Isabelle with an "e" ~ Moody Spurgeon (awae)

34. De vuelta a casa

Me encontraba en el tren, que se dirigía hacia Avonlea. Tenía un molesto nudo en la garganta y podía sentir como mi corazón iba a mil. Quien me iba a decir que pasar tanto tiempo fuera Avonlea me iba a hacer sentir así de nerviosa.

Había pasado un poco más de medio año. Medio año que estuve en Nueva Escocia junto a mi tía Agnes y mis dos primos pequeños Angus y Evanna de diez y ocho años. El que me quedara más tiempo de lo previsto fue inesperado. Fui a mediados de agosto con intención de estar entre tres semanas y un mes, pero la situación de mi tía Agnes y sus hijos era algo peliaguda. Por lo visto mi tío Robert falleció pocas semanas antes de que yo llegara y mi tía se vio envuelta en problemas económicos con el banco. Así que decidí quedarme más tiempo para ayudarla tanto a ella como a mis primos.

En todo este tiempo me estuve escribiendo con Anne, ella me contaba cómo iban las cosas por Tejas Verdes mientras que yo le iba contando como intentábamos llevar todo al día por aquí. A Anne le expliqué que después de este viaje, lo más probable fuera que me quedara permanentemente en Avonlea. Pues, aunque hubiera pasado toda mi infancia en Nueva Escocia, cuando llegué a Avonlea y Tejas Verdes me sentí como en casa, supongo que el hecho de que conociera a mi hermana y vivir con ella contribuyó mucho en ello.

Eso sí, les avisé que volvería en varios meses, pero no especifiqué cual porque no era seguro del todo. Y cuando por fin supe cuando podía volver a casa no les envié ninguna carta, porque seguramente la carta llegaría más tarde que yo.

Al llegar a Avonlea, me tocaba hacer como la primera vez que llegué e ir andando hacia la granja. Todo estaba nevado y el paisaje se veía increíblemente precioso de blanco.

Estaba deseando ver a Anne, técnicamente mi llegada sería como una sorpresa anticipada de su cumpleaños, que sería mañana. Mañana ambas cumpliríamos dieciséis y sería nuestro primer cumpleaños juntas.

Iba pensando en mis cosas cuando escuché un carruaje aproximarse hacia mí.

Este al llegar a mi lado bajó la velocidad. Se trataba de los Lynde, el matrimonio.

—¡¿Isabelle?! —exclamó la señora Lynde, Rachel—

—Buenos días —esta no se lo pensó dos veces que bajó del carruaje a saludarme—.

Vino hasta mí y me dio un abrazo.

—¿Cuándo has vuelto? ¡Marilla no me contó nada!

—No lo saben, justo llegué hoy.

—¿Qué no lo saben? Sube al carro, te acercamos a Tejas Verdes.

—¿De verdad? —pregunté emocionada, la verdad que si me aligeraban la caminata hacia la granja no me iba a negar—

—Sí, vamos.

Rachel se subió junto a su marido y yo me senté en la parte de atrás.

Durante el viaje le estuve contando a la señora Lynde el por qué no avisé y como pretendía en parte que fuera sorpresa para Anne.

—¡Que ganas tengo de ver la cara que pondrá Marilla! —le decía ella emocionada a su marido—

Al llegar a Tejas Verdes, vi como una persona venía corriendo hacia nosotros para abrir la cerca.

El señor Lynde dejó el carruaje a un lado y nos bajamos de él. Me quedé mirando hacia la granja, todo seguía igual.

—Buenos días señora Lynde, ¿voy a avisar a la señora Cuthbert de que ha venido?

—No hace falta Jerry —dijo ella—.

—¿Jerry? —me giré al escuchar ese nombre— Estás altísimo, no te había reconocido —me acerqué a él y lo abracé—.