Capítulo 6

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— Bueno separémonos para que acordemos fechas y horarios – se alejó llevando a Verónica y Avril.

Volteé y vi a Harry con el celular enviando un mensaje de texto.

No podía creer que iba a hacer un informe con un chico que acaba de conocer y lo peor, que el informe tratara de mi vida ya que eso era exactamente lo que pedía la primera prueba, "los aspectos de una persona".

—¿Qué días tienes tiempo? – eché una mirada disimulada a Harry.

Guardó su teléfono en el bolsillo trasero y me miró – Puedo todos los días, no es que un adolescente tenga que hacer muchas cosas interesantes.

— Yo puedo de lunes a viernes, los sábados y domingos son privados – saqué una libreta para apuntar todo.

La verdad es que no tenía nada que hacer los sábados y domingos, pero por alguna razón todavía no me sentía en confianza para decir eso.

— Podemos reunirnos de lunes a viernes- sugirió - igual estaría bien acordar unos días antes por si alguno tuviera otras cosas que hacer.

- ¿Qué? - lo miré incrédula - ¿Y las tareas que dejarán en las clases? – Enumeré con los dedos – ¿los proyectos?, ¿exámenes?, ¿finales?, ¿ensayos?, ¿monografías?...

Soltó una risita – Analizas demasiado – me miró gracioso – Muy interesante lo que acabas de decir – negó con la cabeza con una sonrisa permanente en sus labios - Pero no acertaste – estiró sus brazos – No hay tareas – enumeró con sus dedos como yo lo hice – tampoco clases, ni proyectos o todo lo relacionado – se puso a mi costado – Mira nuestro alrededor – señaló todo lo que estaba al frente de nosotros – Estamos en medio de una prueba, este año es dedicado a eso – agachó su cabeza para mirarme.

- ¿Cómo estás tan seguro? – fruncí el ceño en su dirección.

- ¿se lo pregunto al profesor? – lo buscó con la mirada.

No espero una respuesta, simplemente fue hacia él. Al cabo de unos minutos lo vi regresando en mi dirección con una pequeña sonrisa de triunfo.

- ¿Y bien? – puse las manos en mis caderas

Se hizo el interesante por un momento mientras daba un silencio de suspenso.

- Bueno... – entrelazo sus manos detrás de él- dijo que se había olvidado de mencionarlo – contuvo una risa - y que no podía creer que a pesar de guapo – empezó a halagarse de una manera cómica- atractivo, respetuoso, lindo y otros elogios más – se acercó a mí - fuera inteligente de recordarle ese pequeño detalle, pero que lo mencionará en un instante- dijo mirándome casi apuntó de reírse.

- No puedo creer que el profesor dijera tantas cosas buenas de ti – giré mis ojos y usé un tono burlón - ¿Entonces no te mencionó nada más? – volví a mi postura seria.

Bajó la mirada un instante y luego la alzó para entrelazar las nuestras. Sus ojos verdes eran diferentes a todos los que había visto, eran una combinación de esmeralda, Tsavorita, prehnita, turmalina y otros. Una lluvia de colores de todas las gemas verdes más hermosas que pudieran existir.

- Entre los dos – susurró - me dijo que no hay clases y que tenemos siete semanas para hacer el informe - dijo apuntando a mi libreta para que escribiera lo que acababa de decir.

Era raro sentirlo tan cerca, podía percibir su respiración como también algunos pequeños mechones de cabello chocando con mi piel.

- Okey, entonces... – dije en un hilo de voz, pero al instante aclaré la garganta - ¿en qué horarios y dónde nos reuniremos?

Se alejó y alzó una ceja en mi dirección.

- ¿Te parece si nos reunimos como si estuviéramos en clases?, me refiero en un horario escolar.

Nos veríamos cinco días a la semana, estaríamos juntos, hablando de como seria nuestro futuro, dando un montón de datos indispensables para pasar de esta maldita prueba. No podía negarme, pero tampoco quería aceptar, sin embargo, mi nota estaba en juego.

- Sí, está bien – suspiré - ¿Y dónde? ¿En tu casa o en la mía?

Ojalá fuera en la mía, ¿Cómo podría ir a su casa? Y lo peor, quizá podría estar vacía.

- Hay que hacer un choque de puños y el que gane, elige en que casa - dijo dando pequeños saltitos y moviendo su cabeza como si fuera a prepararse para uno de los mayores torneos de la historia.

- Me parece justo – Pusimos nuestros brazos atrás y contamos hasta tres, ambos sacamos nuestros puños.

Yo había sacado papel y la tijera. ¡Me había ganado!

Frotó sus manos y me regaló una mirada victoriosa.

- Como soy el ganador... - divagó – Elijo... - dio un paso hacia mí - Que tu escojas donde – Me guiñó un ojo.

Esa forma de guiñar el ojo, esa maldita forma tan típica de chico "guapo", hacía que me pusiera nerviosa sin poder evitarlo.

Era extraño. Aunque ya todo este año lo era.

- Sugiero que repartamos el tiempo en mitades, para que estemos la misma cantidad de tiempo en la casa del otro.

Asintió – ¿Mañana mismo podemos comenzar?

- ¿Mañana?

- Son solo siete semanas, se van a pasar volando – sonrió – En un rato estas aquí conmigo y en el otro ya no nos volveremos a ver. Así es el tiempo.

- Entonces comencemos mañana mismo.

Mi respuesta pareció impactarle por unos breves segundos, pero finalmente asintió.

- ¿¡YA TERMINARON!? – Miró su reloj el profesor- Acabo de ver la hora y ya acabaron las clases. Son libres- estaba a punto de sentarse cuando se levantó de golpe- ¡NO OLVIDEN QUE NO HAY CLASES ESTAS SIETE SEMANAS Y QUE EL INFORME DEBE TENER UN MINIMO DE DIEZ HOJAS!

Se fueron acercando algunas personas para entregar los papeles de los tríos y dúos. En nuestro caso fue Louis.

- ¿Me podrías dar tu número? - titubeo – Es para pedirte la dirección y por si me pierdo en el intento.

Escribí mi número en una hoja de papel torpemente mientras sentía su mirada en cada uno de mis movimientos – Este es- extendí mi mano con el pequeño trozo.

Recibió el papel con unos ligeros toques en mis dedos, su piel estaba caliente.

- Ya sé a quién llamar para hacer bromas telefónicas- Sonrió y me miró fijamente.

Esa mirada era profunda, esas que casi son imposibles de sostener.

- Si recibo una, sabré que eres tú- le devolví la sonrisa- No muchas personas saben mi número.

Botó aire mientras seguía sonriendo con su frente ligeramente arrugada.

- Es bueno saber que tengo un privilegio – me guiñó un ojo y se fue poniendo su mochila en el hombro.

Seguí viendo su espalda hasta que lo perdí por completo.





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