Llevaba dos semanas quedando con Jimin en mi casa, los viernes por las tardes, para estudiar juntos. Su hora de llegada son las siete, se queda a cenar conmigo y con mis padres y después se marcha en su moto o en su coche, según le dé.
No hacía mucho tiempo que le esperaba. Si Park no se adelantaba, se atrasaba cinco minutos, pero siempre se mantenía en ese margen.
Saqué los libros y los coloqué en el escritorio. Al estar entrando en el invierno, toda la calle estaba a oscuras prácticamente. Decido bajar la persiana y encender la luz de mesa para iluminar y dar ambiente de estudio. Luego escucho el timbre de la puerta, al que no tengo que atender porque mi madre se encuentra en el piso de abajo. La oigo husmear en la vida de Jimin cuando le abre la puerta y después pasos en las escaleras.
— ¡Ya pasé los apuntes a limpio! — orgulloso de haber hecho el trabajo que llevaba días evitando, entra en la habitación.
— Por fin —grito al cielo—. Déjamelos.
Su sonrisa se borra y baja los brazos decepcionado. Yo también estaría cansada de tener que prestar mis apuntes cada dos por tres, pero en mi defensa diré que lo hago para comprobar que tengo todo lo importante en los míos.
Abandona su mochila encima de mi cama y saca los libros después de tirarse él también sobre ella. Yo me acomodo en la silla de mi escritorio y comienzo a buscar la página por la que nos quedamos la última vez.
— Encontré las tablas que dijo el profesor. Están en las últimas páginas del libro pero en el documento que mandó están mas completas.
Hace una mueca, confirmando que no sabía eso y pasa las hojas con prisa para comprobarlo. Hace una cara de comprensión y luego saca sus apuntes y me los tiende.
— ¿Quieres que te pregunte yo a ti primero? — ofrezco. Alcanzo un lapicero, lo dejo encima de los papeles y me hago una coleta.
— Pensé que esta semana te preguntaba yo a tí. ¿No has estudiado aún? Vas a perder el curso — dime algo que no sepa.
— Estudio por las tardes, pero sabes que soy más productiva por las noches y gracias a él, no puedo — gesticulo en el aire quejándome.
— Él también puede escucharte cantar. ¿Y si te comunicas con él por canciones? — una buena idea que resultó ineficaz.
— Ya lo probé. Parece que el chico no pilla las indirectas o simplemente, pasa de mí — explico.
— Tal vez solo tú puedas escucharlo. Cantas fatal — se burla y se ríe.
— Muy gracioso —giro con ayuda de mis pies en la silla con ruedas—. ¿Qué voy a hacer? Esto va para largo.
— Por lo menos te tocó alguien que canta bien. Tu lo dijiste — indiferente, levanta los brazos.
— Si. Tiene una voz preciosa, pero si lo único que hace es molestarme, no quiero escucharla —frunzo el ceño—. ¿Tu no escuchas a nadie?
— No todos podemos. Ya lo sabes.
Respiré ondo y me deje caer un poco en la silla.
— ¿Por qué tenía que ser yo de todos los millones de personas del mundo?
Jimin se encogió de hombros y apagó su móvil del todo, dejándolo sobre mi mesilla de noche.
— Serás especial — argumentó satíricamente.
Dió dos palmadas, suficiente como para entender que se acabó nuestra pequeña conversación y que empezaríamos a estudiar. Acepté que me hiciese preguntas cortas y fáciles, aunque francamente, fue malvado y me hizo la mayoría con trampa. Cuando yo tuve mi turno, me vengué. Fue divertido, la verdad. Desde las ocho hasta las nueve estudiamos individualmente, pero no podía concentrarme. Se aproximaba la hora en la que me iba a volver completamente loca.
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𝘐 𝘉𝘦𝘨 𝘠𝘰𝘶 𝘚𝘪𝘯𝘨 +¹⁸ «𝐉𝐞𝐨𝐧 𝐉𝐮𝐧𝐠𝐤𝐨𝐨𝐤»
Fanfiction» Historia basada en los POV's de TIKTOK: Donde Jungkook puede escuchar cantar a su alma gemela, y viceversa. «𝗟𝗮 𝗺𝘂𝘀𝗶𝗰𝗮 𝗲𝘀 𝗮𝗺𝗼𝗿 𝗯𝘂𝘀𝗰𝗮𝗻𝗱𝗼 𝗽𝗮𝗹𝗮𝗯𝗿𝗮𝘀 - 𝗟𝗮𝘄𝗿𝗲𝗻𝗰𝗲 𝗗𝘂𝗿𝗿𝗲𝗹𝗹» • Somos como el aceite y el agua...