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La luz del sol brillaba intensamente, las personas se preparaban para un nuevo día, las aves cantaban y los animales observaban el brillante día que se hacía presente. Sin embargo, un joven de castaños cabellos no podía sentir la alegría ni el vigor que este nuevo día otorgaba.

La luz encandilaba su vista, de por sí ya defectuosa por la miopía, las aves aturdían sus oídos con sus cantos de felicidad, y la calidez del día solo le daba calor, creando poco a poco una capa de sudor en su cuerpo fatigado.

Caminando lentamente y con esperanzas de recibir una brisa refrescante, se encaminaba a su nuevo lugar de trabajo, ignorando su alrededor y poniendo atención únicamente en llegar temprano su segunda semana.

Al llegar, entró casi corriendo, a sabiendas de que el aire acondicionado lo recibiría. Su mueca antes decaída por el calor y la incomodidad, fue reemplazada por una pequeña sonrisa, casi imperceptible, pero suficiente para que dejara de parecer que odiaba a todo ser vivo.

-¡Taehyung!

El nombrado volteó, sintiendo el olor a madera entrar en sus fosas nasales y viendo como una de sus mejores amigas se hacía paso hacia él.

-Noona.

La alfa se lanzó a abrazarlo apenas estuvo cerca, no dudando en impregnar al omega con su olor, disimulando el dulzor que desprendía Taehyung sin siquiera notarlo.

Hyejin era una alfa joven, de estatura media y con una personalidad cálida y agradable, pero su principal característica era lo sobre protectora que podía ser con sus amigos. Taehyung, siendo su menor solo por meses, era uno de sus pocos amigos omega, y ella sabía cuán codiciado era el castaño solo por su extravagante aroma.

-¿Otra vez dormiste tarde, Taehyungie? Sabes que los domingos debes dormir temprano, después vienes de mal humor al trabajo.

-Mm, solo estuve...

-Leyendo, lo sé. - interrumpió la mayor. Le dio una sonrisa, y agarrando el brazo del castaño se encargó de caminar con él hasta sus lugares de trabajo.

•*•*•*•*•

El día había pasado lentamente, agobiando ligeramente al castaño que ansiaba la hora de la salida para poder reunirse con sus amigos.

Hyejin se apresuró en terminar con todo, para ir con el menor, ya que ambos llevaban días esperando por esa cena.

La mayor sujetaba fuertemente la mano del castaño, contándole sobre su fin de semana, siendo escuchada por un tranquilo omega que simplemente se dejaba llevar al restaurante por su amiga.

Al llegar, Hyejin fue la primera en lanzarse a los brazos de Hoseok, siendo cargada rápidamente. Taehyung solo sonrió ante la escena, al igual que los que se encontraban sentados en la mesa.

-¡TaeTae! - gritó Hoseok al soltar a la alfa, yendo a abrazar al nombrado. Lo cargo y le dio vueltas al omega justo como había hecho con la chica, y lo soltó después de escuchar la carcajada del castaño.

-Hyung, sabe que tantas vueltas me marean. - dijo una vez que se sentó al lado de Hyejin.

-Siempre dices eso pero todos sabemos que adoras los abrazos voladores de Hobi, TaeTae. - dijo ahora Moonbyul, sonriendo al ver que notaba su presencia.

-Que me gusten no quiere decir que sean buenos para mí, Noona.

-¿Y no piensas saludarnos debidamente, o los abrazos son solo para Hoseok-hyung?

El castaño dirigió su atención a JungKook, quién sonreía haciendo ademán de abrazarlo. El menor se levantó una vez más, sentándose en las piernas de Moonbyul para darle un abrazo y desde el mismo sitio estirarle las mejillas al pelinegro.

-Bien, ahora que todos nos saludamos como si no nos hubiéramos visto el viernes, podría alguien decirme ¿dónde está Minjae y por qué no ha aparecido?

La pregunta de Hyejin hizo que el castaño prestara atención rápidamente, cosa que no pasó desapercibida por sus amigos.

Taehyung llevaba años enamorado de Minjae, uno de sus mejores amigos. Minjae era un beta increíblemente atractivo, inteligente y amigable, pero también era increíblemente mujeriego.

El menor adoraba a Minjae y viceversa, pero Taehyung sabía que esa adoración no era la misma. Por eso, se había resignado a soportar el dolor en su pecho cuando aparecía con algunas betas en cada fiesta que hacían, presentando cada vez una nueva conquista. Le dolía, pero no podía hacer más.

-Tuvo un retraso, al parecer estaba un poco ocupado, así que dijo que llegaría en cualquier momento y que podíamos empezar sin él. - respondió Hoseok.

-En ese caso, hora de comer. - dijo la pelinegra, recibiendo una afirmación de todos.

La cena transcurrió entre risas, anécdotas y bromas estúpidas, como cada lunes y viernes que pasaban juntos, como tenían establecido en sus reglas de amistad.

Minjae llegó en poco tiempo, siendo recibido con burlas por la tardanza y, por supuesto, por el aroma dulzón y la sonrisa nerviosa de Taehyung.

El menor casi explotaba de felicidad el ver al mayor sentarse a su lado, aunque, como siempre pasaba, le desanimaba que su omega no reaccionaba ni un poco al ligero aroma picante del beta. No podía culparlo del todo, ya que este era realmente mínimo.

La noche se hizo presente y todos se vieron obligados a despedirse entre abrazos y besos en la mejilla de parte de las féminas del grupo.

Moonbyul era acompañada por Hyejin y Hoseok, mientras que Taehyung era llevado por JungKook y Minjae. Solían rotarse, pero ambos omegas siempre eran acompañados por dos de sus amigos a casa después de cada salida.

-Entonces se me lanzó encima, por un momento me pregunté si en verdad era beta y no una omega en celo. - contaba Minjae riendo, sin notar cómo el aroma de Taehyung se hacía ligeramente más amargo ante la anécdota.

El alfa y el omega sonreían, limitándose a escuchar al mayor. JungKook ubicado al lado del castaño, buscando relajarlo con su olor, alegrándose al notar como Taehyung aspiraba su aroma y sonreía ladinamente, volviendo su aroma dulzón a la normalidad.

-Cuídate, TaeTae, nos vemos el viernes. - dijo el mayor, ganándose la sonrisa de enamorado del menor, como cada lunes que era llevado a casa por el beta.

-Nos vemos luego, TaeTae-hyung.

El castaño se despidió igualmente, abrazando a sus amigos y agradeciendo el ser llevado a casa. Sin embargo, al cruzar la puerta del edificio, se detuvo, agudizando su olfato para distinguir aquel nuevo aroma que con solo un rastro empezó a alterar a su omega.

Para su pesar, solo fue eso, un rastro de un desconocido olor que alertó a su lobo y revolvió sus sentidos. Y sin saber si aquella sensación iba a volver, entró finalmente a su edificio, queriendo ignorar la inquietud que en un segundo se había generado en su interior.

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Besitos (^3^)



Editado 02/08/24

Conocidos •YoonTae•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora