Capitulo 84 Los apaches

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Un mañana en la que descansaban en un claro sobre una colina cerca del rio, Kara jugaba con su niña cantando mientras Lena preparaba el conejo que la rubia acababa de cazar, de pronto unos gritos de mujer las hicieron ponerse alertas, lena brinco en su lugar dejando atrás la tarea

–¿oíste eso?– pregunto la ojiverde asustada–parece estar muy cerca

–Cariño mi pistola– pidió Kara abrazándose más a su niña –Nía por favor obedece a tu madre–

Lena fue de inmediato a la carreta y tomo la colt de su esposa junto a su wínchester –amor dame a la niña– Kara asintió y se coloco el cinturón, volvieron a escuchar detonaciones y gritos, ambas estaban totalmente alertas y en un claro bajando la colina vieron a un hombre ser perseguido por dos nativos

–Son apaches– dijo asustada sabía lo peligrosos y hostiles que podrían ser, pero algo tenia que hacer

–No vayas Kara– rogo la azabache –vámonos cariño–

–amor debo de ayudar– el pobre hombre no podía con ellos, ambos hombres lo acorralaron uno con una pequeña hacha de mano y otro con un filoso cuchillo – lo van a matar–

Su esposa tenia razón no se podían ir sin haber intentado hacer algo –toma a nía cariño –Lena nerviosa bajo a su hija y tomo con ambas manos su rifle respiro profundamente escuchando retumbar su corazón aguanto la respiración justo para disparar en dos ocasiones viendo caer ambos nativos pero uno de ellos alcanzo a aventar un arma hacia el hombre indefenso

Kara tomo a Nía y bajaron la pequeña colina para ver al herido que yacía tirado en el pasto con el hacha incrustada en su pecho, la rubia bajo a su hija para ayudar a Lena a sostener al castaño –mi hija, mi esposa– el pobre jadeaba tratando de señalar hacia el bosque –mi hijaaaaahhhh– y cerró los ojos

–¿crees que haya más por ahí? – pregunto Lena temerosa

–siempre atacan en conjunto.... Pobre hombre– la Rubia lo recostó sobre el pasto y le cerró los ojos

–Kara la niña– recordó lena a su esposa, sabia que nía tenía esa inquietud de correr siempre a todos lados y se aterro en el momento que ya no la vio

–mamaaaaa– el grito de su hija le hizo estremecerse de miedo, no podía ser ¿en qué momento Nía se había alejado? –mamaaaa– la rubia corrió con el corazón en la mano muerta de terror, traía el arma desenfundada lista para matar a cualquiera que se atreviera poner un dedo sobre su hija, corrió hacia donde se escuchaba la pequeña mientras Lena corría detrás de ella con el rifle en la mano listo para ser usado, si algo le pasaba a Nía nunca se lo perdonaría

Se internaron en el bosque donde había una carreta con dos mulas inquietas, en el pasto yacían dos mujeres de no más de treinta y un joven, los tres estaban muertos a pocos pasos vio dos cadáveres más de otros dos nativos, les habían disparado –Kara no veo a nía– dijo Lena susurro llorando – Nia ¿donde estas cariño? – no quería hacer demasiado ruido por si alguien más la asechaba–¿Dónde esta mi bebe? – sollozo sobre su mano

–mamaaaa– volvió a gritar Nia y Kara corrió hasta donde se escuchaba su hija y por fin la encontró, la bebe estaba agachada mirando dentro de un hueco en un enorme árbol– mamaaa bebé – Kara la abrazo apretándola demás a su pecho aun con su corazón retumbando a todo lo que daba

–Nia no lo vuelvas a hacer amor– Lena las alcanzo con lágrimas en los ojos, la rubia también la abrazo

–mamaaa bebe– la niña volvió a señalar al hueco, Lena se agacho para mirar dentro pero estaba demasiado oscuro, se esforzó un poco y metió un poco su cabeza un tanto temerosa

Supercorp del viejo oeste "Esmeralda salvaje"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora