HOY ES EL GRAN DÍA

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A la mañana siguiente me desperté a medio día ya que nos quedamos despiertas hasta tarde. Me di la vuelta para ver si Bekah estaba conmigo o ya se había despertado, y por extraño que parezca ya que duerme muchísimo mas que yo, ella no estaba allí.

Fui a mi habitación para ponerme algo de ropa y bajé a desayunar, en la cocina estaban todos hablando como si nada pasase.

Elijah: Buenos días pequeña. -dijo para después darme un beso-

Klaus y Rebekah: Buenos días.

t/n: Buenos días chicos.

Elijah: Hoy es el gran día.

t/n: Lo sé, estoy muy nerviosa. No se que ponerme, no se como actuar... -estaba tan alterada que apenas cogía aire para seguir hablando-

Elijah: Cálmate, todo va a ir bien.

t/n: ¿Tu crees?

Elijah: No lo creo, lo sé.

t/n: Gracias. -dije dándole un abrazo- Pero me da miedo ir, ¿Y si Damon sigue sin reconocerme?

Rebekah: Iré contigo.

t/n: ¿Harías eso por mi?

Rebekah: ¿Ir a conocer a tus hermanos y a su novia? Claro, si, sería por ti. -los cuatro nos reímos-

t/n: Eres idiota, pero me harías un favor.

Rebekah: Pues no se diga mas. -dijo con una gran sonrisa-

Klaus: Yo también quiero ir.

Rebekah: ¿Para molestar? No gracias.

Klaus: No hay peor molestia que tu Rebekah. Pues ya que no me dejáis ir, ¿Qué vamos a hacer hermano?

Agaché la cabeza al escuchar eso, Klaus queriendo hacer cosas con Elijah, y él queriendo matarle, era tan irónico y triste. No vi a Bekah pero probablemente sintió lo mismo que sentí yo al escuchar esa pregunta.

No quería saber como continuaba la conversación por lo que le dije a Bekah de ir a mirar que conjunto ponernos, ella aceptó encantada, tampoco quería seguir escuchando esa conversación.

Rebekah: Pensé que nunca lo diría, pero ahora mismo odio a Elijah. -se notaba en su cara un sentimiento de enfado, y no la culpaba por ello-

t/n: Olvídate de tus hermanos y piensa en mi, no se qué ponerme. -dije alterada-

Rebekah: t/n, relájate.

t/n: No puedo Bekah, necesito que sea una noche perfecta.

Rebekah: Y lo será, te lo prometo. -dijo acercándose a mi para darme un abrazo, el cual acepté aliviada-

t/n: Gracias.

Rebekah: Y ahora siéntate en la cama, yo voy a asaltar tu armario. -las dos nos reímos e hicimos exactamente lo que dijo-

Literalmente asaltó mi armario, solo dejó en él la ropa de invierno y un par de camisetas, las cuales iba a tirar en cuanto me pusiese a ordenar. Me dio a escoger entre un vestido azul de tubo que me llegaba hasta las rodillas, de tirantes, con la parte de la pierna derecha partido en dos partes. La segunda opción era uno rojo, ajustado del pecho pero des de la cintura hasta los tobillos caía con algo de transparencia. Y por ultimo un vestido blanco corto de vuelo, no tenía mangas y apenas era escotado pero si era ajustado del pecho.

LA OTRA SALVATOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora