Empire | J.Jungkook.✔(𝘍𝘪𝘯𝘢𝘭𝘪𝘻𝘢𝘥𝘢)

Capítulo. 3.

Ya había amanecido, estaba echada en mi cama remoloneando como todos los días. Por suerte hoy era sábado y no tenía que ir a la Universidad.

Me quedé unos segundos mirando un punto fijo en el techo de mi habitación, hasta que recordé que hoy llegaba mi nuevo compañero de piso. Aún no sé cómo me dejé convencer por Taehyung, nunca había vivido con un hombre, y me daba un poco de miedo o recelo, pues no lo conocía de nada, ni tenía idea de como era. Quizás era otro loco esquizofrénico, aunque Tae me aseguró de que él no es así, igualmente, no estaba muy convencida. Solo me quedaba creer en su palabra, ya que de verdad me urgía un roommate.

− Más te vale que sea como dices Kim Taehyung.... Si no, date por hombre muerto.

Me paré con pesadez de la cama. No quería hacer nada, y solo de pensar que tenía que hacer el aseo de la casa, me daba jaqueca.
Pero tocaba, no podía recibir al susodicho con el apartamento virado al revés. Me metí al baño y me di una ducha tibia, al sentir el agua recorrer mi cuerpo enseguida me desestencé. No hay nada mejor que un buen duchazo para empezar el día. Al terminar salí hacia el cuarto a ponerme algo de ropa, opté por unos shorts cortos y un top blanco de tirantes, me gustaba andar cómoda y más si tenía que hacer trabajo voluntario... Como decía mi mejor amiga Aylin... Me recogí el pelo en una coleta alta y me puse manos a la obra.

Bajé al primer piso, a la cocina para prepararme algo de desayunar, me hice unas tortitas acompañadas por huevos fritos y zumo de naranja. Al terminar recogí todo y me quedé mirando a mi alrededor.

− Bien.....¿y ahora por dónde empiezo? − me golpee la frente, el apartamento estaba hecho un desastre... ¿Cómo me había pasado esto?... Creo que a veces suelo ser un poco distraída. Empecé por poner algo de música, yo no trabajo si no es con ella. Ya forma parte de mí, encendí el estéreo que estaba en la sala y dejé que la melodía invadiera la habitación.

Habían pasado ya unas horas entre limpiando y organizando mi hogar, cuando me dispuse a comer algo, estaba muerta de hambre. Hice una comida rápida que consistía en unos espaguetis con albóndigas. Me dirigía a fregar y cuando abrí la llave del fregadero un chorro inmenso de agua fue a parar en mi cara.

−¡Dios mío!−.

Salí corriendo en busca de algo para detener el agua, pero no encontraba nada.

− Bien, perfecto.... esto es para que aprendas Elizabeth que debes comprar herramientas...¡agh!... ¡¿y ahora que hago?!− Volví al fregadero a ver que podía hacer, o si por arte de magia dejaba de salir agua del grifo.

Estaba toda empapada luchando con la indomable llave de agua cuando de pronto sonó el timbre del apartamento. Maldije al que estuviera tocando en estos momentos, pero al ver que era insistente me decidí a abrir.

− ¡Yaa!... Ya voy...y no toques así que esta no es tu casa − al abrir la puerta, mis ojos creo que se extendieron a tope, al divisar una hermosa obra de arte parada justamente frente a mí.

Era un chico alto, de piel blanca, pelo castaño que le llegaba un poco debajo de los ojos, los cuales tenían un tono almendrado, un cuerpo que daba mucho que desear y una sonrisa preciosa. Llevaba puesto un pantalón negro rasgado, acompañado de un suéter blanco y un vaquero azul oscuro.

−Hola− dijo sonriente... Por dios...¿¡pero este niño de que revista se escapó?! − ¿Este es el apartamento 306A? − lo miré con una ceja alzada... A ver, bueno está, lo que el pobre parece ser ciego.

−No sé si te pudiste dar cuenta, pero…− le señale el número que estaba incrustado en la puerta − Aquí lo dice − arqueé un poco la cabeza y sonreí ladina. El chico se puso nervioso, se veía tierno rascándose la nuca y con carita de pena.

−Perd…− lo interrumpí enseguida que me acordé del caos que tenía dentro de mi casa.

− ¿Sabes de plomería?− me miró extrañado y con cara de duda por la pregunta que le acababa de hacer.− No importa − lo halé por el brazo y lo llevé hasta la cocina.
− Necesito tu ayuda. Esto no para de soltar agua − me miró asombrado por el alboroto que había.

−¿Dónde está la llave de paso del apartamento?− al decirme eso, me abofeteé internamente... ¿Cómo no se me había ocurrido antes?... En serio soy todo un desastre. Corrí rápido hasta el baño que era donde se encontraba la dichosa llave y la cerré.

−No entiendo como no se me ocurrió antes − le dije al muchacho que todavía estaba parado frente al fregadero analizando la situación.

− No es tan grave... Solo hay que apretar la tubería y fijar bien el grifo − me miró y cambió la vista al instante. No me había percatado que estaba toda mojada y la blusa que traía, por el agua, se había puesto casi transparente.−¿Tienes alguna llave stilson?− me preguntó aún sin mirarme.

−No, no tengo... Pero enseguida busco una al frente, espérame tantico, vengo rápido − salí corriendo hacia el apartamento de Aylin, para que me prestara lo que el castaño me había pedido. Le toqué la puerta eufóricamente hasta que por fin abrió.

−¡Elizabeth, por dios! ¿qué te pasó? − me miró de arriba a bajo con cara de susto.

−No hay tiempo para explicarlo ahora. Necesito que me prestes tu llave stilson − asintió y fue en busca de lo que le pedí − Gracias amiga, ahora te la devuelvo − y volví a entrar al apartamento para entregarle la dichosa herramienta al castaño.

− Listo − sonrió y volvió la vista hasta mí.

− Siento mucho haberte hecho pasar por esto − lo miré apenada.

− No te preocupes no fue nada. Además, me gusta ayudar a las personas, siempre y cuando esté a mi alcance claro − volvió sonreír y creo que parecía tonta por como lo miraba... Bueno, bueno, Elizabeth, contrólate... Sacudí la cabeza y lo volví a mirar. Ahora que lo pensaba... ¿Por qué estaba preguntando por el número de mi casa?, ¿qué quería?. ¿Acaso me estaba buscando a mí?... Pero y si fuera así...¿para qué?.

−¿Puedo hacerte una pregunta?− asintió y proseguí −¿Por qué antes preguntaste por el número del apartamento?− se quedó neutro y parece que cayó en lo que le preguntaba porqué empezó a sonreír de nuevo...¿por qué hacia eso?... desearía que no se riera más, está acabando con mi sistema nervioso.

−Ah, sí, sobre eso…− hizo una pausa corta, rascó su nuca algo nervioso y siguió hablando − Creo que soy tu nuevo compañero de piso.

La cara se me cayó de la pena. Por dios ese chico era mi nuevo roommate y mira en las condiciones que lo recibo. Golpeé mi frente tratando de ahogar mi vergüenza. En estos momentos me debería ver como una completa lunática, toda mojada de pies a cabeza, descalza y con la cara hecha un completo desastre. Si tuviera el poder ahora mismo de convertirme en avestruz y meter la cabeza debajo del piso creo que sería la mujer más feliz del mundo.

− Siento mucho el recibimiento.... En verdad no contaba con que todo esto pasara…− me interrumpió moviendo las manos varias veces en forma de negación.

− No te preocupes... Todo está bien, en serio − se acercó un poco a mí, y creo que mi corazón se detuvo por unas milésimas de segundos... ¿Por qué me pasaba esto a mí?...y con este chico que ni siquiera conozco. Yo no era de esas tipas enamoradizas, que ven un pantalón y se tiran detrás de él. Siempre pensé que para mí el tema del amor estaba sobrevalorado. No quería ningún hombre atado a mí, además todos son iguales. Tienen lo que buscan y se van. En mi plan de vida no existía la cláusula llamada "AMOR". Y no creo que este chico vaya a cambiar eso.

− Mi nombre es, Jeon Jungkook− me tendió la mano en forma de saludo la cual tomé con un poco de recelo...¿Debería preocuparme por este?... Lo miré detenidamente de arriba abajo. Nop... Definitivamente, no me tendría que preocupar por él.− Es un placer − estas últimas palabras salieron de su boca en un tono algo grave, el cual logró estremecerme...¿O me estaré equivocando?.

−Elizabeth Brown− lo miré a los ojos −Un gusto.

No sé en qué clase de enredo me esté metiendo, pero de lo que si estoy segura, es que este muchachito de sonrisa linda y ojitos coquetos, no va a venir a poner mi mundo de cabeza. No lo voy a permitir. Por algo me llamo Elizabeth Brown, y no por gusto me dicen en la Universidad la inalcanzable. No todo el mundo puede llegar a mí, y el que lo logre.... Creo que debería darle un premio.