Capítulo 3

224 83 6
                                    

Eso era todo. Me quedé un rato asimilando lo que acababa de leer, era muy turbio. De verdad estábamos poniendo nuestras vidas en juego.

Sentí la mano de alguien en mi hombro - ¡Alexia!

Era Avril.

— Dime.

— ¿Terminaste de leerlo? — tenía una ligera sonrisa.

— Sí ...— susurré y no dije más.

Estuve muy pensativa el resto de las clases, no sabía con qué grupo me tocaría el día de mañana. Era demasiado pronto. ¿Y si no me tocaba con Avril? ¿Si me tocaba con unos completos asesinos en serie? ¿Cuáles eran las posibilidades?

— Alexia, relájate, vamos a ganar esta prueba y vamos a graduarnos — sonrió — aparte, ¿qué es lo peor que podría pasar?, si muero qué más da.

— No digas eso ni en broma — entrecerré los ojos — Imagina que me toca rojo y a ti azul o viceversa, quizá nos podríamos...

— ¡Alexia, puedes dejar de ser tan pesimista! — me hizo una mirada seria — te dije que pensaras en cosas positivas.

— Okey, pensaré en otras cosas, te lo prometo — accedí

— Que conste, bueno alexia, espero me puedas disculpar, pero debo ir a casa rápido, mi mamá me está escribiendo para que no llegue tarde a una aburrida reunión familiar.

— Dale.

Me alzo el brazo para despedirse y se fue.

***

Cuando llegué a mi casa lo primero que hice fue buscar a mi madre.

— Buenas tardes — me recosté en la en la encimera de la cocina.

— Hola, ¿qué tal te fue en tu primer día? — sonrió

— No me vas a creer — hice una pausa dramática — ¿sabías que este último año estamos debatiendo entre la vida y la muerte?, todo gracias a esa estúpida prueba — dije colgando mi mochila a la silla más cercana.

— Ah... — asintió — sí sé de qué hablas.

— ¿qué? — volteé para verla

— Cada año lo hacen, pero está prohibido decirlo a los niños u adolescente que todavía no les toca — me miró algo culpable.

— ¿Cómo se iban a enterar que me habías dicho? — ironicé — Bueno, eso no importa, pero... ¿por qué no simplemente dejan de hacer esa prueba? — me froté la frente.

— Bueno, si no hubiera la prueba todas las personas seguirían vivas, habría sobrepoblación, más contaminación, etc. Por esta razón el estado creyó que era más convenible hacer este tipo de cosas.

— El estado está loco, no le importa la población, las vidas de las personas — dije indignada, me di media vuelta y me dirigí a mi habitación.

¡¿ES QUE SOY LA UNICA CUERDA EN ESTE PAIS?!

Que carajos tenía que ver la sobrepoblación con la contaminación, sí sé que las personas somos un tanto idiotas, pero se podría implementar más cestos de basura, quizá que los señores de limpieza vengan más seguido, entre otras cosas ¡vamos, el estado no es bruto!

Sin mencionar que ¿¡Y donde está el derecho a la vida!?, yo no me creía ese cuento de "es por sobrepoblación" lo que en realidad quiere el maldito estado es deshacerse de los habitantes para que haya más "ingresos" que otra cosa, porque que coincidencia que las grandes instituciones educativas donde están los hijos de ese tipo de personas, ni siquiera se les mencione.

En fin, no quería perder mi tiempo enojándome con cosas que ya estaban hechas. Por ende, fui a la opción más fácil, dormir. 

NECESITO ENCONTRARTE [En edición] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora