31. Canela

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Al llegar a Charlottetown, Gilbert nos sorprendió esperándonos en la puerta del vagón al que subimos. Por lo visto había ido en busca de Bash para pedirle disculpas.

—¿Sabes que le gustas a Gilbert? —le preguntó Cole a Anne en cuanto Gilbert se separó del grupo—

—¿Tú también lo piensas? Creía que era la única —comenté y Cole me miró emocionado—

—¿Qué? No, ¡para nada!

—Nos vemos en el tren de la tarde —dijo Cole antes de irse evadiendo la respuesta de Anne—.

—Saluda a la tía Jo de mi parte, ¡y no es verdad! No es verdad —repitió esto último mirándome—.

—¿Qué no es verdad? —se acercó Diana a nosotras—

—Nada, una tontería de Cole. Vamos.

. . .

—¿Os sentís tan exultantes como yo? —Anne se veía realmente emocionada—

Acabábamos de vender nuestras cosas y comprar una caja entera de bombillas. De momento nuestro plan iba genial.

Hasta que vi como Moody tropezó y se cayó al suelo junto con la caja de bombillas.

—¡Moody!

Las cuatro corrimos hacia él.

—¿Estás bien? —le preguntó Anne, aunque este la ignoró y fue directo a abrir la caja—

Al girarla y abrirla pudimos ver que casi todas las bombillas estaban rotas, se habrían salvado si al caso dos.

Moody lucía desesperado.

—Tranquilo, buscaremos otra solución —posé mi mano sobre la suya intentando animarlo, pero este me miró un tanto poco amigable—.

—Vayamos a la casa de la tía Jo, seguro ella nos podrá dar alguna otra idea —dijo Anne—.

—Madre mía, es un giro dramático de los acontecimientos —dijo la tía de Diana en cuanto llegamos a su casa y le contamos lo sucedido—.

—¿Qué vais a hacer? —nos preguntó Cole preocupado—

—Se me han acabado las ideas —suspiró Anne—.

—¡A ti nunca se te acaban las ideas! —Ruby estaba al borde del llanto, el mayordomo de la tía Josephine le ofreció un pañuelo que no dudó en aceptar—

—Es culpa mía, otra vez —dijo Moody—.

—Fue un accidente —intentó ayudar Diana—.

—Toda mi vida es un accidente.

—Rollings —llamó la tía Jo a su mayordomo mientras encendía las luces de la casa—, ¿tenemos una escalera?

La tía de Diana se ofreció a darnos las suficientes bombillas para volver a rellenar la caja.

Todos nos repartimos por la casa para recopilar las bombillas.

Fui al pasillo a ver si podría coger algunas cuando vi a Moody sacando una de una lampara que estaban al lado de las escaleras. Aproveché la oportunidad de que estábamos solos para acercarme a él y hablar en privado.

Cuando me vio acercarme a él, me miró y pasó por mi lado dirigiéndose hacia otra lámpara.

—Oye Moody.

—¿Qué? —preguntó tajante pero aún sin mirarme, concentrándose en desenroscar la bombilla—

—¿Por qué estás actuando así? ¿Acaso te pasó algo? —este suspiró y negó con la cabeza— ¿Entonces? —volvió a suspirar y se giró hacia mí—

—¿Por qué no me lo contaste?

—¿Contarte el qué? —pregunté confusa—

—No me contaste el por qué actuabas algo extraña y lo dejé pasar, pero nunca pensé que lo que te pasaba fuera que te gustaba Billy —abrí los ojos sorprendida ante lo que dijo—.

—Gustarme... ¿Quién? —pregunté sin creérmelo—

—Ya me oíste.

—¿Y cómo has llegado a esa conclusión si puede saberse?

—Os vi abrazaros.

—¿Abrazarnos? —entonces recordé cuando fui a visitar a Billy— ¿Cómo sabes tú eso? ¿Acaso me estabas espiando? —negó con la cabeza rápidamente—

—No, no. Solo pasaba por ahí, y os vi simplemente.

—Moody —suspiré—, que le diera un abrazo no significa que me guste, lo sabes ¿no? —me miró dudoso— Fui a visitarlo, nada más.

Moody miraba al suelo, incómodo.

—¿Estabas molesto conmigo porque creías que me gustaba Billy? —pregunté—

—No, lo estaba porque sentía que igual no confiabas en mí como para contármelo.

—Confío en ti Moody, y puedo decirte que no me gusta Billy —le dije—.

Moody levantó la cabeza con una pequeña sonrisa en el rostro, ya parecía el mismo de siempre.

—Hagamos una promesa —propuse, Moody me miró esperando a que continuara—. Si alguno hace algo que nos molesta lo diremos, nada de cabreos, miradas frías y evitamientos. ¿Qué te parece?

—Es una idea genial —alcé mi mano y escondí todos mis dedos menos el meñique, esperando a que Moody hiciera la promesa—

Acercó su mano a la mía y entrelazó nuestros meñiques.

—Llevemos las bombillas a la caja —sugirió al separar su mano de la mía—.

Antes de que pudiera coger las bombillas que había dejado encima de una mesita, me acerqué a él y lo abracé. Fue pura espontaneidad. Estaba apunto de separarme de él, porque creí que no me lo correspondería e igual le podría hacer sentir algo incómodo, sin embargo, sentí como sus brazos me rodeaban, evitando así que terminara con el abrazo.

Pude notar como su jersey tenía cierto olor a canela, lo cual inexplicablemente me hizo sonreír.

Alguien carraspeó su garganta haciendo que ambos nos separáramos y miráramos en aquella dirección.

En la entrada del pasillo se encontraba Rollings, que nos miró levantando una ceja.

Colorada como un tómate, y sabía que Moody probablemente estaría igual que yo, cogí varias bombillas de la mesa y fui rápidamente hacia el salón junto a los demás.


(~^.^)~ fin del capítulo ~(^.^~)

AY que me muero

los FEELS

Oye, que ya hemos llegado a 800 estrellitas, ¿no seréis acaso las mejores lectoras del mundo mundial? Yo digo que sí <3

Sois un amor :')

Isabelle with an &quot;e&quot; ~ Moody Spurgeon (awae)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora