Capítulo 38 Cortejándote

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Alex, Abay, Sam y Rubí viajaban sobre la carreta de la señora Arias mientras atrás venían el caballo azabache y el pinto de Abay , Alex continuaba curiosa por el medio que habría utilizado la morena para conseguir dinero, por lo menos lo bastante para reclamar su caballo, ¿acaso habría vendido su cuerpo? Se deshizo de la idea sacudiendo la cabeza

–Está usted muy callada señorita Danvers – la voz encantadora de la castaña el saco de sus sueños

–solo estaba pensando.... No.... Nada.... No tiene caso de todas formas– se quería sacar la espinita pero ¿Cómo preguntarlo sin que se ofendiera? – ¿Cómo se siente tu hija? –

–mucho mejor gracias a ti, no sabes lo bien que me siento tenerla de nuevo consiente.... Llegué a pensar que ella.... – no termino la oración contenida en la garganta atorada completamente por la posibilidad de pensar que su hija no pudiera estar más con ella –yo te pagare todo, aunque así me pidas la vida–

–no, no es para tanto– la idea la asusto pero no pudo negar que también paso por su mente en tenerla con ella siempre, le gustaba y mucho como para desperdiciar la oportunidad – no te lo pediría fue un favor y los favores no se cobran

–Entonces déjame agradecerte con otro favor, no puedo seguir mi camino hasta haber saldado mi cuenta contigo – levanto la cabeza hasta encontrarse con los ojos de la pelirroja –te lo pagare hasta con mi vida– los labio de Alex se abrieron queriendo exclamar algo, sin embargo solo salían sonidos guturales sin poder formar una sola palabra

–Sa.... Samantha.... – se acercó a sus labios con la boca entreabierta, la morena no se quitó y la tomo por la mejilla

–Seré tu esclava si así me lo pidieras– dijo con voz ronca y demasiado sensual como para que sus sentidos no la captaran

Alex tenía dos cosas en la cabeza una besar a Samantha lo antes posible, se sentía atraída en todos los sentidos a ella, sentía el fuego arder en sus entrañas cada vez que se acercaba, el corazón se le quería salía del pecho con ganas de romper todos y cada uno de sus huesos, y ese cosquilleo se maldito cosquilleo que sentía sobre su espalda y vientre, además de estar siempre nerviosa cada vez que la veía, tenían días de conocerse pero la tensión sexual que ambas emanaban nadie lo podía negar.

La otra cuestión y por la cual Alex no había tomado la iniciativa era la duda de ¿Qué había hecho Samantha para conseguir dinero? ¿Acaso era una paloma sucia? (paloma sucia: término usado para describir una prostituta en el siglo XVIII y XIX) jamás había andado con alguna, le gustaba ir al saloon a toquetear a las damas de fáciles andanzas pero no era lo suyo, el simple hecho de pensarlo le hizo estremecerse de asco. Definitivamente Samantha no era una mujer que vendía caricias.... Pero todo en ella era atractivo y embriagador.

Despertando de su rápida intervención mental, recordó que los labios de la morena yacían en su propia boca, así que no la quiso defraudar y comenzó a moverlos con destreza, el primer roce de sus labios envió un escalofrío por toda su columna vertebral, vacío sus pulmones de un suspiro lento y jadeante mientras Samantha acariciaba su lengua con la suya –Sam.... Tus labios son una delicia– todo lo que involucraba la palabra "delicia" en aquel momento dejo confundida la mente de la morena, necesitaba reinventar la palabra en los propios labios de la pelirroja, también la morena lo disfrutaba Alex tenía un elemento seductor bajo la manga, algo que atraía a Sam como un mosquito a la luz, sabía que se iba a quemar y quería arder con ella.

Se separaron momentos antes de que se desmayaran por la falta de oxígeno en su cerebro

–Eso fue impresionante– dijo la morena sin aliento al momento que colocaba una mano sobre su pecho como si quisiera contener algo – emmmm deberíamos.... Deberíamos parar.... Alex pensó que no le había gustado el hecho de besarse con su hija a cuestas y con Abay conduciendo la carreta, la pelirroja asintió incomoda

Supercorp del viejo oeste "Esmeralda salvaje"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora