Largos caminos de miseria y sufrimiento. Sin embargo, aunque todos hubieran sido claros, tal vez no habría diferencia. Si los dioses no lo hubieran querido, jamás nos habrían reunido. ¿Acaso los dioses gozan con ver nuestra angustia al borde del abismo? Comienzo a pensar que son deidades perversas, si es que en realidad existen. Tal vez ellos sólo son el pretexto perfecto para justificar mi enfermiza dependencia a ti. Los sentimientos que causas son tan contrarios, que no puedo encontrar un punto medio, y de pronto mi corazón y mente se encuentran suspendidos en ese gran abismo de la desesperación. Desearía asesinarte, y así probar que siempre me perteneciste, pero después la vida sería amarga, porque sabría que no hay lugar en el mundo, en el que puedas exhalar, y que, por medio del viento, tu existencia llegue a mí. Entonces moriré. Te odio por todo el daño que lograste causarme, y a pesar de todo el amor irracional que siento por ti, jamás seré libre hasta hacerte pagar por ello.