Scarlett
Al día siguiente.
Me mantengo en la esquina sosteniendo mi vientre, sintiendo el dolor traspasar mis huesos.
Mi cuerpo tiembla de miedo, haciendo que me haga encima.
Mi temor aumenta cuando la puerta se abre, imaginar que vengan a lastimarme nuevamente me obliga escabullirme a una de las esquinas a esconderme, ahogando los sollozos en mi mano.
Se que es en vano, pero ya no quiero que me lastimen más.
Mis ojos se iluminan cuando veo a Edwin.
Un hilo de esperanza me atraviesa, llenándome de felicidad.
Arrastrándome salgo del rincón, con una sonrisa en el rostro y los ojos llenándose de lágrimas.
—Edwin—digo con dificultad—Ayúdame a salir de aquí—le pido.
Él sonríe de una manera algo escalofriante, me mira con asombro, se inclina un poco llevando su mano a mi rostro tocándolo.
—Estoy muy herida... Necesito un doctor—continuo—¿Rayan esta contigo? —pregunto con la voz rota.
Niega.
—No, solo yo, solo soy yo bella Scarlett.
Mis ojos se abren cuando comienza a bajar su mano, deslizándola por mi cuello.
—¿Qué h-haces? —pregunto aterrada.
—Shh...
Me alejo cuando sus manos llegan a mis pechos.
—No estás aquí para ayudarme—me alejo derramando lágrimas, vuelvo a arrastrar despalda mirando como se acerca más—¡Aléjate! —le grito.
Cuando lo veo más cerca de mi intento golpearlo lo cual me resulta inútil, él en un solo movimiento captura ambas de mis manos, con una sola de él.
No soy capaz de zafarme de su agarre.
—¡Suéltame! ¡Por favor! —le pido entre el llanto, el baja su rostro a mi cuello, besándome—¡Déjame! ¡No me toques! —grito y pataleo. —¡Edwin, no!
El baja sus manos a mi cuerpo tocándome a su gusto, el dolor de las heridas a ser presionadas invade mi anatomía, no paro de gritar, intento moverme, pero el inmoviliza todos mis movimientos.
—¡Basta! Basta... No me hagas esto... No abuses de mi por favor. —suplico—Me lastimas...
Siento el peso de unos brazos sobre mis hombros, y me sacuden.
—Scarlett, amor despierte—escucho a lo lejos
—¡No por favor! No—sigo gritando sintiendo las lágrimas caer.
—Gatita, despierta—la voz lejana sigue allí.
Las sacudidas se vuelven fuerte, luego ya no estoy en aquella oscura habitación.
Mi respiración esta acelerada, el corazón latiendo con fuerza, las lagrimas sin parar empapando mi rostro.
Capto en una esquina el rostro de Noah, el luce espantado, su rostro está rojo debido al llanto.
Me volteo con la boca abierta para poder respirar, al ver a Rayan las ganas de llorar fuerte se apoderan de mí, no logro escuchar lo que le dice a Noah.
Él sostiene mi rostro, limpiando mis lagrimas dejando un beso en mi frente, noto la pequeña capa de barba que cubre su mandíbula.
Estallo, rompiéndome, cuando la horrible imagen de el sobre mi se repite una y otra vez en mi cabeza, volviéndolo torturante.
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Mi primer amor de verdad
RomanceNos conocimos de pequeños y nos separaron, pero la vida no tenia esos planes para nosotros, así que decidió que nos reencontráramos. BORRADOR. ERRORES ORTOGRÁFICOS. MILKELIS. 2020.