Narrador Omnisciente:
El viernes llegó, y con ello, la alegría de los dos jóvenes.
Se encontraron en la madrugada en la cima de la Torre Eiffel. La noche era tranquila, el cielo mostraba las estrellas y había una brisa agradable.
Lo primero que hicieron al encontrarse fue abrasarse por un largo rato.—¿Y? ¿Más tranquilo por el regaño de hoy?—El pelirrojo frunció el ceño ante esa pregunta.
—Su clase es tremendamente aburrida y lo sabes.
—Bueno, no lo es tanto como dos horas frente a un piano.— Respondió el rubio.— ¿Trajiste las cartas?— Preguntó al recordar lo que le había pedido.
—Sí.— Afirmó rápidamente.—Oye, ¿Cómo es eso de las clases en casa? Es decir ¿Cuánto tiempo te toman?— Volvió al tema anterior. Y esa pregunta abrió una larga conversación basada en las largas horas de educación que tenía el mayor y de lo extraño que eran un par de sus profesores.
—Para mí cría cabras en secreto.
—Es posible.— Dijo Nathanaël entre risas ante la imaginación del contrario.
Los dos se habían sentado en el suelo mientras Adrien recargaba sus piernas sobre las del menor. La conversación fue variando hasta que decidieron sacar las cartas y ponerse a jugar.
—Nath, el próximo viernes llega mi padre. No nos podremos ver.
Nathanaël lo miró extrañado.
—¿No llegaba el sábado?— Cuestionó el pelirrojo.
—Sí, pero cancelaron la junta que tenía el viernes y tiene trabajo pendiente aquí, así que decidió volver un día antes.— Aclaró, esperando el siguiente movimiento de Nathanaël en el juego.
—Entiendo.— Dijo algo desanimado.
—No te pongas así. Si todo sale bien, hablaré con él el sábado y ya nos podremos ver tranquilamente.
El contrario asintió con un pequeño indicio de sonrisa en sus labios.
—Vamos, no dejes que esto te distraiga.— Intentó volver a animarlo.— Por que acabas de perder por eso.
El menor levantó la mirada con el ceño fruncido al ver caer la última carta de Adrien, el cuál le sonreía con burla.
—Ahora me debes una canción.
—En ningún momento apostamos.— Le recordó Nathanaël.
—Pero soy el ganador y merezco un premio.
El menor se le quedó mirando con seriedad durante unos momentos antes de contestar.
—El mejor de tres. Si ganas puedes cambiar el premio por lo que quieras.
—¿Y si tú ganas?
—También podré elegir lo que quiera. Podemos dejarlo como un misterio hasta ver quien gane.
—¿Tengo que asustarme?— Preguntó en broma el mayor.
—Tu sabes perfectamente que sí.— Nathanaël contestó en un tono algo sugerente y con una sonrisa.
—Acepto. Será una sorpresa entonces.— Accedió.
Luego de ese momento, el juego ganó cierta emoción. Pero al final, luego de haber tenido la diferencia de un sólo punto, Nathanaël resultó ser el ganador. Este sonrió ante su victoria y miró burlonamente al rubio.
—¿Y bien? ¿Qué vas a querer?— Preguntó con diversión en su voz.
—Eso lo sabrás cuando nos encontremos de nuevo.
—Oye, eso jamás lo arreglamos. Eso es trampa.— Adrien lo acusó.
—Va a ser lo mismo de todos modos, no te quejes.
Y ese principio de "discusión" terminó desarrollándose en un desafío, un empujón y una casi persecución.
—Admite que eres un tramposo.— Le dijo Adrien mientras lo sujetaba por las muñecas.
—Tú me hiciste tropezar y no me dijiste nada de una apuesta en el principio, tú eres el tramposo.— Lo contradijo el pelirrojo, el cuál sentía el frío del suelo en su espalda y el peso del contrario sobre él.
—Yo no fui el que después agregó otra regla a la apuesta.
Adrien acercó su rostro al del menor, en una forma de desafiarlo a continuar con la pelea, u obtener un beso, lo que sucediera primero.
Esa noche hubo muchas risas, silencios tranquilos y algunos besos seguidos de abrazos.
Cuando el cielo se había aclarado y el ambiente se puso más frío, Adrien miró a Nathanaël, el cuál estaba sobre su pecho medio adormilado.—¿Nath?— Lo llamó.
—¿Hmm?— Fue el único sonido que recibió en respuesta.
—Ya son las cinco y media.
Adrien se sobresaltó cuando el menor se levantó rápidamente con preocupación en sus ojos.
—!Mis padres llegan a las seis¡— Mencionó en un tono alarmado.
—Entonces ya tienes que irte.— Dijo Adrien, ya estando de pie junto con el menor, en un tono algo desanimado.
—No te pongas así, nos irá bien. Ya nos veremos.— Nathanaël pasó una de sus manos por la mejilla de Adrien, y este se inclinó contra el contacto.
El mayor atrajo al contrario en un abrazo.
—Cuídate. Y ante cualquier cosa que sucede sabes que puedes venir conmigo.— Le dijo el pelirrojo con un tono calmo, aunque por dentro una pequeña parte de la preocupación de lo que sucedería el viernes se hizo presente.
—Tú también ten cuidado. Si algo sucede sólo llámame, no importa cuando, e iré.— Le contestó, apretando más el abrazo.
Con un último beso se despidieron y cada uno se fue por su lado, impacientes por lo que sucedería.
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Hola :3
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El Otro Talento de Nathanaël. AdrieNath (Yaoi-Gay)
ФанфикNathanaël siempre tuvo talento con el mundo de las artes, en especial con la pintura, pero solo él sabe del don que posee. La música también forma parte de su vida. ------------------------------ Él y Adrien se rinden con la chica de la que está...