33

99 5 0
                                    

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por la mañana Ivar despierta a causa de sentir leves caricias sobre su pecho desnudo

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Por la mañana Ivar despierta a causa de sentir leves caricias sobre su pecho desnudo. Esos dedos blancos han estado acariciando esa piel.

Apenas el chico puede ser totalmente consciente de lo que ocurre ahí, busca el rostro de esa mujer, quien le sonríe de una forma tan tierna y pacífica, que Ivar no duda en sonreír de la misma forma.

Él se acerca a ella para besar esa sonrisa de una forma amorosa y con cuidado, ella acepta el contacto. Nadie de los dos sabe si las cosas seguirán cómo lo están ahora, pero no les interesa saberlo.

—Buen día —menciona ella. Toda esa escena hace olvidar a Ivar que se encuentra en las lejanas tierras de Rus, sólo le interesa el calor que el cuerpo desnudo de Frida, unido al suyo, le provoca.

—Buen día —por la noche, Ivar creyó que esa chica huiría de su habitación, que ella tendría miedo de ser descubierta por haber pasado la noche con él, pero ahora parece que ese no es el mayor de sus males.

En realidad a Frida ya no le interesa ser descubierta por Oleg, si ese príncipe va a darle muerte, está bien por ella, ya ni siquiera le preocupa. Sólo se siente bendecida por volver a estar en los brazos de Ivar, sin un gramo de odio contra él, sientiendo el mismo amor que tanto le profesaba antes de que todo cambiara.

—Me alegra que estés aquí —interpela Ivar, haciendo que esa chica lo vea a los ojos.

—¿Creíste que me iría? —cuestiona ella, moviéndose de su lugar para ponerse cómoda y verlo mejor.

—Lo tenía claro —ella sólo sonríe con compasión—. Gracias.

Ivar agradece por lo vivido la noche anterior, por mostrarse tan complaciente y amorosa con él, por hacerlo sentir mejor dentro de toda su miseria, por darle una razón más para sentir que vale la pena vivir la vida, por pausar unos instantes su sufrimiento.

La chica enseguida se mueve para dar un beso rápido en esos labios, y enseguida buscar su vestido entre la cama y el suelo, mientras Ivar la observa.

—¿Te vas? —cuestiona él, sentándose y apoyando su espalda contra ese respaldo de la cama.

FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora