La verdad es que Yoongi estaba despierto desde que escuchó cómo el omega le hablaba al oído, pero la vergüenza que sintió fue tan grande que fingió seguir dormido.
Su plan era hacerse el dormido hasta que el castaño se rindiera y se fuera a su habitación, luego él saldría corriendo y olvidaría que todo aquello sucedió.
Cuando sintió el impacto de lo que supuso era un cojín en su cuerpo no pudo evitar hacer una mueca, temiendo ser delatado, pero al escuchar al omega farfullar en voz baja supo que no era así.
Y cuando creyó que el joven de lentes se había rendido, pudo sentir cómo se acercaba.
Pensó que tal vez le hablaría de nuevo, pero cuando sintió unos suaves y delicados labios en su rostro, sintió como su corazón empezaba a acelerarse de forma descomunal.
El castaño se alejó rápidamente, y el peligris no pudo evitar abrir sus ojos con sorpresa buscando confirmar que aquello había sucedido.
La sala se inundó con el aroma a lavanda y manzanilla que caracterizaban al de piel acanelada.
Yoongi se dedicó a observar al omega. Vante respiraba agitadamente, sus mejillas se veían rosadas y sus ojos estaban tan abiertos como los suyos, tal vez tratando de asimilar lo que había hecho.
El alfa se sentó, aún con la sensación de los labios ajenos en su mejilla.
Pasó su mano por donde fue besado, todo bajo la mirada intensa del omega.
-¿Qu-qué fue eso?
Es lo único que pudo preguntar, pues los nervios lo invadían. Sentía el palpitar de su corazón acelerado, e imaginaba que se debía encontrar igual o más sonrojado que el menor.
-Y-yo...
El omega iba a empezar a explicarse, cuando un toque en la puerta los interrumpió.
El horror inundó los ojos del castaño, dejando en segundo plano el beso y la incómoda situación que habían pasado.
El peligris sintió el miedo ajeno, y se levantó rápidamente, haciendo ademán de que se asomara a ver quién era.
Afortunadamente para ambos, debido a la vergüenza a la que se expuso el omega, su olor opacaba el del alfa.
Vante, quién se trataba de relajar, se asomó levemente, asustando a Yoongi cuando saltó hacia atrás, como queriendo escapar.
-¿Estás bien? ¿Vante? - susurró, en busca de respuestas, pero el omega solo negaba con la cabeza, empezando a caminar de un lado a otro.
-N-no te pueden ver aquí.
Fue lo que obtuvo del contrario, y fue cuando recordó una de sus condiciones.
No decir que eran destinados.
Supuso que eran personas cercanas al menor, razón por la cual no quería mentirles, y es que era difícil justificar la situación en la que se encontraban sin que se malinterpretara.
Yoongi observó el lugar, los cojines seguían en el suelo, su bolso estaba en el otro sofá junto a su abrigo, sus ropas estaban arrugadas debido a la siesta que tuvo y tanto su rostro como el del omega brillaban por la vergüenza y el susto que estaban viviendo en ese momento.
Todo eso, sumándose el olor tan fuerte del omega, así como su tenue aroma. Tenían todo en contra y nada a favor.
Sintieron los toques nuevamente en la puerta, y la ansiedad los invadía poco a poco.
-¿Hyung? ¿Está ahí?
Escucharon murmullos a través de la puerta, pero ninguno tenía ninguna idea, rogando en su interior que se rindieran y se fueran.
Cuando el silencio duró un poco más, Yoongi se atrevió a preguntar.
-¿Ya se fueron?
Habló tan bajo como pudo, recibiendo del omega un gesto que le indicaba que esperara.
Observó al castaño asomarse nuevamente, y cuando éste iba a hablar, un teléfono empezó a vibrar.
Ambos se vieron con un temor inigualable y se fueron a revisar sus celulares.
Yoongi encontró el suyo, lo tenía en silencio, así que volteó a ver al omega quién se encargaba de apagar el suyo.
-Hay que irnos.
Fue lo último que escuchó del de lentes antes de que éste agarrara un abrigo, se colocara unas botas y se dirigiera a su habitación.
Cuando iba a preguntar, vio que se asomaba desde su cuarto.
-Trae tus cosas, nos vamos, ya.
Yoongi obedeció, sin saber cómo harían para irse considerando que estaban en un tercer piso, pero él no era nadie para debatirle al castaño.
Entró a la habitación de Vante, encontrándose con el menor intentando salir por su ventana.
-¿Te quieres matar?
-Quiero escapar, vamos.
El omega bajó, asustando al alfa. Ni había terminado de unir su vida a la de su destinado y ya se suicidaba.
Corrió hacia la ventana, llenándose de alivio al ver que Vante se sostenía de una enredadera que tenía la pared.
Agradeció mentalmente a la naturaleza y observó cómo el omega bajaba con extremo cuidado. Se resignó y empezó a bajar también, copiando sus acciones.
Nadie le había advertido que tener un destinado no sería precisamente fácil, y se encontraba descubriéndolo de una extraña manera.
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Tarde pero seguro, buenas noches, espero les gusteee.
Besitos ♡
Editado 03/08/24
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Conocidos •YoonTae•
Hayran KurguA veces el destino podía ser injusto y cruel, juntándote con personas que pueden alegrar tu vida tanto como arruinarla. Ellos no podían terminar de aceptar que el mundo decidiera juntarlos en los peores momentos de su vida. Estaban destinados a esta...