Capítulo 34

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Sonrió al ver como Rayan observa cada rincón de mi habitación, mira cada detalle como si fuese una obra de arte.

Él toma cada objeto que ve y me lo muestra con una felicidad única, con ese brillo en sus ojos.

Me resulta tierno que se emocione por estar en mi hogar.

Hoy es él cumpleaños de mi papá, razón por la que estamos reunidos aquí.

—Creo que me quedare con esto—me informa tomando el cuadro que porta mi foto de graduación.

Frunzo mi ceño

—¿Por qué...?

Él se acerca con una mirada inocente.

—Servirá para el amarre.

—No creo que eso sea necesario... Yo ya te hice uno—bromeo.

El abre su boca mientras entrecierra los ojos.

Suelto un jadeo cuando me toma de la cintura apegándome a su cuerpo.

Río cuando lame la punta mi nariz.

—Ya pensaba yo que era muy raro sentir como mi corazón y mi polla se paraban al verte.

—¡Rayan! —golpeo su pecho de forma juguetona.

—Solo digo lo que pienso gatita, y en este instante pienso que tu boca se ve muy provocadora...

Los relamo ingenuamente y el muerde los suyos.

—¿Crees eso?

—Creo que te besare.

El intenta hacerlo, pero muevo mi rostro.

—No.

Su ceño se frunce y su boca se entreabre.

—Si, te voy a besar y no te estoy pidiendo permiso para hacerlo.

Endurece su agarre y me estampa contra su cuerpo juntando nuestras bocas de manera agresiva pero suave robándome un suspiro.

Sus manos se posan en mi trasero estrujándolo y manoseándolo a su gusto.

—Sera mejor que quites tus manos del trasero de mi hija.

La voz de papá me hace brincar, Rayan se despega de mi boca de una manera muy rápida.

Louis lo mira con una ceja encarnada, y él hace lo mismo.

—¿Acaso el trasero de mi hija es algún tipo de pelota terapéutica?

Tapo mi boca para no reír.

Miro a Rayan quien, se volteo a ver mi trasero, rápidamente siento mis mejillas encenderse, mi padre tiene la mandíbula apretada, haciendo que la vena de su frente se note.

—No, pero... —sonríe, y sé que no saldrá algo coherente de su boca—Es un culo muy duro y grand... ¡Auch! —grita cuando le doy un pellizco.

Me da una mirada seria.

Papá ríe.

—Esa es mi niña—dice Louis cruzándose de brazos mirando fijamente a Rayan.

Él pasa la mano por su rostro.

—¿Su niña? —Pregunta en un tono de burla.

—Si, mi niña, mi princesa y mi hija.

Y aquí vamos.

Rayan suelta una risa antes de mirarme, una sonrisa se forma en sus carnosos labios haciendo que sus hermosos ojos grises se encojan.

Mi primer amor de verdadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora