Capítulo 36

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Este capitulo va en agradecimiento por las 70 mil leídas, gracias por su apoyo, <3

Scarlett

He perdido mucha sangre, creo que pronto moriré, lograran lo que quieren.

Creo que perdí, perdí a mi bebe.

Ya no soporto este dolor, y si el llega a rescatarme, creo que será tarde.

Quizás no vengan por mi.

Quizás solo aguante las próximas horas, moriré aquí, sola, sin nadie.

Sin nadie, que me diga que estaré bien, en un mejor lugar.

Nadie.

No hay nadie.

—Ayuda...—trato de decir, pero mi voz flaquea por lo débil que me encuentro.

Lloro mirando todas las heridas ocasionadas por las navajas, la sangre seca.

Mis dedos costrosos, sucios.

—¿Vendrán por mi?—pregunto para mi misma entre llanto— ¿A caso no les importo?—intento moverme pero mi cuerpo no responde.

Entro en desesperación cuando ni un solo musculo acata las ordenes de moverse, luego intento hablar pero no puedo.

Siento el hormigueo en todo mi cuerpo, como mis ojos quieren cerrarse.

No puedo dormir.

No quiero morir.

Trató de mantener los ojos abiertos, pero se me hace difícil.

Comienzo a imaginarme a Noah, mis padres, mis hermanos...

Momentos con ellos, recuerdos para hacerme más fuerte, no debo morir.

Tengo a personas que me extrañaran... ¿Me extrañaran?

Escucho la puerta abrirse, algunas voces.

—Toda tuya, Mia a hecho un buen trabajo—a lo lejos escucho la voz de Mara—Debe morir pronto, así que aprovéchala.

Supongo que ya no tengo nada que hacer, ya no vale la pena luchar.

—Se que la odias como yo, ve, no seas tímida—ríe—Eres mi amiga, confió en ti, no dirás nada ¿Cierto?—silencio—Eso creí, ahora ve, te dejare sola...

La puerta vuelve a abrirse.

—Ah y Vicky, allí hay algunas herramientas que puedes usar, siéntete libre de hacerle lo que quieras, no hay cámaras, así que suéltate.

Vicky...

El sonido de la puerta cerrándose resuena, no escucho movimiento de nada por unos segundos.

Lugo escucho sus pasos acercarse.

—Mierda, mierda—dice con la voz temblorosa—¡Joder Scar!

Abro los ojos, sus rostro aparece en mi campo de vista, ella me mira con horror, ve mis heridas espantadas.

Lleva sus manos temblorosas a mis heridas, repasándolas con sus dedos.

—¿Qué te han hecho esas zorras?—tapa su boca—¿Cuánto llevas aquí?

Intento hablar pero no puedo, solo le sonrió dejando una lagrima salir.

Ella rebusca en su bolso, y saca una botella de agua.

—Vamos, bebe—me toma de la nuca incorporándome un poco.

Me ayuda a beber.

—Bien, bien—dice—Voy ayudarte... ¿Ok? Tranquila.

Mi primer amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora