DE COMPRAS

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Nos separamos y nos miramos con los ojos abiertos como platos, le aparté al otro lado de la cama y me puse la camiseta, baje antes de que me pudiesen ver salir de su habitación. Mientras Klaus fue a recoger el cadáver y la sangre.

Elijah: Hola pequeña, ¿Cómo ha ido?

Rebekah: Hola guapa.

t/n: Hola, bien, ha ido bien. Llegáis antes ¿no? -intenté fingir tranquilidad-

Elijah: Si, Rebekah se a empeñado en ir de compras hoy.

Klaus: Mi hermana siempre tan impaciente. -dijo haciendo presencia-

Me quedé mirando a Klaus, pero él ni siquiera se molestaba en mirarme. Fingía muy bien que no había pasado nada, ¿o tal vez solo era un juego para divertirse?

Rebekah: Eres un idiota Nik. ¿Quieres venir de compras conmigo? -me preguntó- Así podríamos conocernos un poco mas.

t/n: Claro. -acepté encantada-

Necesitaba un rato alejada de Klaus para olvidar lo que acababa de pasar, por lo menos unas horas ¿y que mejor manera que ir de compras?

Las dos salimos de casa y nos dirigimos al centro donde estaban todas las tiendas.

Rebekah: Así que llevas 145 años viviendo con Elijah. -dijo con un tono algo extraño-

t/n: Si, ¿por qué?

Rebekah: ¿Y nunca os habéis acostado? -preguntó tan normal-

t/n: ¡Rebekah! -le miré con los ojos como platos y me reí-

Rebekah: ¿Qué?

t/n: ¿Cómo puedes hacer esa pregunta con tanta tranquilidad?

Rebekah: Es una pregunta normal t/n. -se rio-

t/n: No, nunca nos hemos acostado. -dije dándome por vencida-

Rebekah: ¿Y que hay de Klaus?

t/n: ¿Qué pasa con él? -dije un tanto nerviosa-

Rebekah: No te has acostado con Elijah, pero ¿y con Klaus?

t/n: No, tampoco.

Rebekah: Me sorprende que no hayas caído en la nobleza de Elijah ni en el encanto de Klaus.

Me limité a reír y cambié de tema rápidamente, después de lo que había pasado no hacía ni una hora, era la última persona de la que quería hablar. Pasamos por todas las tiendas de ropa que había en el centro hasta que se hizo de noche.

Llegamos a casa, y al entrar vimos a Elijah y a Klaus, todo lo que Rebekah había conseguido apartar de mi mente volvió a aparecer al verle. Necesitaba contárselo todo a Elijah pero no sabía como hacerlo, no quería que se enfadase conmigo. Tal vez no lo haría y solo eran paranoias mías, pero no, no podía, no quería arriesgarme.

Elijah: ¿Qué tal la tarde?

Rebekah: ¡Genial! -dijo con entusiasmo-

t/n: Si, ha sido estupenda. Tienes una hermana maravillosa. -dije sonriendo a Rebekah-

LA OTRA SALVATOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora