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El alfa suspiró suavemente.

Había tenido el fin de semana más largo de toda su vida.

Consiguió una cita con la omega que soñaba, la fémina rompió su corazón, encontró a su destinado, y lo mejor de todo era que hizo todo eso junto a una fuerte lluvia, obteniendo un resfriado.

Estaba observando el techo, escuchando cómo su mejor amigo preparaba una comida para él en la cocina de su hogar.

Luego de dejar al omega en su edificio, Yoongi no podía sacar de su mente qué es lo que harían. El alfa estaba seguro de que no aguantarían el rechazo de sus destinados, en especial el omega, que parecía romperse cada vez que lo veía.

Se sentía incapaz de romper su lazo con el chico de castaños cabellos, pensando que ambos parecían haber sufrido mucho como para rematar su dolor con un lazo roto.

Su cabeza lo atormentaba durante horas, sin saber qué hacer a continuación.

Estaba seguro de no querer estar con el omega, al menos no por ahora. Era probablemente el alfa más inseguro que el omega pudiera conseguir, y Yoongi sabía que eso solo le traería problemas a ambos.

Pensó que si debía resignarse a entrelazar su vida con un desconocido debido a sus lobos, al menos podría dar su mejor versión de él para que alfa y omega pudieran tener una relación sana.
Y justo como el peligris era ahora, sabía que eso no era posible.

Yoongi estaba cansado de escuchar las quejas o reproches de porqué no era un alfa ejemplar. Lo escuchaba de sus padres, de sus familiares e inclusive de sus amigos al ser menor.

El único que nunca lo había atormentado por ello era Jimin, razón por la cual seguía a su lado.

Sabía que si aceptaba el lazo y se dedicaba a estar con el omega, tarde o temprano saldría a la luz la inseguridad que tenía, y no deseaba unirse al omega si después el castaño decidía que podía encontrar un alfa mejor. No podría soportar aquello.

Su amigo pelirosa se encargó de sacarlo de sus pensamientos, entrando con un pequeño plato de sopa.

El omega el día anterior se había encargado de reprenderlo por su hora de llegada y el estado moribundo en el que apareció, pero agradeció enormemente que su amigo fuera un omega listo y que al verlo entendiera un poco de lo que pudo haber pasado sin necesidad de hablar.

-Ten. Está caliente, pero sé que no querrás que te alimente yo, así que come con cuidado.

El alfa asintió.

-Gracias, Jimin.

El omega sonrió, y se quedó en silencio observando que se acabara el plato.

Cuando la incomodidad era mucha, el menor decidió preguntar.

-¿Qué fue lo que pasó ayer, hyung?

El peligris se limitó a verlo y desviar la mirada rápidamente.

¿Debería decirle todo? Aún no decidían qué harían su destinado y él. Además, Jimin sería el primero en juzgarlo si el castaño decidía que lo mejor era romper su lazo, cosa que también lo tenía algo inseguro.

Suspiró, decidiendo no comentar el tema de su destinado hasta estar seguro de si seguirían adelante o se separarían por completo.

-Dahyun aceptó tener una cita conmigo.

El pelirosa escuchaba atento, asintiendo ante cada pausa que hacía el mayor.

-La acompañé a su casa luego de eso, y antes de irme habíamos hablado del sitio y la hora en que nos veríamos. Ella me había prestado su bufanda momentos antes, y cuando estaba viniendo hacia acá me di cuenta que aún la tenía.

Suspiró, le dolía tener que relatar lo siguiente.

-Decidí devolverme, pensé que sería bueno llevarle su bufanda y verla un momento más, - el omega sonrió. - pero cuando llegué había un alfa en su puerta.

Jimin cambió de expresión rápidamente, seguramente imaginando lo que se avecinaba.

-Ella abrió y el chico la besó. Vi lo suficiente para saber que eran mucho más que amigos, y lo suficiente para saber que solo me emocionó en vano.

Finalizó, viendo fijamente su plato ahora vacío.

-La mato. - dijo el omega, antes de levantarse ignorando el llamado del alfa a sus espaldas.

-¡Jimin! ¡Vuelve acá!

-¿Cómo quieres que me quede acá si la perra esa jugó contigo, hyung? ¡Eso no se hace! ¡Y menos con alguien que está enamorado de ti!

-Minnie...

-Es una perra, y yo le voy a enseñar modales y educación con una trompada.

Fue lo último que escuchó antes de que el pelirosa se fuera de la habitación.

Sus gritos eran ignorados y su cuerpo no recibía la información de que debía ir tras el omega para evitar una catástrofe. Sintió el frío en sus pies al levantarse, y al ver la sala sintió la angustia asentarse en su estómago cuando notó que efectivamente su amigo se había ido.

Fue rápidamente hacia su teléfono, llamando con desesperación al omega de cabello rosa.

-Hyung, usted descanse, iré cuando le quite las extensiones que le puse a esa idiota.

-Jimin, por favor no.

-Jimin, por favor sí. ¡Te usó, hyung! No puedo quedarme tranquilo sabiendo que incluso yo te alenté a estar con...

-Con una persona que merece respeto de tu parte porque a ti no te hizo nada malo, Jimin.

-Pero hyung...

-Ven a casa, por favor.

El silencio en la línea le hizo respirar tranquilo, sabía que su amigo era muy impulsivo, pero que al pensar las cosas solía ser lo suficientemente racional para evitar problemas.

-Bien, voy a casa.

Cortó la llamada con un alivio enorme.

Ya había hablado sobre la razón de sus lágrimas. Ahora faltaba la razón de su confusión, pero decidió que eso lo resolvería él al día siguiente.

Se acostó, esperando escuchar la puerta de la casa ser abierta para confirmarle que su amigo llegó a su hogar.

Y en lo que eso sucedía, Yoongi se iba durmiendo.

Sonrió aliviado al ver al pelirosa en la puerta de la pequeña habitación que le había prestado, y su amigo al verle cansado, le dejó dormir.

Su último pensamiento fue el omega castaño, preguntándose si estaría bien, y qué es lo que haría al verlo mañana.

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¡Buenos días! Espero les esté gustando, he tratado de ir escribiendo para subir varios capítulos a la semana, así que probablemente esté llenando sus notificaciones con capítulos nuevos.

Espero comenten y voten, besitos ♡.










Editado 02/08/24

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