Capítulo 9 Noches de luna

946 142 7
                                    

Hablaron un poco más y Kara le platico que tenía que ir con el tendero para surtirse además de llevar a vender el huevo y algo de carne para cambiarlo por petróleo para lámpara, una barra de jabón, manteca y café. Los perros y las cabras llegaron poco después de que Kara lavara los cuencos, los metió a su corral ya las vacas en el establo junto con beans, puso a calentar leche y corto el pan que había puesto le agrego algo de mantequilla y lo llevo hasta Lena.

Después de cenar ayudo a Lena a llegar hasta la letrina para que hiciera sus necesidades y de nuevo la condujo adentro para arroparla para que durmiera pero Lena ya se había cansado de la cama.

Alumbradas por la lámpara de petróleo se sentaron en el poche para mirar la luna y las estrellas, la pelinegra tardo mucho en sentarse debido a lo maltrecho de su cuerpo Kara la sostuvo casi todo el tiempo para que no se lastimara –¿eres demasiado necia no te parece? –Dijo con tono de enfado a Lena que no quería estar más en la cama

–Necesitaba solo no sentirme como un trapo sucio - dijo mirando al horizonte con los ojos lastimados

–No lo eres - dijo mirándola de perfil, Lena volteo enseguida para encontrarse con los hermosos zafiros de Kara - sé que es horrendo lo que te paso y hay que darle gracias al cielo que estas viva -

- ¿para qué Kara? Ellos me arruinaron la vida.... Nadie va a querer estar conmigo, para los ojos de los hombres soy solo una mujerzuela - dijo bajando la mirada –solo mira como me vio el sheriff hoy -

–También tendrás que aprender a vivir con eso.... Sé que es cruel decírtelo pero así es -

–Lo único que quiero es regresar a casa - palabras que quedarían grabadas en la mente de la rubia

Kara se colocó en cuclillas y la tomo de las manos –tal vez no te conozca, tal vez no sepa yo misma que es lo que va a pasar el día de mañana conmigo pero te digo con seguridad que me encargare de que regreses sana y salva a casa para que vuelvas con tu familia - no había más que honestidad en las palabras de la chica en ese momento

Esa misma noche Lena se acostó sobre la cama y Kara sobre la silla mecedora de John, poco tardo para que Lena se despertara como la noche anterior gritando y pedirle a Kara se acostara junto a ella y así lo hizo.

Pasaron días y noches con Lena componiéndose de todo lo sucedido y sintiéndose más fuerte día a día y todo por los cuidados de la rubia, la pelinegra recuperaba la belleza de su cara y la rubia se daba cuenta de eso, de vez en cuando la fiebre volvía y Kara dejaba sus tareas a medias para cuidar a Lena en casa ya veces la pelinegra sintió que se estaba volviendo dependiente a la rubia cosa que no le gustaba. Su madre se había encargado de no hacerse sentir como un traste en casa, ella quería ser útil y de alguna manera quería agradecerle a la rubia sus atenciones, así que le pidió a Kara le mostrase las tareas de la casa para que la ayudara.

Kara había sacado más ropa del cajón de ropa de su madre y había cosas que Lena podía usar, no le molesto en absoluto se sintió aliviada de no solo pasearse con sus fondos por toda la casa porque se sentía desnuda, así que se puso las amplias faldas de la madre de Kara junto con sus blusas que le quedaban a la perfección.

Había semanas en que Lena se sintió mejor y acompañaba a Kara a sacar a las gallinas o a tomar café bajo las estrellas y la luna, aun no se sentía tan fuerte como para salir de la propiedad y menos como para acompañarla a pastar las cabras y ni hablar de ir hasta el pueblo, a veces la pelinegra se quedaba a hacer la comida en el fogón cosa que le gustaba y le gustaba sobre todo la hora de la comida que siempre era después de que Kara regresaba con su ganado caprino en su mayoría, lo que no podía descifrar era ese extraño sentimiento de estar en casa pero Kara lo hacía ver tan fácil, era tan atenta, tan risueña....dios su sonrisa iluminaria una galaxia entera y lo que más le encantaba que podía de platicar de cualquier cosa y ella miraba embelesada como la rubia lo hacía con tanta pasión y luego las recaídas Kara extrañando a su familia pero siempre guardaba un dejo de tristeza combinada con esperanza en las palabras tanto como en la mirada cuando lo hacía viendo el horizonte como esperando a que llegaran.

El ritual de todas las noches en los primeros días era Lena dormida en la cama mientras la rubia en la silla mecedora hasta que Lena despertaba soñando con una pesadilla y despertaba a Kara para que la acompañase en la cama, pocos días después Kara sintió que ya no había necesidad de hacerlo y directamente se acostaba junto a Lena, no había manera en que ninguna se diera cuenta de que todas las noches sus manos y piernas se enredaban para sentir el calor de la otra persona a su lado, Lena justificaba la seguridad que le hacía sentir Kara y esta se justificaba con el sentimiento de extrañar a su familia, y como cada mañana la rubia se deshacía de las manos de Lena y las cobijas para levantarse a realizar las tareas de la casa aunque cada vez le costaba más desprenderse de la cama.

Los cambios de humor en Lena pasaban de sonriente y toda platicona hasta la totalmente seria y reservada la que solo asentía y miraba el horizonte como esperando que la respuesta llegara por sí sola, los dolores venían con sus estado de ánimo constantemente, había días que no se podía ni parar porque las piernas no le funcionaban y había días que le pedía a Kara la dejase ir con ella hasta el pueblo, ni se diga de los malestares estomacales combinados con episodios de vómitos y con fuertes espasmos sobre su vientre, también estaba el sangrado a veces copiosa e impredecible, Lena se lo adjudicaba al arrebatamiento brutal de su virtud y tardaría para que su regla fuera constante y predecible.

Para cuando se dio cuenta con pasado dos meses cómoda viviendo con una completa extraña.

Supercorp del viejo oeste "Esmeralda salvaje"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora