As The World Caves In | 𝗧𝗪𝗗

1. "El chico helicóptero"

Capítulo 1: "El chico helicóptero"

Jade.

Miré el campamento desde donde estaba, asegurándome de que todos estén bien y esperando el regreso de los demás.

Habían pasado unos meses desde el inicio del "fin del mundo", unos pocos pero largos meses en donde un virus que convertía a las personas en caníbales se propagó y terminó con casi toda la población. Las personas eran mordidas por estos seres y volvían como uno más de ellos.

Cuando me enteré de los hechos pensé que se trataba de una broma, yo esperaba que alguien saliera a decir "jaja era chiste, cayeron" pero lamentablemente no fue así.
Recuerdo que no tuve tiempo de despedirme de mi madre, ¿dónde estará ahora? No tengo idea, ella está en la otra punta del país tal vez viva o muerta. No lo sé.
Pero a pesar del dolor de perder a mi familia, me tocó estar con unas personas a las que poco a poco agarré cariño, o al menos, una parte de ellas.
Bueno, siendo sincera, soy una persona que agarra cariño con facilidad pero hay gente aquí que vale la pena.

Suspiré acomodándome en mi asiento, honestamente, me aburría aquí. Lo único que consiste este campamento es que las mujeres se la pasan limpiando y los hombres, como siempre, haciendo el trabajo duro.

Y luego estoy yo, que a pesar de hacer lo mismo que ellas, a veces siento que soy más cobarde que los mismos niños. O no lo sé.
Sin embargo, intento que no sea así, porque ya me hice la idea de que la vida de antes no volverá jamás y sólo será un recuerdo en mi memoria, pero no es algo fácil, no muchos son valientes y esta claro que estoy lejos de serlo.

En estos momentos, esperamos a Glenn, Andrea, T-Dog, Morales, Jacqui y Merle. Hasta ahora no han vuelto y estamos todos preocupados por ellos.
Y si el tiempo que tomé no fallaba, deberían haber llegado hace rato, y eso es lo que más me preocupa ya que la ciudad es donde más errantes suelen haber y podría pasarles cualquier cosa.

—¡Oigan! ¿Qué es eso?— escucho de parte de Dale.

Un sonido, o más bien, la alarma de un auto sonando a todo volumen y acercándose al campamento nos alarmó a todos. El coche llegó, y de este bajó nada más y nada menos que Glenn.

Pero en vez de alegrarnos de que haya vuelto y que esté con vida, todos comenzaron a regañarlo por la alarma. Afortunadamente consiguieron apagarla.

—Lindo auto.— le dije con una sonrisa y me acerqué para abrazarlo, él me correspondió.— Me alegro que estés de vuelta.

—Yo también.— dijo con una sonrisa.

Luego otro vehículo se acercó, supe que ahí estaban los demás restantes. No dudé en saludar a cada uno, era un momento emocionante ya que la mayoría estaba perdiendo las esperanzas de volver a verlos.