Conocidos •YoonTae•

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Yoongi se alejó de la habitación, dándoles privacidad. Se sintió ligeramente avergonzado y egocéntrico al pensar que, tal vez, el omega lo estuviera esperando. Quiso reír, pensando en cómo su plan de escape rindió frutos en vano, recordando las maniobras que tuvo que hacer para salir de aquel hotel sin despertar el alfa que dormía en la cama de al lado.

Caminó a paso lento, deteniéndose en la recepción.

-Buenas noches, disculpe ¿podría por favor dejarle esto de mi parte al omega de la habitación 903? - dijo, dejando sobre el mostrador un pequeño ramo que consiguió de último minuto y un pequeño postre de chocolate.

La recepcionista asintió, sonriendo al ver el detalle.

-Claro, en un momento se lo llevo ¿de parte de...? - preguntó, con lapicero en mano para escribir el nombre del joven frente a él.

-Suga.

La mujer asintió, y tras una leve despedida por cortesía, se encaminó nuevamente a la habitación de hotel, feliz de haber visto al omega de lejos, sabiendo que ahora estaba a salvo.

Mientras caminaba por aquellas solitarias calles, su mente viajó, una vez más, al beso que le dio el castaño, pero esta vez con dudas incluidas ¿por qué hizo eso? ¿Miedo, necesidad o... amor? Sacudió su cabeza en un vano intento de olvidar la idea de que su destinado se estuviera enamorando de él. Era muy pronto, habían pasado casi dos meses desde su acuerdo, y aunque tal vez ese beso había roto un poco sus reglas, él seguía sintiéndose seguro sobre esperar por el castaño. Esperaba que el omega pensara igual.

Suspiró, con la cabeza vuelta un lío por alguien con un nombre y apellido que desconocía aún por unas reglas que tambaleaban con cada recuerdo nuevo que creaban juntos.

Sin embargo, Yoongi era ligeramente masoquista, y torturó a su mente una y otra vez con el recuerdo de los labios que, sin querer admitir, deseaba tocar nuevamente.

Decidió que simplemente se dejaría llevar, y escucharía lo que el omega deseaba de ahora en más, después de todo, el que había pasado un accidente era él, y Yoongi haría lo que estuviera en su poder para apoyarlo con eso. Así que, resignado a no sacar el momento de su mente, rebobinó la imagen que tuvo antes de ser besado por Vante, sonriendo ante la imagen mental que llegó a su mente.

Un rostro sonrojado, los labios ligeramente entreabiertos mientras que los ojos ajenos observaban su boca, aquellos ojos mieles que sin lentes pudo apreciar mejor. La imagen era tan perfecta que le hacía dudar si aguantaría hasta el último mes, sin ceder a su lobo o a los sentimientos que rápidamente se hacían espacio en su interior.

Se acostó nuevamente, en silencio, cuando llegó a hurtadillas a la habitación. Y con un sentimiento de calma en su pecho y la imagen del omega presente en su mente, soltó un último suspiro antes de caer dormido profundamente.

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Besitos ♡.

Editado 03/08/24