Estaba sentada en la cafetería de la Universidad, era tiempo de descanso y estaba comiendo algo. Hoy, como todos los días, no falto el insoportable coqueteo de Max.
Estaba en un rincón del comedor, tratando de esconderme, pero por lo visto no tuvo mucho efecto.
− Hola florecita − llegó hasta mí y se sentó a un lado.− Te he estado buscando por toda la escuela, un día de estos voy a creer que huyes de mi − sonrió arrogantemente, acto que aborrecí en cuestiones de segundos.
− Creo que no tienes que esperar mucho para pensar eso − le dije irónica y me levanté de mi asiento.− Te he dicho mil veces que me dejes en paz, no sé en qué idioma debería hablarte para que me entiendas.− le di la espalda y me dirigí hacía la salida, no sin antes escuchar a aquel idiota gritar algo que me puso roja de la ira.
− Algún día florecita, vas a formar parte de mi jardín, eso tenlo por seguro − en mi vida, nunca había aborrecido tanto a una persona como a él. Creo que decir que lo odio, se queda muy corto con todo lo que siento.
Max era el típico chico rubio, de cuerpo fornido, es el capitán del equipo de fútbol de la escuela y un ególatra de primera. Todas las chicas de la Uni estaban detrás de él, lo hacían ver como el rey de aquel lugar, pero para mí, era el rey de la basura.
Iba sin rumbo por los pasillos, hasta que una voz chillona me sacó de mis pensamientos.
−¡Elizabeth!− gritó mi mejor amiga desde el otro lado del recinto donde me encontraba. Como odiaba que hiciera eso, pero no podía hacer nada, ella era así y así mismo la adoraba.
− Aylin, te he dicho que no me gusta que me vocees de esa manera y menos dentro del Instituto.− le reprendí, pero al instante supe que era por gusto... Creo que ni me escuchó.
− Bien señorita Elizabeth, ahora si me vas a tener que contar, por qué fuiste el sábado a mi casa toda mojada, y con pinta de niña tercermundista.− desde ese día no había hablado más con Aylin.... Por cierto, aún tengo su llave stilson…
− Es una larga historia − suspiré pesadamente y comencé a caminar, ya había llegado el final del día escolar y nos dirigíamos a nuestro hogar.− No importa − se encogió de hombros − Tengo todo el tiempo del mundo, el camino es largo − dicho esto comenzó a reírse, llevándome a mí a seguirle los pasos.
Le conté todo, desde el grifo rebelde, hasta la llegada de mi nuevo inquilino. Pero a lo único que le prestó atención de toda la historia, fue al dichoso chico de pelo castaño.
−¿Y es lindo?− me miró con ojitos de gatito y un puchero en sus labios, sonreí al verla así, se veía tan mona.
− Se puede decir que sí − aunque la verdad, es que lindo se le queda corto, ese niño es un dios. Creo que fue tallado por los mismos ángeles.− Lo que, como te digo una cosa, te digo la otra... Lo que tiene de lindo lo tiene de arrogante − mi amiga me vio con una ceja alzada.
−¿¡En serio!?...no entiendo que le pasa a los hombres de hoy en día. Cuando le dan belleza, la cagan llenándolos de imbecilidad... Creo que es el karma.− bufó y siguió caminando al lado mío.
Al llegar al apartamento, fui directo a mi cuarto, no me quería topar con aquel sujeto. Estuve metida ahí unas dos horas, hasta que mi barriga me pedía a gritos que la llenara con algo. Estaba muerta de hambre. Bajé hasta la cocina y me dispuse a prepararme algo de comer, cuando caí en cuenta de que mi querido inquilino...(nótese mi sarcasmo), no estaba en el hogar, fui corriendo a la sala y puse música. Coldplay, A Sky Full of Stars, retumbaba por toda la habitación, me dejé llevar por el ritmo y empecé a bailar como loca.
Estaba tan metida en la melodía de aquella canción, que no sentí cuando la puerta se abrió, me encaramé en el sillón más grande y empecé a dar pequeños brincos en él... Creo que me emocioné demasiado... Al girar, mi sorpresa fue tan grande que di un traspié y terminé aterrizando encima de aquel chico.
−¿Estás bien?− me preguntó mirándome directamente a los ojos.
Al caer sobre él, había quedado muy cerca de su rostro, por lo que no pude evitar repasarlo de arriba abajo, era malditamente hermoso, tenía las manos puestas en su pecho, el cual era firme, igual a una roca. Su aliento caliente chocaba con mis labios, aquello encendía cada rincón de mi cuerpo, la atracción que sentí en ese momento fue tan grande, que aunque quería pararme y quitarme de encima de él, había algo que me lo impedía. Mis ojos volvieron a vagar por su perfecto rostro, hasta posarse en sus carnosos labios, eran perfectos, el de abajo más abultado que el de arriba, lo cual, lo hacía ver aún más apetecible, se veían tan suaves y rojos que me tentaron a probarlos. Me acerqué lentamente, su mirada estaba posada en mis labios, creo que con las mismas intenciones que yo, estaba a un centímetro de su boca, podía sentir su respiración aún más cerca, nuestras narices chocaban y percibía un suave olor mentolado cuando exhalaba. Cerré mis ojos...
−¡Elizabeth!...¿estás ahí?− la voz gruesa de Taehyung me hizo abrir a tope mis ojos y pararme como resorte de arriba de aquel chico. Él estaba aturdido también por lo que acababa de pasar... Por dios, si Tae no hubiera llegado... Sacudí la cabeza y me dirigí hasta la puerta para abrirle a mi mejor amigo.
− Hola − sonreí un poco nerviosa por lo que acababa de suceder, doy gracias que Tae es algo distraído.
− Pensé que no había nadie, toqué varias veces y no me abrían.− lo miré algo apenada... Si supiera la verdadera razón.
− Seguro fue por la música...no se escuchó el timbre.− le respondí algo tímida.
− ¡Yah!... Cabezón, te dije que me esperaras para subir juntos, ¿por qué te fuiste?.− Tae se dirigió a aquel chico en tono demandante, a lo cual él respondió rascándose la nuca, se veía igual de nervioso que yo.
− Lo siento, pero es que te demorabas demasiado, y ya quería llegar − hizo un amago de sonrisa.
−¡Taehyung!− le grité al ver lo que sacaba del bolso que traía en la mano.− ¿Se puede saber que estás pensando hacer?− le dije con una ceja arqueada y las manos cruzadas en el pecho.
−¿No es obvio?.− comenzó a reír fuerte − Vamos a celebrar, que mi mejor amigo acaba de conseguir el trabajo de su vida − culminó con las dos manos alzadas y en cada una de ellas una botella de whisky Escocés....¿de dónde habrá sacado eso?....me golpee la frente, pues este chico sí que sabía darme sorpresas.
Estábamos los tres en la cocina, disfrutando del delicioso Whisky que había traído Tae, el castaño aún seguía de traje, que de hecho, le quedaba de muerte, ...¿podrá sobre la faz de la tierra existir algún espécimen igual a él?.
− Por cierto... no es por metiche ni nada...− hice una pausa, la verdad me costaba algo preguntarle en donde es que iba a trabajar, no quería que pensara que me interesaba ni nada parecido, solo me dio curiosidad.... Aunque dicen que la curiosidad mató al gato.− ¿Dónde vas a trabajar?− le dije en un tono bajo, creo que por pena a mi reciente pregunta.
Taehyung me miró algo desconcertado, me pareció extraña su actitud, le iba a cuestionar, pero en eso, aquel chico que hace unos minutos me había robado el aliento y la cordialidad...(literalmente)... Habló, y para mi mala suerte, no fue nada grato de escuchar. Creo que en verdad, el cielo está conspirando en mi contra.
− En BROWN EMPIRE S.A − en ese preciso momento, me arrepentí por completo de haber preguntado.
Mire a Taehung a la cara. ¿Cómo se le ocurría llevarlo a trabajar con mi padre?, y no solo eso, traerlo a vivir conmigo, suspiré .... Ahora si eres hombre muerto Kim Taehyung.
Ahora tenía que tomar medidas, si mi padre se enteraba de que este chico vivía conmigo, de seguro lo pone a vigilarme y quien sabe que más, o a lo mejor podía hasta correr peligro, claramente, no tenía ni idea, de hasta donde mi padre podía llegar. Él no debía saber quien yo era, y Taehyung tenía que guardar mi pequeño secreto, si no quería terminar muerto. Solo faltaba tener una pequeña charla con el susodicho, sé que le costaba tener el pico cerrado, pero más le vale que sea así, y si fuera necesario...¿por qué no?... Una amenaza no le haría daño, ¿cierto?.
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Empire | J.Jungkook.✔(𝘍𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢)
ФанфикHay momentos donde sientes que te undes en un abismo, del cual crees que nunca vas a poder salir. Pero de pronto, aparece esa persona, que te salva de las tinieblas en la que estas metido y te muestra la luz. Los cambios no siempre son malos. A vece...