Nunca pensé que tan solo bastaran dos palabras para revolucionar mi cuerpo entero, haciéndome sentir la mujer más feliz del universo. Esas dos palabras me dejaron sin aliento, mi pecho subía y bajaba agitado, sentía mi estómago dando vueltas y un cosquilleo recorriendo todo mi ser. No podía creer lo que había oído... Jungkook me amaba... Mi sonrisa abarcaba todo mi rostro y por primera vez en toda mi vida, había descubierto lo que era en realidad amar a alguien.
Estaba profundamente dormida cuando a lo lejos siento una mano acariciando mi pelo. Me transmitía esa sensación de paz, que recorría todo mi cuerpo y me hacía querer quedarme así, en ese estado de quietud, pero debía despertar. Abrí poco a poco los ojos encontrándome con una hermosa figura, viéndome como si fuera lo más bello del mundo.
− Hola − dije sonriente y con la voz un poco ronca.
− Buenos días, princesa − me dio un beso en la frente. − ¿Cómo dormiste?.
− Perfecta − me acomodé quedando frente con frente a él − Gracias kookie... Por todo − acaricié su mejilla a lo que él recostó su cara en mi mano.
− No tienes que agradecerme nada, yo siempre voy a estar ahí para protegerte − se acercó a mi rostro y me dio un delicado beso en mis labios, al sentir lo suave de estos me estremecí.
− Por cierto...¿Cómo llegaste hasta ahí? − se me había despertado esa duda, Jungkook nunca iba a mi trabajo.
− Bueno... Al salir de la empresa venía rumbo a la casa, había tomado un taxi porque se me había hecho tarde en la oficina... Cuando estaba en camino miré mi reloj y vi que era tu hora de salida así que le pedí al conductor que me dejara en la esquina... Fui hasta la cafetería, pero ya te habías ido, por lo que me dirigía al apartamento cuando al pasar por la entrada del callejón sentí un grito, me quedé escuchando y lo volví a sentir, pero lo que más me asustó fue que reconocí tu voz en medio de todos esos alaridos de auxilio − su voz se le iba apagando a medida que me iba narrando lo sucedido − Corrí en dirección a aquel lugar y te vi ahí, debajo de ese hijo de... − se pasó las manos por el pelo − Te juro que si no fuera porque te escuché llorar lo mataba ahí mismo.
Lo abracé lo más fuerte que me permitieron mis brazos, estaba agradecida con los dioses por haberme mandado a un ángel tan bello a mi vida. Jungkook irradiaba ternura por doquiera, era de esos hombres que ya no existían por eso debía hacerlo mío cueste lo que cueste. Ya no me importaba nada, solo quería ser feliz al lado de ese sujeto hermoso, que llegó hasta mí para revolucionar todo mi mundo y volverlo de cabeza.
Estaba recostada aún en su pecho, amaba el calor que desprendía su cuerpo, hubiera deseado permanecer así por más tiempo, pero Jungkook tenía que ir a su trabajo.
− Princesita... Desearía quedarme aquí el resto del día contigo, pero tengo que ir a la empresa − acarició suavemente mi cabeza y dejó un beso en ella.
− Lo sé... Lo siento − dije parándome de su regazo − Pero se siente demasiado bien.− sonreí y lo bese.
Me abrazó y me dio vuelta en la cama quedando sobre mí. Sus ojos volvían a brillar como antes y su sonrisa volvía a ser igual de hipnotizante. Me vio fijo a los ojos y me besó, fue un beso suave y delicado, no quería que terminara, pero nos tuvimos que separar por falta de aire, acaricié su hermoso rostro.
− Suerte en tu día laboral.
− Gracias − susurró en mis labios y rozó nuestras narices. − Nos vemos en la tarde, voy a tratar de venir lo más temprano que pueda.
Dicho esto se separó de mí y se dirigió a la puerta. Me encantaba ver su espalda, era ancha y musculosa, tenía unos muslos definidos que me volvían loca y un trasero que se contorneaba a paso lento al alejarse de mí. Me había quedado embelesada con su cuerpo hasta que se giró y habló.
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Empire | J.Jungkook.✔(𝘍𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢)
أدب الهواةHay momentos donde sientes que te undes en un abismo, del cual crees que nunca vas a poder salir. Pero de pronto, aparece esa persona, que te salva de las tinieblas en la que estas metido y te muestra la luz. Los cambios no siempre son malos. A vece...