FRIDA [Parte II] (Ivar The Boneless)

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Ese chico jamás podría negarse al contacto de la única mujer a quien ha amado.

Las manos de la chica se aferran a la tela que cubre ese pecho, y con cuidado comienza a moverse, sintiendo esa erección que ha crecido dentro de esas prendas. Ivar se siente en un sueño. Sólo percibe las manos de Frida buscando las suyas para ponerlas sobre su cuerpo, pidiéndole que la acaricie. Ivar no podría negarse a tal petición. Pero entonces Frida se cansa de besarlo, por lo que se separa de esos labios, pero no de él. Se mantiene ahí, intentando recuperar el aroma de Ivar, esa extraña fragancia varonil que sólo ese chico emana, y que ella extrañaba demasiado.  

Ivar aparta sus manos de ese cuerpo, sólo para llevarlas al rostro de la chica para separarlo de él y poder verla a los ojos, ella cede con facilidad. Él realmente está furioso y justo cuando va a hablar, nota algo en el cuello de esa chica, acercándola a la luz. 

—Eso no lo tenías esta tarde —esas marcas moradas y obscuras en el cuello de Frida, Ivar sabe que Oleg la ha lastimado. De nuevo tiene el mismo comportamiento que todos los demás hombres han tenido con ella: marcan su cuerpo cómo si se tratara de un objeto al que más tarde pueden reclamar como su propiedad. Frida derrama lágrimas asintiendo.

—Te juro que lo asesinaré —habla él de nuevo, tratando de soportar la rabia que siente. Sin embargo, este sentimiento se desborda a través de sus ojos y ella es capaz de captarlo, por lo que Frida desvía la mirada, refugiándose en el cuello de ese chico.