas, un caballo y yo estaba demasiado agradecida de que salvara mi vida y me enseñara a ser humana, un día los caras pálidas como él les llamaba quemaron nuestra casa con nosotros dentro, casi perdemos la vida.... –Alex creyó oír la peor parte de la vida de Samantha pero aún faltaba lo peor – lo hirieron de gravedad creí que iba a morir–

–Como venganza fuimos a quemar su pueblo, junto con varios bandidos decidimos juntar a la gente, a punta de pistola las metimos dentro de la iglesia y los quemamos vivos– Sam comenzó a llorar –nos llevamos el dinero del banco al fin y al cabo no había testigos.... Con los años fuimos haciéndonos fama, robábamos carretas, pueblos enteros.... Hasta que un día una noticia atrajo nuestra atención, la guerra con México estaba ganada y santa Anna estaba en busca de asilo político, se sabía que se iba a trasladar al estado de Texas o california con todo lo que él poseía incluido su gran tesoro....– Alex la miro perpleja

–No Sam, no me estarás diciendo que.... No, no pude ser tú – dijo Alex cambiando la posición de su asiento incomoda por las palabras de su mujer

–nos llamaban los descarriados y a mí me conocían como Reign– Alex dejo de respirar, sabia perfectamente quien era la bandida– mis bandidos y yo interceptamos los carruajes de Santa Anna estaban custodiados por los menos con 50 hombres y a todos les dimos muerte, habían doblones, gemas, rubíes, esmeraldas, vasijas aztecas, penachos lo que no sabíamos era que del tesoro estaba maldito, jamás pudimos gastar a conciencia nuestro dinero, lo escondimos en unas montañas cerca de Luisiana y Mississippi, cada quien tomo su parte pero jamás nadie lo gasto en realidad–

Alex suspiró dramáticamente – dios Sam es verdaderamente trágico–

–Aun no acabo amor.... Sebastián me pidió matrimonio y me case con él, nos hicimos una casa en Texas, y tuvimos a mi hija, Rubí no sabe nada de ese pasado, Sebastián era el padre ejemplar un hombre amoroso y Rubí lo adoraba, siempre tuvimos miedo de que algún caza recompensas nos encontrara y delatara había más de 20,000 dólares apostados sobre nuestra cabeza, uno de esos era Charles Sawyer –Alex negó con la cabeza– Sebastián se enfermó y murió poco después, nosotras fuimos a vivir a Oklahoma pero Charles ya seguía nuestros pasos, me atrapo me dijo que no me entregaría a las autoridades si les decía el lugar exacto del tesoro de Santa Anna, me chantajeo por meses hasta que.... Yo maté al padre de Maggie– miro a Alex la cual ya había cambiado su semblante ahora parecía perturbada y enojada

–¿tu mataste al padre de Maggie? –

–si, por eso tu amiga quiere matarme y no la culpo, por mí se quedó completamente sola–

–Sam eso es más de lo que esperaba– dijo levantándose de su silla tomando mechones de su rojo pelo –no, ¿no me lo estás diciendo para que me aleje de ti? – Sam negó con la cabeza

–ahora ya lo sabes y no hay nada más que ocultarte Alexandra, soy todo lo que Maggie dice que soy.... Alex háblame por favor–

–Sam.... Necesito pensar – quiso salir de la habitación pero Sam la detuvo con el rostro bañado de lagrimas

–Dijiste que no te irías a ningún lado–

–lo sé, pero estoy impactada por todo, no es tu culpa Sam, solo deja tomarme un momento fuera–

Sam la soltó y la vio partir.

Se tiró sobre sus rodillas para seguir llorando en la soledad de su habitación.

Alex salió a tomar aire –ella te lo dijo ¿no? – pregunto Maggie al ver salir de la cabaña a Alex pensativa

–si – contestó Alex secamente

–ahora sabrás porque tengo que llevármela para que la enjuicien y la cuelguen–

–no lo voy a permitir Maggie, ella jamás tuvo a nadie que la defendiera, toda la gente la trato como basura y ¿tú esperas que yo la abandone?–

–pero Alex, ella mató a mi padre–

–lo sé y no sabes cuánto lo siento, pero tu padre se fue por decisiones propias nadie lo obligo a abandonarte–

–Alex voy a llevármela–

–sobre mi cadáver Margarita– la morena la miro perpleja nunca creyó que Alexandra siendo tan honorable y justa, defendiera a alguien como Sam –tu puedes elegir entre conservar nuestra amistad y seguir con esto, sabes que yo heredare el rancho de mis padres valen más las tierras que lo que ofrecen por su cabeza, será tuyo si desistes de tus planes y también conservaras mi amistad–

–Pero Alex–

–ella será mi familia Maggie y daría mi vida por la suya si es necesario–

Maggie asintió

–Tenemos que irnos Alex – dijo Kara con su hija en brazos llegando hasta ellas en el descanso de la casa– subiré a mi hija con Cat y bajaremos para recordar el plan

–te alcanzo abajo, tengo que ir a platicar con Rubí y Sam– Kara asintió, Lena paso al lado de Alex y la tomó del brazo

–espero que tu decisión te de mucha felicidad Alex–

–gracias cuñada, así será–

–Sam se merece ser feliz y tú también–

Supercorp del viejo oeste "Esmeralda salvaje"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora